Día Internacional de la Epilepsia: los avances en genética permiten un enfoque más preciso y personalizado del diagnóstico y tratamiento
La aparición de tratamientos más específicos o dirigidos a diversos síndromes epilépticos ha mejorado de forma evidente el control de la enfermedad epiléptica en estos pacientes
El diagnóstico genético. Ésta es la clave a la que aluden los expertos cuando hablan del avance más importante que se ha vivido en los últimos años en el ámbito de las Encefalopatías Epilépticas y del Neurodesarrollo (EEDs). «Y es que las EED se diagnostican, o se deben diagnosticar, tempranamente, en el debut de la enfermedad o en la primera sospecha. Sin embargo, se siguen viendo pacientes ya en edades adultas con etiologías desconocidas, principalmente porque en el momento del diagnóstico inicial no se podía acceder a ciertas exploraciones, y eso nos lleva a tener que reemprender todo el proceso diagnóstico», afirma la Dra. Anna Piera, del Servicio de Neurología del Hospital Clínico Universitario de Valencia. «La evolución en el diagnóstico de las EED ha sido clave en los últimos 10 años», añade.
La Dra. Elena Miravet, del Servicio de Neuropediatría del Hospital Universitario Son Espases, se muestra totalmente de acuerdo: «En los últimos años, ha habido avances significativos en la comprensión de las encefalopatías epilépticas y trastornos del neurodesarrollo, impulsados principalmente por los avances en la secuenciación genética. El uso de tecnologías como la secuenciación masiva de próxima generación (NGS) ha facilitado la identificación de mutaciones raras o poco frecuentes que antes no se detectaban. Esto ha permitido un enfoque más preciso y personalizado tanto para el diagnóstico como para el tratamiento. A medida que se descubren más genes relacionados con estas patologías, las opciones terapéuticas también se han diversificado, incluyendo intervenciones farmacológicas dirigidas, terapia génica y tratamientos de apoyo adaptados a las necesidades específicas de cada paciente».
Novedades en torno a la investigación de la epilepsia
Ambas expertas han participado este fin de semana en el encuentro EUS, Evidence Update Summit EPILEPSIA, organizado por Jazz Pharmaceuticals. En él, neurólogos y neuropediatras de toda España han llevado a cabo una revisión de las últimas novedades presentadas en congresos nacionales e internacionales en cuanto a tratamiento, abordaje, detección y manejo de los pacientes con epilepsia y EEDs, las cuales, como explica la Dra. Piera, son un conjunto de enfermedades o síndromes que siempre cursan con epilepsia, presente desde los primeros años de vida, y habitualmente con crisis epilépticas difíciles de controlar. Esto, añade, va a impactar sobre las funciones cognitivas, motoras y habilidades sociales de los pacientes y, evidentemente, sobre su neurodesarrollo. Por ello, explica, un correcto diagnóstico temprano y un correcto abordaje de la patología epiléptica y del resto de síntomas que acompañan a la enfermedad, son fundamentales.
En cuanto al diagnóstico precoz, la Dra. Miravet destaca asimismo que tiene un impacto significativo en la evolución de estas patologías: «Identificar la causa genética de una encefalopatía epiléptica o un trastorno del neurodesarrollo de manera temprana puede permitir una intervención más rápida, lo que mejora el pronóstico a largo plazo. Un diagnóstico temprano también ayuda a reducir los episodios de crisis epilépticas, optimizar el manejo del neurodesarrollo y prevenir complicaciones adicionales, como podrían ser, por ejemplo, las derivadas del uso de fármacos anticrisis con mecanismos de acción contraindicados en algunas mutaciones». Además del manejo farmacológico, la experta añade que un diagnóstico temprano permite una evaluación del pronóstico del paciente con las implicaciones que ello conlleva, permitiendo en algunos casos un cambio de enfoque, como podría ser en patologías en las que se prevea que se requieran cuidados paliativos.
