Los residentes de Hematología se enfrentan al reto de abarcar la complejidad actual de su especialidad en solo cuatro años
Los MIR de Hematología señalan que el periodo de residencia no es suficiente para integrar toda la innovación de las diferentes áreas que la componen como, por ejemplo, las técnicas diagnósticas, cada vez más complejas
El Grupo de Jóvenes Hematólogos de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH Joven) ha celebrado en Madrid la novena edición de su Curso de Inmersión en la Hematología, que este año ha estado coordinado por Alba Puyuelo Benito, del Hospital Universitario Vall d’Hebron (Barcelona), María Civeira Marín, del Hospital Universitario Royo Villanova (Zaragoza), y Salvador Payán Pernía, del Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla). Este curso está destinado a los residentes que van a comenzar su segundo año de formación, ya que es entonces cuando la mayoría empieza las guardias y las rotaciones propias de la especialidad, y el curso pretende transmitirles unas nociones básicas y generales que les faciliten este tránsito.
Ponencias para los residentes de Hematología
Esta edición, que ha sido la que ha contado con un mayor número de participantes hasta la fecha (casi 150), ha tenido varias novedades. Además de las habituales ponencias por parte de hematólogos jóvenes a los residentes, se han llevado a cabo unos talleres prácticos donde se han discutido casos clínicos. Por primera vez, los participantes recibieron formación sobre el currículum vitae normalizado, un formato electrónico específico gestionado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECyT) y, actualmente, el más solicitado en convocatorias de investigación. También se ha introducido una formación sobre los gestores de referencias bibliográficas, una herramienta fundamental para organizar la bibliografía cada vez más abundante que necesitan manejar los residentes.
El curso ha abordado específicamente algunos de los principales retos que enfrentan los nuevos hematólogos. «Las técnicas diagnósticas se han vuelto tan complejas que la residencia se queda corta y necesitamos aprender cómo integrar tanta información», comenta María Civeira.
«Asimismo, aunque las expectativas de vida de los pacientes hematológicos se han multiplicado, seguimos enfrentándonos al final de la vida y, sin embargo, la mayoría de los residentes carece de una formación específica en cuidados paliativos o transmisión de malas noticias», asegura Salvador Payán en relación con una de las ponencias.
Por otro lado, en la mesa dedicada a las guardias, Alba Puyuelo ha recordado: «Hemos introducido unas nociones básicas sobre ensayos clínicos, porque puede pasar que, estando de guardia, te avisen de que el paciente está en un ensayo clínico y debes consultar el protocolo».
Terapia génica made in Spain para la anemia de Fanconi
A cargo de Josune Zubicaray Salegui, hematóloga del Hospital Universitario del Niño Jesús (Madrid), corrió la llamada «lección motivacional», con la que los coordinadores quisieron inspirar a la futura generación de hematólogos. Josune Zubicaray presentó los resultados de más de 25 años de una investigación made in Spain, que han culminado en el desarrollo de una terapia génica que ha curado ya el fallo medular en varios niños con anemia de Fanconi. La médula de las personas con esta enfermedad hereditaria es incapaz de corregir errores genéticos que surgen de forma normal, de modo que acaba fallando y se deja de producir sangre.
Sin embargo, se observó que en algunos casos esto no ocurría y el defecto medular se corregía solo. El análisis de estos casos sentó las bases para el desarrollo de la terapia génica. Las células madre de la médula del paciente son extraídas y modificadas en el laboratorio, para posteriormente ser infundidas de nuevo al paciente, donde se deja que solas repueblen la médula y produzcan sangre sana. Los resultados en los primeros pacientes han sido publicados recientemente en la revista The Lancet, con la doctora Zubicaray como segunda autora.