Los beneficios de hacer el piel con piel al nacer
Este momento favorece la lactancia materna y estabiliza la temperatura y la respiración del bebé
El nacimiento de un bebé es uno de los momentos más importantes tanto para la madre como para el recién nacido. En las últimas décadas, la ciencia ha demostrado que los primeros minutos después del parto son cruciales para el desarrollo físico y emocional del bebé. Una práctica que ha cobrado gran relevancia es el contacto piel con piel, que consiste en colocar al recién nacido desnudo sobre el pecho desnudo de la madre inmediatamente después del parto. Este gesto tan simple tiene beneficios profundos y duraderos.
El contacto piel con piel favorece el vínculo afectivo entre madre e hijo. Durante el parto, el bebé pasa de un ambiente cálido, húmedo y protegido dentro del útero a un entorno completamente nuevo. El contacto con la piel de la madre le ofrece una sensación de seguridad y familiaridad que reduce el estrés del nacimiento. El ritmo cardíaco, la voz y el olor de la madre le resultan reconocibles, ayudando al bebé a sentirse calmado y protegido.
Desde el punto de vista emocional, este primer contacto estimula la liberación de oxitocina. En la madre, esta sustancia refuerza el vínculo afectivo y promueve el instinto de protección; en el bebé, contribuye a la relajación y al bienestar general. Además, la oxitocina juega un papel esencial en el inicio de la lactancia.
Favorece la lactancia materna
Uno de los beneficios más destacados del contacto piel con piel es su influencia positiva en la lactancia materna. Cuando el bebé se coloca sobre el pecho de la madre, de manera instintiva comienza a buscar el pezón y puede realizar su primera toma en la primera hora de vida. Este fenómeno, conocido como el “reflejo de búsqueda”, se activa gracias a los estímulos táctiles y olfativos que recibe durante el contacto.
Las madres que practican el piel con piel desde el nacimiento suelen tener una mayor producción de leche y una mayor duración de la lactancia. Además, se ha observado que los bebés que experimentan este contacto se alimentan con más eficacia y ganan peso de forma más regular. La conexión emocional establecida en esos primeros minutos también facilita que la lactancia se mantenga a largo plazo.
Estabiliza la temperatura, la respiración y el ritmo cardíaco del recién nacido
Más allá del aspecto afectivo, el contacto piel con piel cumple una función fisiológica esencial. El cuerpo de la madre actúa como un regulador natural de la temperatura del bebé, manteniéndola en un rango óptimo y evitando tanto el enfriamiento como el sobrecalentamiento. Algunos estudios han demostrado que los bebés que permanecen sobre el pecho de su madre conservan mejor la temperatura corporal que aquellos colocados en cunas o incubadoras en las primeras horas.
Asimismo, el contacto directo ayuda a estabilizar la respiración y el ritmo cardíaco del recién nacido. Al escuchar los latidos y sentir la respiración de la madre, el bebé sincroniza sus propios ritmos vitales. Esto reduce el riesgo de episodios de apnea o irregularidades respiratorias en los primeros días de vida.
Beneficios para ambos
Esta práctica no solo beneficia al bebé. Para la madre, esta práctica contribuye a una recuperación física y emocional más rápida. Disminuye el sangrado posparto, reduce el dolor y la ansiedad, y mejora el estado de ánimo general. También fortalece la confianza en su capacidad para cuidar y alimentar a su hijo.
En definitiva, el contacto piel con piel al nacer es una intervención sencilla, natural y sin coste alguno, pero con enormes beneficios para la salud y el bienestar de madre e hijo. Cada vez más hospitales incorporan esta práctica como parte esencial del cuidado neonatal, reconociendo que los primeros minutos de contacto son el inicio de una relación profunda y saludable entre madre e hijo.

