Controlar la fractura vertebral en personas mayores, una tarea para la que los expertos ofrecen diferentes puntos de vista
Los expertos coinciden en que es importante el consumo diario de calcio, mantener niveles óptimos de vitamina D y realizar ejercicio de manera regular
Ante la necesidad de armonizar las principales guías nacionales respecto a la estrategia terapéutica y el seguimiento de la fractura vertebral osteoporótica (FVO) en el paciente anciano, así como disponer de recomendaciones consensuadas desde una visión multidisciplinar, un grupo de expertos clínicos ha elaborado recientemente una serie de recomendaciones sobre el manejo de la fractura vertebral por fragilidad en personas mayores. La publicación, que ha contado con la colaboración de Grünenthal Pharma, ha analizado el perfil del paciente anciano, diferenciando el paciente anciano robusto, frágil y dependiente.
El Dr. Santos Castañeda Sanz, jefe de Sección del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario de la Princesa de Madrid y coordinador del documento, resalta la importancia del abordaje multidisciplinar de estos pacientes, ya que existen grandes diferencias de criterio en el enfoque diagnóstico y su manejo inicial en la práctica clínica. «Esto sucede, especialmente, en lo que se refiere al uso de dispositivos externos como ortesis o la indicación de algunos tratamientos como las plastias vertebrales, lo que se traduce en una gran variabilidad en el abordaje diagnóstico-terapéutico entre las diferentes especialidades, incluso dentro de una misma comunidad autónoma, provocando diferencias socioeconómicas e inequidades en el sistema sanitario», destaca el reumatólogo.
Agilizar el sistema sanitario para optimizar el tratamiento de la fractura vertebral
Por ello, en palabras del facultativo, el principal desafío en el abordaje de estos pacientes es unificar los criterios de actuación y derivación de forma lógica y homogénea entre distintos niveles asistenciales para evitar duplicidades y retrasos de actuación, optimizar el tratamiento de forma individualizada y rentabilizar los recursos sanitarios.
En este sentido, en el momento de considerar el riesgo de fractura vertebral en el anciano robusto, frágil y dependiente, el Dr. Castañeda incide en que existen diferencias al tratarse de tres fenotipos o subtipos muy diferentes de ancianos con características bastante desiguales y distintos perfiles pronósticos de seguridad y esperanza de vida. Así, el reumatólogo incide en la importancia de la colaboración entre los distintos niveles implicados de atención sanitaria: «Es fundamental para este tipo de pacientes crónicos por la gran heterogeneidad de criterios de manejo con el fin de conseguir un funcionamiento ágil y sostenible del sistema sanitario».
Entre las conclusiones de la publicación cabe destacar también que es fundamental considerar al paciente anciano con osteoporosis candidato o susceptible de tratamiento farmacológico y no farmacológico como al resto de la población general, especialmente, a los de mayor riesgo de fracturas. El Dr. Castañeda señala también que es positivo la elaboración de este tipo de documentos de consenso, ya que contribuye a armonizar protocolos entre las diferentes disciplinas y niveles de actuación, con beneficios tangibles e inmediatos para el paciente y para la sostenibilidad del sistema sanitario, en sus ámbitos público y privado.
Huesos sanos, vida sana
Por último, en palabras del reumatólogo, los pacientes deben seguir siempre las recomendaciones de su especialista y tener una vida lo más «osteosaludable» posible, considerando sus recomendaciones para el mantenimiento de su masa ósea. «Tener unos huesos sanos repercute en la calidad de vida, igual que tener un corazón sano afecta a nuestra calidad de vida», señala el Dr. Castañeda quien concluye que, para ello, es esencial una ingesta diaria adecuada de calcio, mantener niveles óptimos de vitamina D y realizar ejercicio con regularidad.
Además del Dr. Castañeda, han participado en la elaboración de este documento de consenso los doctores Carmen Navarro, Servicio de Geriatría del Hospital Severo Ochoa de Madrid; Jaqueline Usón Jaeger, Servicio de Reumatología del Hospital General Universitario de Móstoles; Carolina de Miguel, Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid; Esteban Gómez, Centro de Atención Primaria Zulema en Alcalá de Henares; Guillermo Martínez Díaz-Guerra, Servicio de Endocrinología del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid; y Luis Álvarez Galovich, Unidad de Columna del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid.