¿Cuál es la mejor hora para bajar los niveles de azúcar caminando?
Un estudio revela el mejor momento del día para reducir el nivel de glucosa en sangre con una caminata
Vivimos tiempos complejos para la salud alimentaria. El teletrabajo y el sedentarismo que conlleva, en conjunto con la creciente presencia de alimentos ultraprocesados y con aditivos en los supermercados han causado que cada vez sea más costoso controlar diferentes elementos de nuestra salud como, por ejemplo, los niveles de azúcar en sangre. Sin embargo, un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de Limerick (Irlanda) y publicado en la National Librery of Medicine (NHL) norteamericana, ha demostrado no solo que llevar a cabo paseos leves mejora notablemente estos datos, sino que además existen unas horas determinadas en las que los beneficios se ven multiplicados.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores contaron con un grupo de participantes mayores de 18 años, a los que se les midió la salud cardiometabólica. A la mitad de estos participantes se les mantuvo sentados durante varias horas, mientras que la otra mitad interrumpió el sedentarismo con actividades físicas ligeras. Este segundo grupo mostró reducciones significativas de los niveles de glucosa postprandial (aquella presente en el plasma tras las comidas), mientras que el primer conjunto de participantes mantuvieron el nivel de azúcar que tenían al comenzar la prueba.
Además, los expertos responsables de este análisis han convenido que el mejor momento del día para sacar mayores beneficios es tras la comida, con un margen de hasta hora y media una vez finalizado el almuerzo. Ni siquiera es necesaria una larga caminata; con un pequeño paseo de unos diez minutos a ritmo moderado es suficiente para reducir la cantidad de azúcar en sangre. El objetivo es no mantenernos sentados mucho tiempo tras haber terminado de comer.
¿Cómo funciona esto?
La explicación detrás de esto es simple: al realizar una actividad física, el cuerpo humano emplea la glucosa en sangre como fuente energética, produciendo una reducción de azúcar en el flujo sanguíneo. Asimismo, caminar tiene un efecto psicológico, la reducción del estrés. Cuando estamos estresados liberamos una hormona llamada cortisol, que tiene como efecto el dificultar la regulación de la glucosa.
No obstante, y a pesar de los resultados obtenidos, los expertos aconsejan no limitar la actividad física diaria a estos intervalos intermitentes. Estos paseos, junto a algún otro ejercicio físico que los complemente y una alimentación más saludable asegurarían ofrecer unos resultados positivos en los análisis.