El papel del enfermero en un quirófano, un pilar invisible pero esencial
Cuando pensamos en una intervención quirúrgica, la imagen que suele venirnos a la mente es la del cirujano, con bata estéril y bisturí en mano
Detrás del éxito de cada operación hay un equipo completo que trabaja de forma coordinada, y entre ellos destaca una figura fundamental: el enfermero quirúrgico. Su labor, aunque a menudo discreta para el público, resulta decisiva en cada fase del proceso quirúrgico.
El enfermero de quirófano no se limita a “pasar instrumentos”, como a veces se piensa. Su papel es mucho más amplio y complejo. Participa activamente en la planificación, preparación y ejecución de la intervención, garantizando la seguridad del paciente y el correcto desarrollo del procedimiento.
Antes de que el cirujano entre al quirófano, el profesional de enfermería ya ha realizado una importante labor de preparación, revisa el material e instrumental quirúrgico, comprueba su esterilidad, organiza la mesa quirúrgica y se asegura de que todo esté en su sitio. Asimismo, verifica la identidad del paciente, su historia clínica y las posibles alergias o condiciones especiales que puedan afectar a la intervención.
Tipos de enfermeros en el quirófano
Dentro del equipo quirúrgico existen diferentes roles de enfermería, cada uno con funciones específicas:
- Enfermero instrumentista. Trabaja directamente junto al cirujano. Es quien proporciona los instrumentos de forma precisa y anticipada, manteniendo el campo quirúrgico estéril y controlando que nada interfiera con la operación. Tiene un gran conocimiento del procedimiento por lo que muchas veces se adelanta a las necesidades del cirujano.
- Enfermero de apoyo. Se mueve fuera del campo estéril, coordinando la comunicación entre el quirófano y el exterior. Prepara el material que se necesite durante la intervención, ayuda a mantener las condiciones de seguridad y responde con rapidez ante cualquier imprevisto.
- Enfermero anestésico. Colabora con el anestesiólogo en la preparación del paciente, la monitorización durante la anestesia y los cuidados en el despertar.
Cada uno de estos roles es vital. Su actuación coordinada garantiza que el equipo quirúrgico funcione como una maquinaria perfectamente sincronizada.
El entorno quirúrgico exige un alto nivel de competencia técnica, pero también habilidades humanas muy desarrolladas. El enfermero de quirófano debe tener destreza, concentración y una gran capacidad para trabajar bajo presión. Los procedimientos pueden ser largos y complejos, y cada movimiento cuenta.
Además, la comunicación es esencial. El profesional de enfermería debe transmitir información clara y precisa, tanto al equipo quirúrgico como al resto del personal sanitario. Un error en este punto puede tener consecuencias graves.
Por otro lado, el componente emocional no es menos importante. Aunque el paciente esté dormido, detrás de cada intervención hay una historia, una familia y una vida en juego. El enfermero es, muchas veces, el último profesional que acompaña al paciente consciente antes de la anestesia, brindándole tranquilidad y confianza.
Seguridad y control
Una de las misiones principales del enfermero en el quirófano es garantizar la seguridad del paciente. Para ello, sigue rigurosos protocolos que abarcan desde la asepsia hasta la trazabilidad del material quirúrgico. Además, participa en la verificación final antes de comenzar la intervención, conocido como “checklist quirúrgico”, donde se confirma que todo está en orden, identificado y preparado.
Al finalizar la intervención, el profesional de enfermería se encarga de contabilizar los instrumentos y gasas, asegurando que nada quede dentro del campo quirúrgico. Después, asiste en el traslado del paciente a la sala de reanimación y realiza un informe detallado de los cuidados prestados.
Un trabajo en evolución constante
La enfermería quirúrgica no es un trabajo estático. Los avances tecnológicos, como la cirugía robótica, la laparoscopia o los sistemas de imagen en tiempo real han transformado el entorno del quirófano. Este profesional debe mantenerse en formación continua para adaptarse a nuevos equipos, materiales y procedimientos.
Además, su papel en la educación sanitaria y la gestión de calidad es cada vez más relevante. No solo cuidan durante la intervención, sino que también constituyen a mejorar los protocolos de seguridad y la experiencia del paciente.
Al final, este profesional es mucho más que un asistente. Se trata de un experto altamente capacitado, que combina ciencia, técnica y humanidad en un entorno donde cada segundo cuenta. Por lo tanto, detrás de cada operación exitosa, hay un profesional de enfermería que ha velado por cuidar cada detalle.

