Disponible en España RXULTI® (brexpiprazol) para el tratamiento de la esquizofrenia en adolescentes a partir de los 13 años de edad
El seguimiento psiquiátrico y el acompañamiento psicológico en adolescentes es fundamental para que el paciente y el entorno comprendan la enfermedad, aprendan cómo tratarla, prevengan recaídas y contribuyan a reducir el estigma asociado
RXULTI® (brexpiprazol) ya está disponible en España para adolescentes con esquizofrenia a partir de los 13 años de edad. El Ministerio de Sanidad, tras el acuerdo de la Comisión Interministerial de Precios de los Medicamentos (CIPM), ha aprobado la financiación en el Sistema Nacional de Salud del medicamento, que está disponible para esta población a partir del 1 de octubre.
La financiación pública de esta nueva indicación en España llega después del dictamen positivo en enero de 2025 del Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP) de la Agencia Europea de Medicamentos y su posterior aprobación en marzo de este año. El fármaco está aprobado desde 2018 en la Unión Europea para el tratamiento de la esquizofrenia en adultos, y comercializado en España desde marzo de 2024.
Aprobación de la Comisión Europea
La aprobación de la Comisión Europea de la nueva indicación para adolescentes se basó en los resultados positivos de un ensayo clínico en el que se evaluó el perfil de eficacia y seguridad del fármaco como criterios de valoración principal y secundario, respectivamente. Su uso (2‑4 mg/día) se asoció con una mayor reducción de la gravedad de los síntomas, medida según la puntuación total de la escala que evalúa los síntomas positivos y negativos (PANSS) de la esquizofrenia en comparación con placebo en personas con esquizofrenia a partir de los 13 años de edad. El fármaco fue bien tolerado en general con un perfil de seguridad consistente con el observado en pacientes adultos con esquizofrenia tratados con este medicamento.
Palabras de la directora del departamento médico
“El inicio de la esquizofrenia en edades tempranas se asocia con un peor pronóstico de la enfermedad, más hospitalizaciones, recaídas y peor funcionamiento social y ocupacional. Con esta nueva alternativa autorizada en España para la población adolescente con esquizofrenia, los profesionales sanitarios tienen una nueva opción terapéutica con un perfil de seguridad favorable”, ha señalado Lluïsa Arbat, directora del departamento médico de Otsuka Pharmaceutical España.
Por su parte, Susana Gómez-Lus, directora del Departamento Médico de Lundbeck Iberia, ha indicado que “la aprobación en España de esta nueva alternativa terapéutica para adolescentes a partir de los 13 años marca un avance muy relevante en el abordaje temprano de la esquizofrenia, una enfermedad que impacta de forma significativa no solo en la vida de las personas diagnosticadas, sino también en su entorno familiar, social y educativo. Es el resultado de nuestro compromiso con el desarrollo de soluciones terapéuticas innovadoras y seguras que respondan a las necesidades específicas de cada etapa de la vida y refuerza nuestro objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas que conviven con enfermedades psiquiátricas desde edades tempranas”.
Esquizofrenia en niños y adolescentes
Los datos de prevalencia a nivel internacional señalan que entre el 0,33-0,86% de la población general padece esquizofrenia, aunque las tasas son más altas en países como Estados Unidos que en la mayoría de países europeos. De ellos, un 8% de los casos debutan en la edad infanto-juvenil, es decir, antes de los 18 años.
Además, se trata de una enfermedad con una clara heredabilidad, ya que los factores genéticos explican entre el 65-80% de los casos. Es más “si un progenitor padece el trastorno, el riesgo de que sus hijos lo desarrollen a lo largo del ciclo vital es del 10-15%, incrementándose esta posibilidad hasta el 35-46% si ambos padres tienen el diagnóstico”, ha argumentado la Dra. Isabel Hernández Otero, psiquiatra del Niño y del Adolescente del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria de Málaga, psicóloga, y responsable del Programa de Farmacología Compleja y Neurodesarrollo.
La esquizofrenia de inicio precoz suele manifestarse entre los 17-18 años, aunque también hay casos que debutan en edad pediátrica. “Los niños presentan más alteraciones de la percepción, como alucinaciones visuales o auditivas o incluso cenestésicas, y tienen ideas delirantes (irreales) menos estructuradas que el adulto. Aparece más apatía, inhibición y enlentecimiento cognitivo y también, por lo general, más alteraciones de conducta”, ha explicado la experta.
Abordaje clínico en adolescentes
Por ello, en adolescentes, el abordaje clínico debe ser más multidisciplinar y comunitario, adaptado a su etapa de desarrollo y en estrecha coordinación con su contexto escolar, familiar y social. El diagnóstico de esquizofrenia en esta etapa puede generar un fuerte impacto emocional, ya que coincide con un momento clave en la construcción de identidad y autonomía. “Es fundamental integrar estrategias psicoeducativas, actividades que fomenten la expresión emocional y espacios que contemplen la interacción con su grupo de pares. Además, se suele priorizar el trabajo con la familia, el entorno escolar y la prevención de recaídas mediante intervenciones psicosociales,”, ha afirmado Roger Ballescà, psicólogo, psicoterapeuta y coordinador del Área de Salud Mental Infanto-Juvenil de la Fundació Hospitalàries Martorell.
Por tanto, el seguimiento psiquiátrico y el acompañamiento psicológico es fundamental para que el paciente y el entorno entienda su enfermedad, aprenda cómo tratarla y como prevenir las posibles recaídas.
Importancia de la familia
“El trabajo con la familia es imprescindible, ya que ésta constituye el principal entorno de apoyo para el adolescente. La intervención se centra, en primer lugar, en la psicoeducación, ofreciendo información clara y realista sobre la esquizofrenia, su evolución y las posibilidades de tratamiento, lo que permite reducir la incertidumbre y los temores asociados al diagnóstico. Al mismo tiempo, se brinda apoyo emocional a los familiares y se intenta fortalecer la comunicación dentro del hogar, ofreciendo herramientas que favorezcan el entendimiento mutuo. Además, se acompaña a la familia en el seguimiento del tratamiento y se alienta a que los familiares se integren a redes de apoyo comunitario o grupos psicoeducativos, lo que les permite compartir experiencias con otras familias que atraviesan situaciones similares”, ha apuntado el especialista.
En este contexto, el diagnóstico precoz cobra especial relevancia. Tal como explica la Dra. Isabel Hernández Otero, “la enfermedad afecta a todo el desarrollo del paciente y a la adquisición de habilidades en su desarrollo madurativo, y por otro lado produce una pérdida importante de las ya adquiridas. Los menores que se tratan adecuadamente en el momento del inicio del trastorno presentan un mejor pronóstico y una mejor funcionalidad a largo plazo.
Retos existentes asociado a la esquizofrenia
Uno de los retos todavía existentes es el estigma asociado a la esquizofrenia. El psicólogo y psicoterapeuta Roger Ballescà lo subraya: “En salud mental, el estigma a menudo genera más inconvenientes que los propios procesos psicopatológicos: puede generar rechazo, discriminación o burlas, dificultando la integración escolar y social, lo que puede llevar al adolescente a sentirse aislado, a ocultar sus síntomas, a abandonar la escuela o a tener baja autoestima. El miedo al juicio de los demás puede además interferir en la adherencia al tratamiento. Por tanto, debemos todavía incidir en ello, lo que implica sensibilizar a la comunidad escolar, promover la inclusión y brindar información veraz sobre la esquizofrenia”.