Qué hacer si un niño se atraganta
El atragantamiento es una de las situaciones de emergencia más aterradoras para cualquier padre o cuidador de niños
Cuando un niño se atraganta, el pánico puede tomar el control en esos momentos, por lo que es esencial mantener la calma y actuar con rapidez para ayudarle. Saber qué hacer cuando un niño se atraganta no solo puede aliviar la tensión, sino que también puede ser la diferencia entre un susto y una tragedia.
Los niños pequeños, especialmente aquellos menores de 4 años son más propensos a atragantarse por su tendencia a explorar todo con la boca. Los alimentos, juguetes y otros objetos pequeños son fáciles de ingerir accidentalmente, lo que puede bloquear las vías respiratorias. El riesgo es mayor cuando los niños no tienen la habilidad suficiente para masticar bien los alimentos, especialmente aquellos más duros o difíciles de tragar.
El atragantamiento se da cuando un trozo de comida o un juguete, bloquea las vías respiratorias. Si el niño puede toser, las vías respiratorias no están completamente obstruidas, lo que le permite seguir intentando expulsar el objeto. Sin embargo, si no puede respirar, toser ni hablar, es crucial actuar de inmediato.
Cómo identificar un atragantamiento y qué hacer
Aunque el atragantamiento no siempre es inmediato y puede tomar unos segundos antes de que el niño muestre signos claros, hay varias señales que pueden alertarnos. Si el niño está tosiendo, pero la tos es débil o ineficaz, las vías respiratorias están parcialmente bloqueadas. En este caso, alentarlo a seguir tosiendo puede ayudar a que el objeto salga.
Si el niño no puede toser, respirar, ni emitir sonidos, eso indica una obstrucción total. En este caso, la acción inmediata es esencial. El niño podría empezar a ponerse pálido o morado, y en los casos más graves, perder el conocimiento. Es importante no dudar: si hay cualquier sospecha de que las vías respiratorias están bloqueadas, se debe intervenir rápidamente.
Cuando un niño se atraganta, el primer paso es mantener la calma. Si el niño está consciente y tosiendo, no interrumpas este proceso, ya que la tos es un mecanismo natural para expulsar el objeto. Si la tos no es efectiva o el niño no puede respirar, es crucial actuar rápidamente y llamar al número de emergencias para alertar a los profesionales.
La forma de proceder varía según la edad del niño. En bebés menores de un año, la maniobra de Heimlich no es adecuada debido a su tamaño y vulnerabilidad. Por ello, hay que seguir una serie de pasos específicos. Primero, hay que colocar al bebé boca abajo sobre el antebrazo, asegurándonos de que la cabeza quede más baja que el torso. Con la palma de la mano, golpear suavemente entre los omóplatos del bebé hasta que el objeto se expulse. Si esto no funciona, hay que girar al bebé y realizar compresiones torácicas en su pecho con dos dedos. Estas maniobras deben repetirse hasta que el objeto salga o llegue la ayuda médica.
Para niños mayores de un año, las maniobras de Heimlich son las más efectivas. En estos casos, primero inclina al niño hacia adelante y dale entre 5 y 6 golpes firmes en la espalda, en la parte media, entre los omóplatos. Si el objeto sigue sin salir, realiza compresiones abdominales. Coloca tus manos en el abdomen del niño, justo por encima del ombligo, y haz compresiones rápidas hacia arriba y hacia adentro. Repite estos pasos hasta que el objeto salga o hasta que llegue ayuda.
Si el niño pierde la conciencia y deja de respirar, es necesario iniciar la reanimación cardiopulmonar (RCP). Esta en niños varía según la edad, por lo que es fundamental estar capacitado para realizarla de manera adecuada. Si no se tiene formación en RCP, el operador de emergencias te guiará en el proceso mientras esperas la llegada de los profesionales sanitarios.
Prevención
Aunque los accidentes pueden ocurrir en cualquier momento, hay varias medidas preventivas que pueden ayudar a reducir los riesgos de atragantamiento. La supervisión constante es esencial. Los niños, especialmente los más pequeños, deben estar siempre vigilados mientras comen o juegan con objetos pequeños que podrían tragarse accidentalmente.
Es importante asegurarse de que los alimentos que se les dan sean apropiados para su edad. Los trozos de comida deben ser lo suficientemente pequeños como para que el niño pueda masticarlos con facilidad. Algunos alimentos, como las uvas, los frutos secos o los caramelos duros, representan un peligro particular y deberían evitarse en niños menores de 4 años. Además, enseñar a los niños a comer despacio y a masticar bien los alimentos antes de tragarlos puede prevenir muchos incidentes de este tipo.
En cuanto a los juguetes, siempre verifica que sean adecuados para la edad del niño y que no tengan piezas pequeñas que puedan desprenderse y ser ingeridas. Elegir juguetes sin partes que puedan ser tragadas es una medida simple, pero efectiva, para prevenir el atragantamiento.
Al final, la clave está en saber qué hacer en el momento preciso, desde llamar a los servicios de emergencia hasta realizar los primeros auxilios correspondientes según la edad del niño. Es recomendable recibir capacitación en primeros auxilios, ya que esto no solo ayuda a prevenir tragedias, sino que también proporciona una gran tranquilidad a la hora de cuidar a los niños.