Fundación Anesvad
La Fundación Anesvad lleva casi sesenta años al servicio de los más vulnerables en zonas conflictivas de África, Asia y América Latina
El origen de la Fundación Anesvad se remonta a 1968, cuando un grupo de profesionales del hospital antituberculoso Santa Marina de Bilbao impulsó una iniciativa para atender a pacientes sin recursos. Con el paso del tiempo, y gracias al liderazgo de figuras como el jesuita Javier de Olazábal y el médico José Luis Gamarra, aquella organización local ha continuado creciendo hasta convertirse en la entidad de referencia internacional que es hoy.
En aquellas primeras etapas, la fundación se centró especialmente en la lucha contra la lepra en Filipinas, una enfermedad que simboliza el tipo de dolencias que Anesvad ha combatido desde entonces: enfermedades olvidadas, que afectan sobre todo a las poblaciones más empobrecidas y que no generan interés en la industria farmacéutica.
Con el tiempo, su labor se ha expandido a lo largo de Asia, América Latina y, de manera muy significativa, África subsahariana. Países como Ghana, Togo, Benín o Camerún son hoy escenarios prioritarios de su trabajo. En estas regiones, Anesvad interviene en comunidades donde las enfermedades tropicales desatendidas, como la úlcera de Buruli, la filariasis linfática, el pian o la lepra, siguen siendo causa de exclusión social, discapacidad y muerte evitable.
Misión y valores
La misión de la fundación se basa en tres fundamentos principales: garantizar el acceso universal a la salud, fomentar sistemas públicos sólidos y equitativos, y promover la investigación, sensibilización y movilización social en torno a las enfermedades olvidadas. Su enfoque es holístico: no se limita a tratar las enfermedades, sino que busca prevenirlas, reforzar la capacidad de los servicios sanitarios locales y empoderar a las comunidades para que puedan tomar las riendas de su salud.
Una de las señas de identidad de Anesvad es su trabajo codo a codo con las autoridades sanitarias de los países donde interviene. Por ejemplo, en Ghana colaboró con el servicio nacional de salud en un programa pionero que integra la atención a la úlcera de Buruli, la lepra y el pian. Este proyecto permitió mejorar el diagnóstico precoz, aplicar tratamientos más eficaces y reducir el estigma hacia los pacientes, todo ello mediante la implicación activa de líderes comunitarios, trabajadores sociales y personal sanitario local.
Por supuesto, el impacto de su trabajo se deja sentir en España. A través de campañas de concienciación, informes divulgativos y eventos públicos, Anesvad ha conseguido colocar en la agenda social y política la problemática de esas enfermedades olvidadas. Esto le permite no solo recaudar fondos, sino construir, además, un relato distinto sobre la cooperación al desarrollo.
Fundación Anesvad colabora con diversos organismos y asociaciones para erradicar enfermedades de alta letalidad
En los últimos años, la fundación ha consolidado importantes alianzas con organizaciones internacionales, como la Organización Mundial de la Salud, con la que colabora estrechamente para diseñar estrategias de lucha contra las enfermedades tropicales. Uno de sus hitos más recientes ha sido el acuerdo multianual para reforzar programas sanitarios en varios países africanos, con una inversión millonaria destinada a mejorar la prevención, el tratamiento y la vigilancia epidemiológica.
Más allá de los números, los logros de Anesvad se reflejan en historias personales: mujeres que vuelven a caminar después de una cirugía reconstructiva, niñas que recuperan la sonrisa tras superar una enfermedad estigmatizante, o jóvenes profesionales que encuentran una oportunidad para transformar su entorno. Todo ello es posible gracias a una red de cooperación que integra actores públicos, organizaciones locales y la implicación de miles de personas que apoyan la causa.