GeSIDA propone una hoja de ruta para avanzar en la lucha contra el VIH en España
Desde GeSIDA se plantea luchar contra el estigma, que se asocia a una mayor dificultad para acceder al diagnóstico y el tratamiento
Con motivo del primer aniversario de la Junta Directiva de GeSIDA (Grupo de Estudio del SIDA de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica) presidida por la Dra. Rosario Palacios, primera mujer en hacerlo, desde este colectivo se hace balance de la realidad del VIH en España y de la necesidad de establecer nuevas estrategias que ayuden a doblegar este virus, que 40 años después de su descubrimiento sigue representando un reto de salud pública de primer nivel.
«En los últimos años, España ha avanzado de una manera real y efectiva en el cumplimiento de los objetivos 95-95-95 (95% de personas diagnosticadas, 95% de personas diagnosticadas en tratamiento y 95% de casos tratados con carga viral indetectable) marcados por ONUSIDA para 2030 en relación con el VIH, de modo que el segundo de los objetivos (personas en tratamiento), ya ha alcanzado un cumplimiento del 96% y el primero (el de personas diagnosticadas) se acerca poco a poco a esta cifra, se estima que el 7,5% de las personas que viven con VIH en nuestro medio aún no han sido diagnosticadas. Respecto al tercero, casi un 10% de los pacientes en tratamiento no tienen la carga viral indetectable», detalla la Dra. Rosario Palacios, presidenta de GeSIDA.
La estrategia de GeSIDA
«Como puede comprobarse, los avances son significativos, pero no suficientes. Es por ello que ante el desafío que continúa generando la prevención, el diagnóstico y el abordaje del VIH y las necesidades que genera en los propios pacientes, los expertos de GeSIDA proponemos una hoja de ruta basada en las siguientes estrategias fundamentales: facilitar el acceso a la PrEP, sorteando las barreras asistenciales y socioculturales actuales; adelantar en la mayor medida posible el diagnóstico y el inicio del tratamiento; lograr la retención en cuidados y la continuidad en la atención médica, evitando la interrupción temprana, que se asocia a más muertes y eventos de SIDA; combatir el repunte de las infecciones de transmisión sexual en edades cada vez más tempranas y de las prácticas sexuales de riesgo, intensificando la información y la vigilancia epidemiológica, y mejorando el diagnóstico y manejo de las coinfecciones», explica la Dra. Palacios.
Asimismo, y como objetivo transversal, desde GeSIDA se plantea luchar contra el estigma. «Se asocia a una mayor dificultad para acceder al diagnóstico y el tratamiento y, por tanto, a una peor evolución de la enfermedad y también a peor salud mental, soledad y aislamiento social”, especialmente entre las personas mayores de 50 años, otro colectivo que precisa de un especial seguimiento y que representa en sí todo un reto, “ya que hasta hace no mucho las personas con VIH tenían una esperanza de vida inferior a la población general», subraya la máxima representante de este Grupo de Estudio de la SEIMC.
2024, año clave
«Confiamos en que 2024, cuyo ecuador ya hemos alcanzado, sea un año decisivo en la consecución de estos objetivos. Como siempre ha ocurrido, desde GeSIDA y, en especial, desde la Junta Directiva que me honro en presidir desde hace un año, tendemos la mano a la administración para trabajar de forma conjunta en este propósito, basándonos siempre en criterios científicos y teniendo como objetivo esencial la consecución de una mayor calidad de vida para las personas que conviven con el VIH y el fin de la transmisión del virus, lo que se traduciría a medio y largo plazo en la eliminación de esta pandemia de nuestras vidas», concluye la Dra. Palacios.
Según los últimos datos de vigilancia epidemiológica en España, tan sólo en el año 2022 se notificaron 2.956 nuevos diagnósticos de VIH, de los que el 46,8% presentaron un diagnóstico tardío. Entre 130.000 y 160.000 personas viven hoy día con el virus en nuestro país. Cifras nada desdeñables que dejan entrever claramente que hablar de VIH y SIDA no es una cuestión del pasado sino, todo lo contrario, «algo que precisa de un respuesta ambiciosa en el presente y el futuro, ya que hablamos de una enfermedad para la que aún no se conoce cura y que nos sigue planteando, cuatro décadas después de su descubrimiento, nuevos interrogantes», tal y como se apostilla desde la Junta Directiva de GeSIDA.