Fundación Abracadabra
Usando la magia como vehículo, la Fundación Abracadabra lleva desde 2005 amenizando la estancia hospitalaria de múltiples pacientes
La Fundación Abracadabra de Magos Solidarios es una organización de acción social sin ánimo de lucro, nacida en 2005, que ha convertido el ilusionismo en una herramienta de acompañamiento emocional para personas en situación de especial vulnerabilidad. Desde entonces, su trabajo se ha centrado en llevar actuaciones de magia a hospitales, residencias y centros asistenciales de toda España, con la idea sencilla pero exigente de poner la ilusión al servicio del bienestar de quienes atraviesan momentos difíciles.
Los primeros pasos de la fundación muestran hasta qué punto el proyecto creció con rapidez. Apenas en su año de creación ya estaba presente en ocho hospitales y comenzaba a colaborar con centros asistenciales y festivales solidarios. Pronto llegaron iniciativas de amplia visibilidad, como su primer calendario solidario de 2006, distribuido masivamente a través de la prensa, o la primera gala Más que Magia en el Teatro Lope de Vega de Madrid. A partir de 2008 se consolidan hitos como la Semana de la Magia Solidaria, la primera escuela de magia para personas con discapacidad o un programa televisivo específicamente pensado para niños hospitalizados, lo que refleja un interés claro por integrar la magia en distintos espacios de cuidado y acompañamiento.
2010-2012: expansión
La década siguiente confirma esa expansión. En 2010 la entidad impulsa, con apoyo de la obra social de Caja España-Caja Duero, la clase de magia más grande del mundo, coordinada simultáneamente en más de un centenar de hospitales españoles con la intención de batir un récord Guinness y hacer llegar la experiencia mágica a miles de pacientes y familiares. En 2012 ya está presente en 46 hospitales y pone en marcha el primer Congreso de Magos Solidarios, que ordena y fortalece una red de voluntariado muy especializada. Con el paso de los años se incorporan proyectos como talleres en unidades de psiquiatría adolescente, programas dirigidos a niños en tratamiento oncológico o iniciativas de magia en países como Nicaragua, Kenia o Perú, lo que amplía tanto el mapa geográfico como el tipo de colectivos con los que se trabaja.
Con ese bagaje, la función principal de la fundación se articula hoy en torno a dos líneas complementarias: actuaciones periódicas y procesos formativos. En el ámbito sanitario, sus magos realizan sesiones de magia en plantas pediátricas y otras unidades hospitalarias, concebidas como «dosis de ilusión» que alivian la carga emocional asociada a la enfermedad. Según la propia entidad, cada mes acuden a más de 80 hospitales repartidos por todo el país, donde combinan espectáculos con talleres específicos en oncología infantil o salud mental, utilizando la participación del paciente como parte del efecto terapéutico.
Un alcance transversal
Fuera del hospital, las actuaciones se extienden a residencias de mayores, a centros de personas con discapacidad, a personas sin hogar o a entidades que trabajan con jóvenes en riesgo de exclusión. La magia se adapta al contexto, pero mantiene una misma lógica: crear espacios compartidos de sorpresa y risa que rompen la rutina y facilitan la relación entre usuarios, familias y profesionales. A ello se añaden proyectos de largo recorrido, como los «Espacios Mágicos» en diferentes hospitales, pequeñas zonas teatrales equipadas con material de magia que permiten que los niños no solo vean espectáculos, sino que aprendan trucos y ganen autonomía lúdica en un entorno habitualmente asociado al miedo o al dolor.
El alcance de esta actividad es considerable. La propia fundación calcula que, desde su creación, ha llegado ya a más de tres millones de beneficiarios y ha formado en técnicas básicas de magia a varios miles de «aprendices mágicos», cifras posibles gracias a una red estable de alrededor de 150 magos solidarios, entre los que se encuentran figuras muy reconocibles del panorama del ilusionismo español. Informes recientes de la entidad señalan que solo en el último curso pudieron acompañar a más de 80.000 personas en toda España, entre pacientes hospitalizados, residentes en centros de mayores y otros colectivos vulnerables, lo que da idea de la intensidad de su programación anual.
Devolver la ilusión por el día a día
En el plano estratégico, la organización se marca como propósito devolver la capacidad de ilusionarse a quienes viven situaciones de sufrimiento, aislamiento o fragilidad social: niños ingresados y sus familias, personas mayores que apenas reciben visitas, personas con discapacidad, jóvenes que se asoman a la exclusión, entre otros grupos. Su visión pasa por una sociedad más justa y solidaria en la que estos colectivos no sean solo receptores pasivos de ayuda, sino protagonistas activos de su propia historia. De ahí que sus valores institucionales de solidaridad, honradez, transparencia, justicia, compromiso y ética no se queden en una declaración formal, sino que se traduzcan en criterios muy concretos: cuidado del trato directo, rigor en la selección y acompañamiento de los voluntarios y publicación sistemática de memorias de actividades y resultados.
Detrás de esa misión hay un organigrama sencillo, pero bien definido. El máximo órgano de gobierno es un Patronato integrado por once personas de ámbitos profesionales diversos entre las que se cuentan abogados, una cantante, periodistas y, por supuesto, magos como Jorge Blass. Esta mezcla de perfiles culturales, jurídicos y artísticos aporta a la entidad un equilibrio entre sensibilidad social y solvencia en la gestión. La estructura ejecutiva, por su parte, se concentra en un pequeño equipo de gestión con dirección, administración y área técnica de proyectos, que coordina la agenda de actuaciones, la relación con hospitales y centros, la captación de fondos y la comunicación institucional. A su alrededor se articula la red de magos solidarios, socios colaboradores, empresas aliadas y voluntariado corporativo, que hace posible sostener una actividad intensa con unos costes administrativos deliberadamente contenidos.
Magia como herramienta social
Las campañas y actos que ha impulsado la fundación a lo largo de estos años ilustran muy bien su forma de entender la magia como herramienta social. Además de la mencionada «clase de magia más grande del mundo», organizada en 2010 en más de un centenar de hospitales, la entidad celebra de forma periódica la Semana de la Magia Solidaria, que en 2025 alcanza su XIII edición en el Teatro Circo Price de Madrid, coincidiendo con el 20 aniversario de la Fundación. Esta cita combina galas dirigidas específicamente a centros asistenciales con actividades abiertas al público general donde se reflexiona sobre el efecto terapéutico del ilusionismo.
A ello se suman galas benéficas en colaboración con entidades como Fundación Occident o Fundación Telefónica, jornadas en las que empleados se forman para convertirse en «magos por un día» y acompañar a los voluntarios profesionales, o la creación de espacios escénicos permanentes en hospitales como el del Hospital Clínico San Carlos de Madrid (el primero de esta clase), el Río Hortega de Valladolid o el San Pedro de Alcántara de Cáceres.
Todo ello configura una organización que ha logrado consolidar un modelo singular: utilizar un arte tradicionalmente asociado al entretenimiento para introducir alivio, humor y asombro en contextos donde predominan la preocupación y el cansancio. En lugar de limitarse a «llevar un espectáculo», la Fundación Abracadabra trabaja con el tiempo, las emociones y las relaciones que se generan alrededor de cada número, con el objetivo de que la experiencia mágica deje un rastro de confianza y energía en pacientes, familias y profesionales. Ese es, en el fondo, el hilo que conecta su historia, su estructura y sus proyectos: hacer que la magia no sea un mero truco, sino una forma de cuidado.