Diagnóstico más temprano y eficiente
«Y es que la importancia de lograr un diagnóstico preciso en el momento del debut o lo antes posible es clave por dos motivos: iniciar tratamientos en ocasiones más dirigidos a ciertas patologías y establecer pronósticos y mejorar la calidad de vida de estos pacientes. Esto va a ser determinante ya que un buen control de estos pacientes va a marcar en parte la evolución de esta patología en edades adultas y las consecuencias a largo plazo», añade la Dra. Piera.
Para ello, la Dra. Miravet destaca el papel de la genética, ya que, en su opinión, la identificación de alteraciones en genes específicos puede permitir un diagnóstico del tipo de síndrome epiléptico más preciso, lo que a su vez ayuda a seleccionar terapias más personalizadas y ofrece la posibilidad de realizar una medicina de precisión. Por ejemplo, esto es así en patologías como el Síndrome de Dravet, en las que existe una mutación asociada, pero existen otras, como el Síndrome de Lennox-Gastaut, en las que nos tenemos que guiar más por el fenotipo a la hora de elegir el tratamiento más adecuado.
Sobre el abordaje de estas patologías, la experta añade que es muy diverso según el contexto sanitario que valoremos y también según la edad del paciente. «Hay hospitales de referencia con unidades multidisciplinares desde neuropediatría que ya integran todos los especialistas y las herramientas diagnósticas necesarias para una correcta valoración desde el inicio, fundamentalmente porque las unidades de centros de referencia van a tener pacientes más homogéneos, con un acceso a las exploraciones de diagnóstico y al abordaje multidisciplinar más temprano y eficiente», aclara.
Diferencias entre centros
Y prosigue: «Además, el profesional va a estar realizando una formación continua en dichas patologías, que es a lo que tiende cualquier subespecialidad médica o la atención de patologías minoritarias. Esto siempre va a redundar en una mejor atención y en un diagnóstico más rápido, así como un acceso más directo a todas las exploraciones necesarias, y esto es muy importante para el paciente y la familia». «También hay centros con unidades o consultas más pequeñas que pueden hacer un correcto diagnóstico de una EED con las mismas herramientas, pero siempre va a ser más difícil o costoso. Por eso es necesario que muchos centros trabajen en red en una determinada área sanitaria», concluye.
También existen diferencias en el diagnóstico genético, como explica la Dra. Miravet: «Puede haber diferencias en el uso de la genética para diagnosticar y tratar estas patologías según el hospital o la comunidad autónoma. La disponibilidad de tecnologías avanzadas de secuenciación genética y el acceso a pruebas genéticas pueden variar dependiendo de los recursos locales, los protocolos institucionales y la capacitación de los profesionales de cada área. No todos los hospitales disponen de servicio de genética con genetistas clínicos cualificados». «Por ello, es importante que las políticas de salud pública continúen mejorando el acceso a las pruebas genéticas y que se fomente la capacitación de los profesionales de la salud en este ámbito, para que exista equidad entre los diferentes territorios. Aunque ha habido avances significativos, sigue existiendo cierta variabilidad en la implementación de estas prácticas dependiendo de los recursos disponibles en los distintos hospitales y comunidades autónomas», termina.
Vías principales para manejar la enfermedad
Como conclusión y en cuanto a las principales novedades con respecto al manejo de estas patologías que se han vivido en los últimos años, la Dra. Piera destaca tres: el diagnóstico genético con realización de paneles de genes orientados a diversas características de estas EEDs o la posibilidad de realizar estudios de exoma (análisis genéticos más ampliados), que ha permitido reducir el porcentaje de pacientes con causa desconocida al revelar diversas mutaciones genéticas responsables de la patología, y la mejoría en las técnicas de neuroimagen (principalmente RM) asociadas al estudio genético, que amplía todavía más la probabilidad de averiguar el origen de la EED.
Además de estos, existen tratamientos más específicos o dirigidos a diversos síndromes epilépticos, que han mejorado de forma evidente el control de la enfermedad epiléptica en estos pacientes, e incluso, en algunos casos, tratamientos dirigidos a una determinada causa o enfermedad. Finalmente, hay un creciente interés por el profesional en la formación y la atención de estos pacientes, que también mejora de forma evidente el diagnóstico y su atención.