La inteligencia artificial podría permitir diagnósticos y tratamientos más precisos y eficaces en el ámbito del dolor crónico
Mediante la inteligencia artificial se puede determinar la intensidad del dolor a través de gestos faciales, con una precisión del 95%, en personas con alzhéimer, autismo o en los niños
La inteligencia artificial (IA) podría establecer qué pacientes van a responder a un tratamiento farmacológico o no farmacológico de una manera más exacta, lo que redundaría en un tratamiento más eficaz y preciso. Así se puso de manifiesto en el webinar ‘Inteligencia Artificial en la práctica clínica: ¿una opción en dolor crónico?’, organizado recientemente por Grünenthal Pharma y Tonic App, con el objetivo de acercar la IA a los profesionales sanitarios que trabajan en el abordaje del dolor y que conozcan su capacidad para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de los pacientes, así como su integración ética y racional en su práctica clínica.
Estudios recientes reflejan que la principal preocupación de los médicos, en relación al uso de la inteligencia artificial, es la deshumanización de la profesión, como lo manifiesta un 40% de los profesionales, seguida por la falta de regulación (35%) y la precisión de las respuestas obtenidas (15%). “Se observa una tendencia inversa entre la adopción de la IA generativa y el conocimiento que tienen los médicos sobre esta tecnología: aquellos que la adoptan más, conocen menos al respecto”, apunta Daniela Seixas, CEO de Tonic App, quien incide en la importancia de realizar webinars como este para poner al alcance de los expertos nuevas vías como la IA. En España los profesionales médicos entre los 25 y 35 años y los mayores de 65 años son los que más emplean la inteligencia artificial, según esta compañía. Además, dos tercios de los 15.000 facultativos que han empezado a utilizarla son hombres.
El Dr. Josué Fernández Carnero, profesor titular de Universidad y director del Departamento de Fisioterapia, Terapia Ocupacional, Rehabilitación y Medicina Física en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), ha abordado en este seminario web las principales líneas de trabajo actuales de aplicación de la inteligencia artificial en el tratamiento del dolor. La IA podría aportar grandes beneficios en el abordaje de las personas con migraña, ya que permite pronosticar cuándo se van a ver afectadas por un nuevo episodio y establecer un tratamiento con antelación.
La telerrehabilitación es otra de las aplicaciones útiles de la IA en el abordaje del dolor. Esta tecnología permite analizar el movimiento para controlar que el paciente realiza los ejercicios de rehabilitación correctamente. Asimismo, el Dr. Fernández Carnero ha destacado que la IA permite determinar la intensidad del dolor a través de gestos faciales, con una precisión del 95%, en pacientes con alzhéimer, autismo o en los niños. Otros ámbitos en los que también se han producido grandes avances en la aplicación de la IA son el dolor neuropático y lumbar.
Algunos avances en la práctica clínica gracias a la IA son el análisis y el procesamiento avanzado de datos, la síntesis de modelos predictivos en investigación clínica y la optimización de procesos, especialmente relevante en la industria farmacéutica. A nivel clínico, existen algunos algoritmos que han permitido la automatización de tareas repetitivas, con tasas de éxito similares a las que consiguen los propios especialistas sanitarios.
Integración ética y racional de la IA en la práctica clínica
Por su parte, el Dr. Pablo Menéndez Fernández-Miranda, médico radiólogo del Servicio de Radiodiagnóstico del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, ha señalado que los profesionales sanitarios se enfrentan al reto de adquirir nuevos conocimientos y competencias alejados a priori de los propiamente médicos, con el fin de lograr un empleo racional de las nuevas herramientas. Por ello, el Dr. Menéndez indica que los desarrolladores de la IA, aplicada a la medicina, y los profesionales de la salud tienen que afrontar el desafío de lograr una integración ética y racional de la inteligencia artificial en la práctica clínica: “los dilemas éticos derivados de la participación de sistemas no humanos en el proceso asistencial de los pacientes plantean un nuevo escenario con preguntas a las que la filosofía de la moral no se ha enfrentado anteriormente”.