El sesgo de género en la infancia, muy presente en el infradiagnóstico del trastorno del espectro autista y el TDAH
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria aboga por poner el foco en el diagnóstico para frenar la desigualdad en estos casos
El sesgo de género es la diferencia en el tratamiento de ambos sexos con un mismo diagnóstico clínico, pudiendo tener consecuencias positivas, negativas o neutras para la salud de los mismos. Para evitar la desigualdad que se puede generar, es necesario tener en cuenta las diferencias biológicas, enfermedades, condiciones y experiencias vitales que afectan a ambos sexos, también en la infancia.
Así lo afirma la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) en el marco del Día Internacional de la Niña, que se celebra este 11 de octubre. Y es que mientras el sesgo de género está muy reconocido en la mujer adulta, con diversos estudios que demuestran las diferencias en aspectos diagnósticos y/o tratamientos en las mujeres (en enfermedades cardiovasculares, fibromialgia o enfermedades autoinmunes como el lupus, entre otras), todavía es necesaria mayor visibilidad cuando se habla de la infancia.
Este sesgo de género en la infancia está especialmente presente en el diagnóstico de algunos trastornos del neurodesarrollo, como el trastorno del espectro autista (TEA) y el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH). «En estos dos casos se ponen de manifiesto las diferentes características de niños y niñas en cuanto a su comportamiento. Los niños son más expresivos y las niñas más reservadas. En ocasiones, las chicas expresan menos sus preocupaciones y desde la Pediatría de Atención Primaria tenemos que estar vigilantes para que las niñas no sean infradiagnosticadas y, por ello, no reciban el tratamiento adecuado», asegura el Dr. Pedro Gorrotxategi, presidente de la AEPap.
Infradiagnóstico del trastorno del espectro autista (TEA) en niñas
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que los diferentes trastornos del espectro autistaafectan aproximadamente a 1 de cada 100 niños en todo el mundo, pero el diagnóstico en niños es 4,2 veces mayor que en las niñas (4:1). Tal y como ha afirmado el presidente de AEPap, «existe una diferencia de diagnóstico en función de la gravedad. Cuanto más grave es el TEA (con discapacidad intelectual) más fácil diagnosticarlo en ambos sexos, pero cuando son casos más leves (TEA con inteligencia normal o elevada) o tienen elementos para compensar los síntomas, como ocurre en las niñas, pasan más desapercibidas y cuesta más diagnosticarlas».
Ello se debe principalmente a diferencias en las características y desarrollo de las niñas que dificulta su diagnóstico. Hay una triada de alteraciones que tienen todos los niños con TEA: dificultades en las relaciones con otros, dificultades para comunicarse y comportamientos atípicos.
Prestar atención a todas las señales
Sin embargo, hay algunas de estas características distintivas en las niñas son que presentan un mejor lenguaje y más expresivo que los niños, usan más gestos faciales y tienen más contacto visual, también poseen más habilidades sociales y emplean una «mascara social» para tratar de encajar en el grupo, se relacionan mejor con adultos o con niños más pequeños y hacen menos movimientos repetitivos que los niños (balancearse, mover las manos de un lado para el otro, etc.). Pueden presentar mutismo selectivo (dejar de hablar en ciertas situaciones o con determinadas personas) y repiten más preguntas o palabras que pronuncian ellas mismas o que acaban de oír. Aunque tienen interés por relacionarse, no saben cómo hacerlo. Les cuesta interpretar las intenciones, expresiones y bromas de los demás: muchas veces son irónicas. Pueden ser niñas solitarias, tímidas, no suelen tener amigas.
Pueden ser víctimas de acoso escolar, y de otros tipos de violencia. Son más vulnerables a padecer estos abusos por: mayor facilidad para establecer comunicación por internet, baja autoestima, dependencia, ingenuidad, querer caer bien y no identificar el abuso ni los peligros.
Todas estas características justifican la disminución del diagnóstico de las niñas con TEA, ya que «los criterios diagnósticos estándar se basaron inicialmente en patrones de comportamiento masculinos, lo que potencialmente puede hacer que se pasen por alto o se malinterpretaran los signos en las niñas, al ser más sutiles por lo que pasan desapercibidos», según explica el Dr. Pedro Gorrotxategi.
Diferencias entre niños y niñas en el TDAH
La prevalencia global del síndrome de déficit de atención con o sin hiperactividad (TDHA), varía según las regiones y las metodologías de diagnóstico, pero la OMS estima que entre el 5% y el 7% de la población infantil mundial presenta TDAH, con grandes diferencias en cuanto al diagnóstico en niños y niñas.
Así lo indica el presidente de AEPap que señala que diversos estudios sugieren un mayor diagnóstico en varones. En concreto, en un estudio realizado en la Comunidad de Madrid y publicado en 2017, el 77% de los pacientes analizados fueron niños, y solo el 23% a niñas. Es decir, el estudio, realizado entre los pacientes de un centro de salud en Majadahonda, Madrid, confirmó el triple de niños que de niñas estaban diagnosticados de TDAH.

