Fundación Bisturí Solidario
Nacida en 2018, la Fundación Bisturí Solidario ofrece tratamientos quirúrgicos en todas aquellas zonas del mundo en que las personas que los necesitan no se los pueden permitir
La Fundación Bisturí Solidario nace de una convicción estrictamente médica: cuando el acceso a la cirugía es un privilegio, devolver salud es, también, un deber público. El impulso no es improvisado. Tras años de campañas de cooperación quirúrgica iniciadas en 2015, el cirujano malagueño César Ramírez constituyó en febrero de 2018 la Asociación César Ramírez Bisturíes Solidarios y, dos años más tarde, transformó ese esfuerzo en la Fundación César Ramírez Bisturí Solidario, con el propósito explícito de «devolver salud y vida» a quienes carecen de recursos. La propia trayectoria técnica del fundador (que cuenta con certificaciones EBSQ en seis áreas quirúrgicas) apuntala una vocación que, desde el principio, fue más allá del quirófano para organizar equipos, logística y alianzas en países con déficit crónico de atención quirúrgica.
El modo de operar es deliberadamente sencillo en su diseño y exigente en su práctica. La fundación identifica hospitales públicos o centros de referencia con listas de espera imposibles, acuerda con socios locales el cribado de pacientes y despliega expediciones de diez días en las que realizan tanto cirugías de alta demanda (hernia, bocio, patología de pared abdominal) como procedimientos menos frecuentes, pero igualmente postergados. En paralelo, capacita al personal local, deja material e infraestructura y valida protocolos básicos de seguridad quirúrgica y anestésica para que el impacto no se diluya tras la marcha del equipo. La formación y el traspaso de capacidades no son elementos accesorios, sino parte explícita de su misión: que las comunidades sean progresivamente autosuficientes y no dependan de intervenciones externas reiteradas.
¿Hasta dónde llega la acción de Bisturí Solidario?
Ese enfoque ha fijado un alcance nítido. La fundación concentra hoy su trabajo en África, donde ejecutó doce campañas entre 2018 y 2024, con 1.676 personas intervenidas y 2.036 procedimientos acumulados. Las cifras importan porque muestran una curva de aprendizaje y una capacidad de réplica: equipos pequeños, itinerantes, que se coordinan con actores locales y que priorizan la patología que más discapacidad y pérdida de ingresos produce cuando no se trata.
La estructura de gobierno y operación responde a la naturaleza jurídica de una fundación española y a la lógica de un proyecto clínico que se mueve. Al frente figura su presidente y fundador, el Dr. César Ramírez, pero la dirección última recae, conforme establece la normativa estatal, en un Patronato como órgano de gobierno y representación, responsable de cumplir los fines y administrar con diligencia los recursos; el Protectorado de Fundaciones supervisa la legalidad y el buen funcionamiento del conjunto. A esa arquitectura institucional se suma una pieza de sostenibilidad singular: la red Padrinos para un Bisturí Solidario, un programa de alianzas con empresas que aporta estabilidad financiera y respaldo logístico. En febrero de 2025 la fundación superó la treintena de empresas adheridas a este programa, una base cívica que refuerza su independencia de ciclos presupuestarios y permite planificar campañas con más antelación.
Reducir sufrimiento
Los objetivos que guían la intervención son concretos y medibles. Se trata de reducir sufrimiento evitable a través de cirugía segura, de acortar el tiempo de incapacidad y pérdida de ingresos que arrastra una hernia o un bocio, de devolver a madres y trabajadores una funcionalidad que el sistema, por falta de recursos, les niega. En ese camino, la fundación deja equipamiento clave y trabaja con autoridades sanitarias, diócesis u organizaciones de base para asegurar la continuidad asistencial de los pacientes operados. El énfasis en el continente africano no impide actuar en su entorno inmediato cuando la necesidad lo exige: durante la pandemia de COVID-19 y ante la llegada de refugiados ucranianos, la entidad activó apoyos en la provincia de Málaga, su base social.
Misiones por todo África
Los ejemplos recientes ayudan a entender el alcance real. En julio de 2024, el equipo operó en Yaundé con el apoyo logístico de la André Onana Foundation y la colaboración del CMS Cardio Reval, habilitando tres quirófanos simultáneos y atendiendo a 178 pacientes; la campaña incluyó más de un centenar de hernioplastias y 53 tiroidectomías, con estudio patológico posterior.
Ese mismo año, en Nigeria, la expedición trabajó en el Bishop Murray Medical Center de Makurdi, coordinada con la Catholic Caritas Foundation: en diez días realizó 192 procedimientos a 177 pacientes y donó un respirador de anestesia nuevo y dos camillas operatorias, lo que permitió levantar tres puestos quirúrgicos operativos pese a los cortes eléctricos y a las limitaciones de esterilización. La secuencia de misiones en Sierra Leona (la última llevada a cabo en mayo de este año), Uganda, Liberia y Tanzania, repetidas en algunos casos, confirma que el modelo viaja y aprende. Su próxima misión tendrá lugar en Etiopía este diciembre.
Esa acción externa se alimenta de una comunidad local activa. Málaga no es solo punto de partida, sino un ecosistema que sostiene el proyecto a través de galas y eventos benéficos, torneos y caminatas solidarias que financian expediciones y material. En una de sus últimas grandes veladas, más de 300 personas respaldaron el lanzamiento del programa de padrinos, con una rifa solidaria en la que participaron empresas y clubes deportivos; al mismo tiempo, el calendario de actividades en la ciudad mantiene viva la cadena de apoyos que, en sentido estricto, se traduce en quirófanos que funcionan lejos de allí.
Campañas transversales
La vida interna de la fundación no es estática. Las campañas incorporan a cirujanos, anestesistas y personal de enfermería procedentes de distintos hospitales españoles, una rotación que expone a profesionales jóvenes a contextos de escasez real y acelera aprendizajes clínicos que luego vuelven al sistema. En mayo de 2025, por ejemplo, un equipo de anestesistas aragoneses se integró en una misión en Sierra Leona, adaptando técnicas por la falta de oxígeno y respiradores y manteniendo, aun así, un volumen alto de actividad en un quirófano improvisado de tres mesas. Son experiencias que explican el rigor con que se planifican las siguientes expediciones y el valor que se otorga a la formación local para que los hospitales anfitriones ganen autonomía.
En conjunto, Bisturí Solidario ha consolidado una fórmula que combina precisión quirúrgica, logística flexible y gobernanza clara. No es filantropía de salón ni un voluntariado episódico: es medicina organizada para contextos de alta necesidad, con objetivos limitados y verificables, y con la ambición de que cada campaña deje un rastro útil que permanezca cuando el equipo regrese. Si la cirugía es, por definición, una intervención concreta para resolver un problema específico, su proyecto aplica la misma disciplina al terreno humanitario. Y por eso sus cifras, sus alianzas y su forma de trabajar hablan, al final, el lenguaje que más importa en salud: resultados para personas concretas.