Errores en la comunicación con el paciente
Una parte esencial de la atención sanitaria es la comunicación entre el profesional de la salud y el paciente
La medicina no se limita únicamente a diagnosticar y tratar enfermedades. Un diagnóstico correcto puede perder eficacia si no se transmite de forma clara y una indicación médica puede ser malinterpretada si no se explica adecuadamente. La buena comunicación no es un lujo, es una necesidad para garantizar la seguridad, la adherencia al tratamiento y la satisfacción del paciente.
Sin embargo, en la práctica diaria, es frecuente cometer ciertos errores que pueden deteriorar la relación terapéutica. Conocerlos es el primer paso para evitarlos. Vamos a detallar algunos de ellos:
1. Interrumpir al paciente demasiado pronto
Algunos estudios han mostrado que los profesionales de la salud interrumpen a los pacientes a los pocos segundos de empezar a hablar. Esto puede hacer que se pierda información relevante y que el paciente se sienta poco escuchado. La escucha activa, con pausas y atención genuina, no solo permite obtener más datos, sino que también transmite interés y respeto.
Cómo evitarlo: esperar a que el paciente termine su exposición inicial antes de intervenir y usar frases como “¿Puede contarme más?” para fomentar el relato.
2. Uso excesivo de tecnicismos
La terminología médica es útil entre profesionales, pero puede confundir o asustar a quienes no tienen formación sanitaria. Expresiones muy técnicas pueden dejar al paciente con más dudas que respuestas.
Cómo evitarlo: adaptar el lenguaje al nivel de comprensión del paciente, usando ejemplos cotidianos y comprobando si ha entendido la explicación.
3. No comprobar la comprensión del paciente
Dar una explicación no garantiza que el paciente la haya entendido. Muchas veces, por vergüenza o timidez, el paciente no pregunta. Esto puede derivar en errores en la toma de medicación, incumplimiento del tratamiento o malinterpretación de las indicaciones.
Cómo evitarlo: pedir al paciente que repita con sus propias palabras lo que ha entendido. Esto permite detectar y corregir confusiones al momento.
4. Comunicación unidireccional
Algunos profesionales centran la consulta en dar indicaciones sin permitir que el paciente exprese sus dudas o preocupaciones. Este enfoque vertical limita la colaboración y puede generar resistencia.
Cómo evitarlo: fomentar un diálogo abierto, haciendo preguntas abiertas como: “¿Qué opina de este tratamiento?” y mostrando disposición para escuchar.
5. Subestimar la importancia del lenguaje no verbal
El tono de voz, el contacto visual, la postura corporal o incluso la expresión facial transmiten tanto o más que las palabras. Un gesto de impaciencia o mirar constantemente a la pantalla del ordenador puede dar la impresión de desinterés.
Cómo evitarlo: mantener contacto visual frecuente, postura abierta y gestos que transmitan empatía. Evitar distracciones mientras el paciente habla.
6. No mostrar empatía
Centrarse exclusivamente en los datos clínicos puede hacer que se ignoren las emociones del paciente. La empatía no significa estar de acuerdo con todo lo que el paciente dice, sino reconocer y validar lo que siente.
Cómo evitarlo: frases como “Entiendo que esto le preocupe” o “Debe de ser difícil para usted” ayudan a humanizar la consulta y fortalecer la relación.
7. Dar demasiada información de golpe
Sobrecargar al paciente con explicaciones extensas y llenas de detalles técnicos puede generar confusión o ansiedad. Esto es especialmente problemático cuando se trata de diagnósticos graves o tratamientos complejos.
Cómo evitarlo: priorizar la información más importante, dividirla en pasos y ofrecer material escrito o visual para que el paciente pueda revisarlo después.
8. Asumir que el paciente no quiere participar en las decisiones
Algunos profesionales asumen que la toma de decisiones médicas es exclusiva de ellos. Sin embargo, cada vez más pacientes desean participar activamente en su plan de tratamiento.
Cómo evitarlo: preguntar sobre las preferencias del paciente, explicar las opciones disponibles y sus riesgos/beneficios, y tomar decisiones de forma compartida.
9. No tener en cuenta las barreras culturales o lingüísticas
Las diferencias de idioma, costumbres o creencias pueden afectar la comunicación. Lo que para un profesional es una recomendación habitual, para un paciente puede entrar en conflicto con sus valores o prácticas culturales.
Cómo evitarlo: preguntar sobre posibles barreras, utilizar intérpretes cuando sea necesario y mostrar respeto por las creencias del paciente.
10. Cerrar la consulta de forma apresurada
Terminar la consulta sin confirmar que todas las dudas han sido resueltas puede dejar al paciente con información incompleta y sensación de prisa.
Cómo evitarlo: antes de cerrar, preguntar: “¿Hay algo más que quiera comentar o preguntar?” y resumir los puntos clave de la consulta.
La importancia de corregir estos errores
Evitar estos errores no solo mejora la relación con el paciente, sino que también:
- Reduce el riesgo de errores médicos.
- Aumenta la adherencia al tratamiento.
- Mejora la satisfacción y confianza del paciente.
- Contribuye a un entorno de atención más humano y eficiente.
Reconocer y corregir los errores más comunes es un paso fundamental para construir una relación sólida y efectiva, en la que la información fluya en ambas direcciones y el paciente se sienta realmente cuidado.