Hospital Monte Naranco
En la falda del monte que le da nombre, el Hospital Monte Naranco ha sido durante casi ocho décadas un referente del cuidado sanitario centrado en el paciente mayor, en la recuperación funcional y en la atención especializada tras su etapa fundacional como sanatorio antituberculoso
Construido en 1947, el Hospital Monte Naranco ha vivido transformaciones profundas hasta convertirse, hoy, en un hospital público de media y larga estancia, con vocación geriátrica, quirúrgica ambulatoria, soporte diagnóstico mejorado y un proyecto de modernización que mira hacia el futuro acercándolo a los estándares actuales.
De sanatorio para tuberculosis a hospital de media-larga estancia
El Monte Naranco abrió sus puertas el 21 de octubre de 1947 como sanatorio para tratar la tuberculosis, así como enfermedades relacionadas con el aparato respiratorio. En su origen dependía de organismos nacionales de la postguerra, construida por oficinas de reconstrucción, como respuesta a una enfermedad muy presente en aquel momento, y situada en un entorno con amplias terrazas, ventilación y exposición solar, características pensadas para favorecer la recuperación de los pacientes pulmonares.
Con el descubrimiento de fármacos eficaces frente a la tuberculosis, la hospitalización prolongada dejó de ser tan necesaria, y con ello cambió el papel del centro. En la década de 1980, cuando Asturias organizó su servicio sanitario autonómico, el Principado de Asturias integró el hospital en la red pública de salud. Desde entonces, el centro dejó atrás su carácter originalmente sanatorial y se orientó hacia una función más amplia: la geriatría, la rehabilitación, la atención a pacientes con patologías crónicas, la cirugía menor, el seguimiento funcional y el soporte post-agudo.
Infraestructura, especialidades y servicios actuales
El Hospital Monte Naranco consiste en un edificio con cinco plantas (planta principal, tres alturas y semisótano), con alrededor de 19.250 metros cuadrados de superficie. El centro tiene aproximadamente 190 camas instaladas, repartidas entre hospitalización geriátrica, atención de recuperación funcional, unidades de agudos, ortogeriatría, cuidados paliativos, hospital de día geriátrico, rehabilitación y otras unidades clínicas especializadas.
También dispone de cinco quirófanos, 25 salas de consulta externas, gimnasio de rehabilitación, hospital de día para pacientes geriátricos, unidades de gestión clínica para agudos, para recuperación funcional, para rehabilitación, y una planta específica de ictus que atiende pacientes que fueron estabilizados en otros centros. En esta planta de Ictus llegan pacientes derivados desde el Hospital Universitario Central de Asturias, especialmente aquellos que ya pasaron la fase aguda y requieren rehabilitación; la atención incluye fisioterapia, terapia ocupacional, apoyo para recuperar movilidad y funciones básicas.
Entre las especialidades médicas que tiene Monte Naranco se encuentran geriatría, traumatología ortopédica, rehabilitación, reumatología, dermatología, urología, cirugía menor ambulatoria, programas de medicina preventiva (incluyendo cribado de cáncer de colon y mama), atención multidisciplinar en las infecciones de transmisión sexual y urinarias, atención bucodental, alergología, así como unidad de salud oral y servicio de desintoxicación de drogas.
El hospital también gestiona un área de radiodiagnóstico moderno, ya que se han invertido recientemente cerca de 2,5 millones de euros para abastecer nuevas salas técnicas, mejorar accesos, habilitar controles y procedimientos de apoyo, actualizar el equipamiento e instalar una resonancia magnética y un TAC. Esto permitirá reducir esperas de pruebas diagnósticas tanto para pacientes internos como externos del área sanitaria.
Cultura de calidad, reconocimiento y docencia
Monte Naranco fue pionero en varias áreas de gestión sanitaria en Asturias. Fue uno de los primeros hospitales en conseguir certificaciones de calidad para cuidados de enfermería bajo normas ISO, posteriormente extendido a muchas de sus áreas. También, años atrás, fue distinguido nacionalmente por prácticas seguras, y fue de los primeros en la región en implantar historias clínicas electrónicas, como parte del sistema de salud autonómico, lo que mejoró la trazabilidad, la coordinación clínica y la eficacia en los cuidados.
Tiene acreditación docente, lo que permite que médicos internos residentes (MIR) y otros profesionales en formación participen en servicio real, especialmente en geriatría, rehabilitación funcional, cirugía ambulante, unidades de recuperación, entre otras.
Además, con motivo de cumplir 75 años en 2022, se desarrollaron actividades científicas y sociales como jornadas de especialidad, exposiciones históricas, publicaciones, campañas de sensibilización, actividades culturales, para acercar al hospital a la ciudadanía, reivindicar su historia, reconocer el valor del servicio que ha ofrecido y fortalecer la relación con los pacientes y sus familias.
Monte Naranco no es solo un hospital funcional, sino un espacio muy valorado por su carácter cercano. Dada su orientación geriátrica, se le reconoce por la atención personalizada, detener tiempos de espera en rehabilitación, cuidar la dignidad del paciente mayor, y por la calidez del trato. Muchos pacientes y familias destacan la atención diaria como que les dan tiempo, como que los cuidan integralmente.
Además, sirve como hospital de apoyo para momentos de alta presión en otros centros, especialmente del HUCA. Cuando el hospital central tiene ocupación alta, Monte Naranco acoge pacientes más mayores, en situaciones menos críticas, para liberar camas o servicios intensivos, lo que ayuda al sistema sanitario regional.
Perspectiva para el futuro
El Hospital Monte Naranco ha pasado de los años de postguerra, cuando servía como sanatorio para enfermos de tuberculosis, a ser hoy un hospital público de media-larga estancia con fuerte identidad geriátrica, rehabilitadora, diagnóstica y preventiva. Con su historia, con su compromiso humano, con su servicio al paciente mayor y con su rol de apoyo al hospital central, sigue siendo una pieza fundamental del sistema sanitario de Asturias.
Las reformas previstas y la voluntad institucional apuntan a un hospital que conserva su esencia, que mira al futuro, que quiere seguir siendo un centro donde el paciente se sienta con dignidad, reciba atención de calidad y forme parte de una comunidad sanitaria apasionada por servir.