Enfermedades infecciosas reemergentes: causas y consecuencias
Las enfermedades infecciosas han acompañado a la humanidad desde tiempos antiguos
Gracias a los avances médicos del siglo XX, muchas de estas enfermedades parecían estar bajo control o incluso erradicadas. Sin embargo, en las últimas décadas se ha presenciado un fenómeno bastante preocupante: la reaparición de enfermedades que se creían controladas o cuya incidencia había disminuido significativamente. A estas se las conoce como enfermedades infecciosas reemergentes.
Las enfermedades infecciosas reemergentes son aquellas que habían disminuido bastante su incidencia o que estaban controladas en algunas regiones del mundo, pero que han vuelto a aparecer y representar un problema de salud pública. Por ejemplo: el sarampión, la tuberculosis, la fiebre amarilla o el cólera.
También se considera reemergente a una enfermedad conocida que reaparece con nuevas características, como mayor resistencia a tratamientos o aparición en regiones donde antes no se reportaba.
Ejemplos recientes de enfermedades reemergentes
- Sarampión. A pesar de ser prevenible mediante vacunación, el sarampión ha resurgido en países desarrollados y en desarrollo, con brotes en Europa, Latinoamérica y África.
- Cólera. Esta enfermedad transmitida por agua contaminada ha reaparecido en regiones que habían logrado controlarla, como Haití y Yemen, debido a desastres naturales o conflictos armados.
- Fiebre amarilla. En los últimos años, se han registrado brotes en Brasil y en algunos países africanos, lo que ha generado alertas internacionales.
- Tuberculosis. La aparición de cepas resistentes ha hecho que esta enfermedad, aunque antigua, siga siendo una de las infecciones más letales del mundo.
Consecuencias sanitarias, sociales y económicas
El resurgimiento de estas enfermedades no solo amenaza la salud de millones de personas, sino que también acarrea consecuencias más amplias.
- Aumento de la mortalidad y morbilidad. Muchas enfermedades reemergentes tienen una alta tasa de complicaciones y pueden ser letales si no se tratan a tiempo o de manera adecuada.
- Sobrecarga de los sistemas de salud. Los brotes pueden saturar hospitales y centros médicos, especialmente en países con recursos limitados.
- Impacto económico. Las epidemias afectan la productividad laboral, incrementan los gastos en salud pública y pueden afectar sectores clave como el turismo y el comercio.
- Pérdida de confianza pública. Cuando no se gestionan adecuadamente, los brotes pueden generar miedo, desinformación y desconfianza hacia las autoridades sanitarias.
Principales causas del resurgimiento
1. Disminución de la cobertura de vacunación
Uno de los factores más importantes es el descenso en las tasas de vacunación. En algunos países, los movimientos antivacunas han contribuido a la pérdida de confianza en las campañas de inmunización. Como resultado, enfermedades como el sarampión, que había sido prácticamente eliminada en varias regiones, ha vuelto a propagarse.
2. Resistencia a medicamentos
La aparición de bacterias, virus y parásitos resistentes a los medicamentos también ha facilitado el regreso de ciertas enfermedades. Por ejemplo, cepas de Mycobacterium tuberculosis resistentes a múltiples fármacos dificultan el tratamiento de la tuberculosis y aumentan su propagación.
3. Cambio climático
El aumento de temperaturas y las alteraciones en los patrones de lluvia han ampliado las zonas donde pueden sobrevivir vectores como mosquitos y garrapatas. Esto ha provocado que enfermedades como el dengue, el zika y el chikungunya se presenten en áreas donde antes eran raras o inexistentes.
4. Globalización y movilidad humana
El transporte aéreo internacional permite que una persona infectada en un país pueda estar en otro continente en cuestión de horas. Esto facilita la rápida propagación de enfermedades y su introducción en lugares previamente libres de ellas.
5. Conflictos y crisis humanitarias
Las guerras, migraciones masivas y colapsos en los sistemas de salud facilitan la reaparición de enfermedades infecciosas. Refugiados y desplazados suelen vivir en condiciones de aglomeración y con acceso limitado al agua potable o servicios sanitarios, lo que favorece brotes epidémicos.
6. Deficiencias en los sistemas de salud pública
En muchas regiones, los sistemas de vigilancia epidemiológica son débiles o carecen de recursos. Esto retrasa la detección de brotes y dificulta su contención temprana.
¿Qué se puede hacer para combatirlas?
1. Reforzar la vacunación
Recuperar y fortalecer los programas de vacunación es clave. Esto implica no solo garantizar el acceso a las vacunas, sino también combatir la desinformación con campañas educativas claras y basadas en evidencia científica.
2. Mejorar la vigilancia epidemiológica
Es fundamental contar con sistemas de detección temprana y respuesta rápida ante brotes. La tecnología y la cooperación internacional pueden jugar un papel crucial en este aspecto.
3. Combatir la resistencia antimicrobiana
El uso responsable de antibióticos y otros medicamentos, tanto en medicina humana como veterinaria, es esencial para frenar la aparición de cepas resistentes.
4. Adaptarse al cambio climático
Los planes de salud pública deben considerar el impacto del clima en la propagación de enfermedades, anticipándose a posibles desplazamientos geográficos de vectores infecciosos.
5. Fortalecer la cooperación internacional
Las enfermedades infecciosas no conocen fronteras. La colaboración entre países, organismos internacionales, universidades y organizaciones no gubernamentales es vital para enfrentar esta amenaza global.
Las enfermedades infecciosas reemergentes son un recordatorio de que los avances médicos, aunque impresionantes, no deben darnos una falsa sensación de seguridad. La salud pública es un campo dinámico y constantemente amenazado por factores sociales, ambientales y tecnológicos. Enfrentar estas enfermedades requiere un enfoque integral, basado en la ciencia, la prevención y la cooperación internacional.