Philips Healthcare
La chispa holandesa que ilumina la medicina
En medio del auge industrial europeo, en Eindhoven, mayo de 1891, un joven ingeniero, Gerard Philips, junto a su padre Frederik, fundaba una empresa dedicada a fabricar bombillas eléctricas. Sin saberlo, lanzaban los primeros inicios de lo que décadas después se convertiría en un referente global en tecnología sanitaria.
Así pues, desde sus primeros experimentos con iluminación, Philips optó por derivar hacia el ámbito de la salud durante la Primera Guerra Mundial, con la fabricación de tubos de rayos X. Aquellos dispositivos pioneros marcaron los inicios de una trayectoria que transformaría el diagnóstico médico. Por tanto, con el tiempo, esa especialización fue creciendo hasta convertirse en una de las divisiones más potentes de la compañía: Philips Healthcare.
De Eindhoven al mundo con Philips Healthcare
A lo largo del siglo XX, Philips consolidó su expansión internacional y se adentró en distintos sectores tecnológicos. Uno de sus mayores aciertos fue su apuesta decidida por el ámbito sanitario, con adquisiciones clave como la de la empresa estadounidense Respironics en 2007, que supuso un gran avance en su oferta de soluciones respiratorias y del sueño.
Hoy, Philips Healthcare estructura su actividad en cuatro grandes áreas: diagnóstico por imagen, terapia guiada por imagen, monitorización de pacientes e informática clínica. Además, incluye soluciones en cuidados respiratorios, tecnología de telemedicina y dispositivos para la atención domiciliaria.
Por ello, en los hospitales de medio mundo es habitual encontrar los equipos de imagen médica de Philips. Se pueden encontrar desde sistemas de tomografía computarizada y resonancia magnética hasta plataformas de ecografía con inteligencia artificial, pasando por soluciones de medicina nuclear. Es decir, la compañía lidera muchas de las innovaciones que permiten a los profesionales diagnosticar más rápido y con mayor precisión.
Así mismo, destaca en el desarrollo de plataformas para intervenciones mínimamente invasivas, como su línea Azurion, que combina imagen de alta resolución en tiempo real con herramientas de navegación clínica. En el ámbito de la monitorización, Philips ofrece sistemas avanzados para UCI, quirófanos y hospitalización general, así como soluciones de conectividad que permiten integrar los datos de los pacientes en plataformas centralizadas.
Fuera del entorno hospitalario, la empresa ha ganado relevancia con dispositivos como los equipos CPAP y BiPAP para tratar la apnea del sueño, concentradores de oxígeno portátiles y otras soluciones orientadas al autocuidado y la atención remota.
Innovación impulsada por IA y sostenibilidad
Philips dedica cerca del 9% de sus ingresos anuales a I+D, con especial foco en inteligencia artificial, automatización clínica y digitalización. Igualmente, cuenta con cinco grandes centros de innovación repartidos por el mundo y más de 57.000 patentes registradas. Su apuesta por la innovación le ha permitido estar durante más de una década en el Top 100 Global Innovators, el ranking de las compañías más innovadoras del mundo.
Pero la innovación no se limita a lo técnico. En los últimos años, la compañía ha reforzado su compromiso con la sostenibilidad. Desde 2020 es neutral en carbono en sus operaciones propias y ha establecido objetivos ambiciosos en materia de economía circular. Entre ellos, lograr que al menos el 25% de sus ingresos en 2025 provengan de soluciones diseñadas bajo principios de reutilización y reciclabilidad.
Futuro basado en una salud conectada, eficiente e inclusiva
La visión actual de Philips Healthcare se alinea con un modelo de salud conectado, sostenible y centrado en el paciente. Sus soluciones combinan hardware, software e inteligencia artificial para facilitar decisiones clínicas, mejorar la eficiencia operativa de los hospitales y acercar la atención sanitaria a los hogares. También ha desarrollado modelos de negocio basados en suscripción o servicio, facilitando el acceso a tecnología avanzada sin grandes inversiones iniciales.
La compañía se ha propuesto mejorar la vida de 2.500 millones de personas al año para 2030, incluyendo 400 millones que viven en comunidades con difícil acceso a la sanidad. Este ambicioso objetivo refuerza su papel como actor global, no solo en el ámbito tecnológico, sino también con respecto al compromiso social y medioambiental.