La terapia génica consigue la cura potencial de la drepanocitosis y de la talasemia dependiente de transfusiones
Se han dado a conocer los resultados de una terapia génica en talasemia mayor o dependiente de transfusiones, que muestran cómo todos los pacientes tratados con esta terapia consiguen la independencia transfusional
En la reunión nacional de conclusiones del 65º Congreso Anual de la Asociación Americana de Hematología (ASH en sus siglas inglesas), organizada por la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y celebrada en el Palacio de Congresos de Zaragoza, se han expuesto y analizado los principales avances de la especialidad de Hematología y Hemoterapia, en lo relativo tanto a enfermedades hematológicas malignas (o cáncer de la sangre) como a enfermedades hematológicas no malignas (coagulopatías como la hemofilia u otras, trombosis, anemias, patologías de los glóbulos rojos, fallo medular, etc.).
Es en el ámbito de la Eritropatología (área dedicada al abordaje de las alteraciones de los glóbulos rojos) donde se han presentado avances muy relevantes en el tratamiento de la drepanocitosis y de la talasemia dependiente de transfusiones, dos enfermedades genéticas de la hemoglobina. «La primera de ellas se caracteriza por episodios agudos de dolor muy intenso que aparecen de forma imprevista, además de otras complicaciones agudas, anemia y un daño crónico en todos los órganos. En la segunda, estos pacientes necesitan recibir transfusiones de sangre cada mes para poder sobrevivir, produciendo una sobrecarga de hierro y, en consecuencia, también un daño potencial sobre muchos órganos», explica Salvador Payán, hematólogo del Hospital Universitario Virgen del Rocío, de Sevilla.
«Un tratamiento disruptivo y una cura potencial»
«La llegada de la terapia génica a estas enfermedades supone un tratamiento disruptivo y una cura potencial de las mismas», señala el especialista. De hecho, «la ‘joya de la corona’ de la Eritropatología en el último congreso de ASH ha sido la terapia génica, al haberse presentado los resultados de los fármacos exa-cel y lovo-cel para el tratamiento de la drepanocitosis. Dichos resultados muestran que el objetivo primario de los estudios se ha cumplido, ya que la mayoría de los pacientes no padecieron crisis de dolor durante un periodo de doce meses».
Durante el último Congreso de ASH, se aprobaron ambas terapias para el tratamiento de la drepanocitosis por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas inglesas). Asimismo, «se han presentado los resultados de exa-cel en talasemia dependiente de transfusiones, con los que se demuestra que todos los pacientes tratados con esta terapia consiguen la independencia transfusional», señala el Dr. Payán.
La hemofilia es otra enfermedad hematológica, de la coagulación de la sangre, para la que la terapia génica se postula como posible cura. “En ASH 2023 se ha dado a conocer que se mantienen los buenos resultados del estudio HOPE-B, donde más del 87% de los pacientes con hemofilia B tratados con etranacogene dezaparvovec alcanzaron una normalización de la hemostasia o formas leves de la enfermedad”, explica Mª Teresa Álvarez Román, hematóloga del Hospital Universitario La Paz, de Madrid. “Además -añade-, en San Diego se han presentado nuevas estrategias en terapia génica en hemofilia con tecnología CRISPR/Cas, transgenes optimizados y silenciadores de ARN”.
Avances en trombocitopenias y anticoagulación
Por otra parte, tal y como adelanta Mª Luisa Lozano, hematóloga del Hospital Universitario Morales Meseguer, de Murcia, «se han presentado resultados prometedores de modelos pre-clínicos acerca de la posible utilidad de las terapias CAR-T en la trombocitopenia inmune o PTI, abriendo un amplio abanico de posibilidades para el empleo de este tipo de tratamientos».
La doctora Lozano también ha destacado la aparición de una nueva entidad de interés para los hematólogos, que fue descrita en 2023 bajo el nombre de VITT-like (similitud con vaccine induced thrombotic thrombocytopenia). «Debemos sospechar estos cuadros en individuos que han tenido antecedentes, sobre todo, de infecciones respiratorias, que cursan con trombosis, trombocitopenias de entre 20.000 y 80.000 plaquetas, y un incremento en los niveles de dímero-D. En estos casos, y debido a la alta mortalidad que provoca esta nueva enfermedad, deberemos solicitar que al paciente se le administren anticuerpos anti-factor IV plaquetario, e iniciar de forma urgente tratamiento anticoagulante e infusión de inmunoglobulinas intravenosas».
En el área de la anticoagulación, también se presentaron importantes novedades en ASH 2023. Concretamente, se expusieron los resultados de numerosos estudios, en marcha, sobre una nueva generación de anticoagulantes: los inhibidores del factor XI. «Hasta el momento, y tras los fármacos antivitamina-k, los anticoagulantes orales de acción directa (ACODs) representaban el gran avance en este campo. De hecho, aunque existen desde hace varios años, muchos especialistas los siguen denominando nuevos anticoagulantes», explica Cristina Sierra, hematóloga del Hospital Universitario Cruces, de Barakaldo, de Vizcaya. «Sin embargo, la llegada de esta nueva diana terapéutica revolucionará el mundo de la anticoagulación, sobre todo en pacientes complejos, ancianos, personas con insuficiencia renal o con riesgo hemorrágico», ha concluido.