Fundación Pequeño Deseo
La Fundación Pequeño Deseo tiene como objetivo dar esperanza a los más pequeños cuando se encuentran en una situación de vulnerabilidad
La Fundación Pequeño Deseo nació en Madrid en el año 2000 a partir de una intuición sencilla y poderosa: cumplir el deseo más importante de un niño o adolescente con una enfermedad grave puede sostener su ánimo en mitad del tratamiento y convertirse en un aliado terapéutico de primer orden. Su impulsor, el productor Iñaki Orive, canalizó aquella idea en una estructura que con el tiempo ha tejido una red de alianzas con hospitales, familias, voluntariado y empresas. Con el paso de los años, la entidad ha consolidado un método de trabajo que combina coordinación clínica, logística cuidadosa y sensibilidad comunicativa, y que ha permitido cumplir ya varios miles de deseos en todo el país.
La misión es inequívoca: mejorar el bienestar emocional de menores con patologías complejas o de mal pronóstico haciendo realidad su mayor ilusión, sea convertirse por un día en aquello que sueñan, vivir una experiencia que parecía imposible, recibir un objeto muy anhelado o conocer a una persona especial. Ese cumplimiento no se improvisa; se prepara con equipos clínicos y familias para que el impacto positivo sea real, oportuno y seguro, y se integra en la vida hospitalaria como un respiro que humaniza el proceso asistencial. La propia fundación sitúa su actividad en más de 35 hospitales y describe cómo cada año articula cientos de deseos a partir de derivaciones médicas y un protocolo interno de verificación y diseño.
¿Cuándo surge y a qué se dedica la Fundación Pequeño Deseo?
En cuanto a su historia reciente, a lo largo de sus dos décadas largas de trayectoria la Fundación Pequeño Deseo ha ido sumando reconocimientos y alianzas que refuerzan su credibilidad pública. La entidad luce el Sello ONG Acreditada de Fundación Lealtad una garantía externa valiosa en un ecosistema donde la confianza es capital. La propia organización subraya la renovación de esa acreditación, que exige cumplir los nueve principios de transparencia y buenas prácticas. Además, el perfil de la fundación en Lealtad explica su origen, su actividad y su alcance territorial, y sitúa el proyecto bajo un patronato presidido por su fundador.
Las funciones de la fundación combinan tres planos. En el primero, estrictamente social y asistencial, se enmarca la realización de deseos y la presencia continuada en plantas pediátricas a través de programas de humanización, desde visitas sorpresa hasta pequeñas celebraciones que irrumpen en la rutina clínica. En un segundo nivel, la organización actúa como articuladora de alianzas con compañías, clubes deportivos, instituciones culturales y medios, de manera que cada colaboración se traduzca en recursos y experiencias significativas para los menores. Por último, la entidad ejerce una función pedagógica: explica el porqué y el cómo de cada deseo, divulga el impacto emocional positivo que reportan estas intervenciones y moviliza a la ciudadanía para sostener un proyecto que depende de donaciones, patrocinios y trabajo voluntario.
La Fundación llega a todos los rincones de España
El alcance se mide tanto en territorio como en comunidad movilizada y resultados. La fundación trabaja de forma continuada en hospitales de toda España y, según reseñas recientes, supera ya la barrera de los siete mil deseos cumplidos, cifra que aparece en crónicas de actos públicos y en balances regionales; esa escala permite observar efectos sostenidos en distintas comunidades autónomas y consolidar dinámicas con servicios de pediatría, oncología y unidades de cuidados crónicos complejos. Además, iniciativas como las ferias solidarias en Valencia muestran la capacidad de la entidad para activar tejido empresarial y social en beneficio del programa de deseos.
Humanizar y aliviar
Los objetivos estratégicos pueden sintetizarse en cuatro verbos: aliviar, humanizar, vincular y sostener. Aliviar, porque su primer propósito es reducir la carga emocional de la enfermedad en los menores y sus familias; humanizar, porque introduce momentos de alegría y normalidad en entornos hospitalarios sometidos a rutinas exigentes; vincular, porque crea redes con profesionales sanitarios y con la sociedad civil que se traducen en nuevas oportunidades para los pacientes; y sostener, porque asegura continuidad a través de financiación diversificada y alianzas estables. La exposición pública de estas metas en memorias y planes, junto con la auditoría de cuentas, permite seguir la trazabilidad de los recursos y evaluar los resultados.
Esa misión toma cuerpo en campañas y actos concretos. La colaboración con el Real Madrid, que supera las dos décadas, ha propiciado encuentros y sorpresas en Valdebebas que los niños recuerdan durante años; en 2023, por ejemplo, la entidad coordinó una entrega masiva de juguetes LEGO en casi medio centenar de hospitales con motivo del Día del Niño Hospitalizado, una operación logística que convirtió la planta pediátrica en un territorio de juego y distracción. En 2025, la fundación impulsó la instalación de “campanas del alta” en una veintena de hospitales, un gesto simbólico que celebra el final del ingreso y que se ha convertido en emblema de humanización. En paralelo, la agenda de deseos cotidianos (conocer a un escritor, visitar un estudio de cine, convertirse en piloto por un día) mantiene su pulso semanal.
Fundación Pequeño deseo, un halo de esperanza
También destaca el impacto de actos con gran eco mediático: en noviembre de 2024, dos adolescentes enfermos cumplieron el sueño de conocer a Rafa Nadal y Carlos Alcaraz en Málaga, en un encuentro organizado por la fundación coincidiendo con la Copa Davis; la escena, que recorrió informativos y redes, sintetizó el sentido del proyecto y multiplicó la conversación pública sobre la importancia del bienestar emocional durante la enfermedad. En la misma línea, la colaboración con entidades deportivas, culturales y empresariales ha generado recursos y experiencias que ayudan a dar continuidad al programa.
En resumen, la Fundación Pequeño Deseo ha dotado de método a una intuición luminosa y la ha convertido en un servicio social reconocible, transparente y eficaz. Su historia, su forma de gobierno y su cartera de alianzas explican por qué el cumplimiento de un deseo bien diseñado puede ser, para muchos niños, un hito que cambia la perspectiva del tratamiento y devuelve a la familia un margen de esperanza en los días difíciles. La combinación de rigor, imaginación y rendición de cuentas refuerza la imagen de una institución que, en lo esencial, trabaja para que la alegría no sea un accidente sino una parte planificada del cuidado.