Fundación Pablo Horstmann
La Fundación Pablo Horstmann tiene numerosos proyectos para mejorar las condiciones sanitarias en diferentes regiones de África
Nacida en 2007, la Fundación Pablo Horstmann (FPH) surge como respuesta serena y operativa a una pérdida familiar que se transforma en compromiso con la infancia más vulnerable. Desde Madrid articula proyectos en África oriental con una prioridad nítida: asegurar atención sanitaria de calidad para niños y mujeres embarazadas allí donde el sistema público no llega o llega tarde. La memoria institucional y su web sitúan el origen en marzo de 2007, en memoria de Pablo, y explican el sentido de continuidad que guía a la entidad desde entonces.
Su manera de operar combina dos rasgos poco habituales: el 100% de las donaciones se destina a los proyectos y una cultura de evaluación y rendición de cuentas refrendada por la acreditación 9/9 de Fundación Lealtad. Ese sello y sus principios de buen gobierno, financiación transparente y control del impacto se hacen públicos, junto a cuentas auditadas y memorias, en su portal de transparencia. En 2024 la entidad declaró 1.438.092 € de ingresos y 1.206.380 € de gastos, con la estructura cubierta por el Patronato.
El alcance sanitario de la FPH se entiende sobre el terreno. En Lamu (Kenia) sostiene un servicio pediátrico integrado en el Hospital del Condado bajo un modelo de colaboración público-privada que ha ido desplegando triaje, consultas generales y especializadas (cardiología, neuropediatría, hematología, neonatología), áreas de emergencias, unidades de VIH, tuberculosis, malnutrición y diabetes, y una sala de ingresos con cama de críticos. Solo en 2024 se atendió a 25.440 niños, se administraron 12.107 vacunas y se diagnosticaron 28 cardiopatías congénitas durante campañas de especialización realizadas por pediatras españoles; la mortalidad en la sala de neonatos cayó del 8% al 5,5%.
Labor humanitaria por todo África
Ese mismo hospital ha estrenado en 2025 la primera UCI Pediátrica y Neonatal de la región, impulsada por la FPH, con apoyo institucional del Ministerio de Sanidad de Kenia y del condado de Lamu. La organización complementa la infraestructura con formación: ha anunciado un Máster en Pediatría gratuito para médicos locales, en colaboración con la Asociación Española de Pediatría y la Universidad Francisco de Vitoria, asegurando que la capacidad quede instalada en el sistema público.
En Nairobi, la unidad pediátrica y maternal de la Mary Immaculate Clinic (Mukuru) atiende a población de asentamientos informales donde el riesgo de cólera o fiebre tifoidea es estructural. Entre septiembre y diciembre de 2024, el equipo atendió a 4.577 pacientes (de los cuales 3.984 fueron niños y 593 mujeres embarazadas) con un coste medio por paciente de 4 euros. La intervención incluye medicación, pruebas diagnósticas, derivaciones y suplementos nutricionales cuando son necesarios.
En Webuye (Bungoma, Kenia), la FPH codirige con las Franciscan Sisters of Saint Anna un nuevo hospital materno-infantil concebido para aliviar la elevada mortalidad materna e infantil de una zona rural con serios déficits de cobertura. El centro, inaugurado en julio de 2025, dará cobertura a una población estimada de 70.000 niños y 50.000 mujeres en edad fértil, con un esquema de copago que mantiene la gratuidad para los más vulnerables y refuerza la sostenibilidad.
Fundación Pablo Horstmann, juntos por mejorar la vida de las personas
La trayectoria reciente muestra también capacidad de salida responsable: en 2024, la FPH traspasó su proyecto sociosanitario en Meki (Etiopía) al Vicariato Apostólico por razones de seguridad, después de asegurar la continuidad de servicios y la integridad de la gestión. Esa decisión, reflejada en la memoria, ilustra un objetivo operativo que recorre todos los proyectos: construir equipos locales sólidos, transferir servicios al sistema anfitrión y garantizar que lo puesto en marcha perdure sin depender de expatriados.
El organigrama responde a ese enfoque. El Patronato está presidido por la doctora Ana Sendagorta, con Peter Horstmann como vicepresidente y Esther Núñez como secretaria, y se completa con patronos de perfil clínico, jurídico, financiero y de gestión, lo que permite gobernanza técnica y diversidad de criterios. Fundación Lealtad consigna un Patronato amplio y activo, y la propia FPH publica además un equipo directivo liviano (comunicación, eventos, legal) apoyado en voluntariado: el 90% de los colaboradores en sede son voluntarios.
Los objetivos priorizan reducir mortalidad neonatal y materna, ampliar el acceso efectivo a pediatría de calidad, detectar y tratar precozmente patologías prevalentes (malnutrición aguda, VIH, tuberculosis, cardiopatías congénitas, diabetes infantil), e institucionalizar protocolos y formación continuada para que la mejora no sea efímera. En Lamu, por ejemplo, además de las consultas especializadas y los ingresos pediátricos, la Fundación financia fondos sociales que cubren transporte, pruebas y tratamientos de quienes no pueden pagar, una palanca concreta para que el «derecho a la salud» sea realizable.
Campañas por la solidaridad
Las campañas y actos de la FPH combinan intervención clínica y movilización social. En 2024 se desarrollaron campañas de cardiología y neuropediatría en escuelas y en hospital; se instalaron nuevas unidades en el servicio de Lamu; y se programaron seminarios en Mukuru mientras se preparaba el envío estable de pediatras. Por otro lado, en España, la recaudación se apalancó en eventos como la Liga de Canasta 5***** en Solidaridad, el XV Torneo de Pádel, la Carrera Familiar Solidaria de Alcobendas o un brunch solidario, integrando a donantes y socios en una comunidad que financia directamente la actividad asistencial. En 2025, además, la entidad ha inaugurado el hospital de Webuye, ha lanzado Becas Esperanza para reducir el abandono escolar de niñas y ha abierto la UCI pediátrica y neonatal de Lamu.
El retrato que emerge es el de una ONG pequeña en estructura, rigurosa en gobierno y ambiciosa en resultados clínicos. Su apuesta por integrar servicios en hospitales públicos, formar a los equipos locales y blindar el acceso de los más pobres con fondos sociales y copagos modulados, dibuja un modelo sanitario exigente y, al mismo tiempo, realista en contextos de alta vulnerabilidad. A la vista de sus memorias y de los hitos de 2024-2025, la FPH no se limita a «llevar médicos»: instala servicios, crea capacidades y deja capacidad instalada, que es la manera más seria de salvar vidas a largo plazo.