Investigadoras del Hospital Gregorio Marañón demuestran cambios en el cerebro de la mujer asociados a la depresión y experiencia del parto
Las investigadoras del hospital han estudiado el intervalo temporal desde el final del tercer trimestre del embarazo hasta el primer mes posparto
Investigadoras del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, centro público de la Comunidad de Madrid, han descubierto que los cambios que se producen en dos áreas del cerebro de las mujeres al ser madres están relacionados con la experiencia del parto y los síntomas de depresión posparto. Concretamente, se han descrito variaciones en el volumen del hipocampo y la amígdala, regiones cerebrales implicadas en la memoria y el procesamiento emocional.
Según las conclusiones del estudio, en el momento del embarazo no se produjeron diferencias anatómicas significativas en el cerebro de las mujeres que fueron estudiadas en comparación con las mujeres sin hijos que formaron parte del grupo control. Sin embargo, la estructura de dos regiones cerebrales sí mostró cambios entre el final del periodo de gestación y los primeros meses tras dar a luz en función de la experiencia de parto y los síntomas de depresión posparto. De este modo, se ha determinado que las madres que tuvieron una percepción negativa de su experiencia de parto experimentaron un mayor aumento en el volumen del hipocampo. Asimismo, en aquellas que mostraron un aumento significativo de síntomas depresivos en el posparto, se observó un incremento mayor en el volumen de la amígdala.
Este estudio, publicado en la revista Science Advances, ha sido impulsada por las científicas del grupo de investigación en Neuroimagen Neuromaternal, del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Gregorio Marañón (IiSGM), liderado por la neurocientífica del centro madrileño, Susana Carmona, junto con investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).
Diferencias basadas en la adaptación
Para llevar a cabo esta investigación se tomaron imágenes de resonancia magnética de 88 madres primerizas en dos puntos temporales: al final del tercer trimestre del embarazo y durante el primer mes posparto. Como grupo control, también se evaluaron mediante resonancia magnética a 30 mujeres sin hijos en el mismo intervalo. Las conclusiones establecen una correlación, por eso las investigadoras continuarán trabajando con el objetivo de determinar cuál es la relación causal entre estas variables, así como para conocer posibles implicaciones de los cambios o su persistencia en el tiempo.
Las investigadoras del Hospital Gregorio Marañón explican que los cambios en el cerebro durante la transición a la maternidad pueden interpretarse como adaptaciones a los eventos desafiantes del parto y la maternidad, así como indicadores de posibles vulnerabilidades. Esto refuerza la necesidad de seguir avanzando en el conocimiento del cerebro materno e investigando las implicaciones de las experiencias perinatales en este importante momento de la vida.
El trabajo contribuye tanto al avance en el conocimiento del cerebro materno como en la mejora de la salud de las madres. Gracias a este estudio, se genera conocimiento de gran utilidad para la búsqueda de modelos sólidos que permitan predecir, prevenir y tratar patologías perinatales como la depresión posparto, un trastorno que afecta a casi una de cada cinco mujeres en el mundo.
«El parto y el posparto son momentos de gran intensidad emocional que la madre recuerda durante toda su vida. Cambia su vida y puede cambiar su cuerpo, un cuerpo ubicado también en un contexto e influenciado por él», concluye Cristina Ballesteros, investigadora del grupo de Neuroimagen del IiSGM y una de las autoras del trabajo.
Línea de investigación consolidada
Esta línea de investigación continúa el camino trazado por un primer estudio científico lanzado hace siete años. Desde entonces, varios trabajos publicados en Nature Neuroscience por las investigadoras del IiSGM junto a la UAB han demostrado que la transición a la maternidad se acompaña de reducciones en el volumen de sustancia gris durante la gestación, a los cuales se acompañan incrementos en el inicio del posparto, sin llegar a alcanzar la línea de base inicial.
«En los últimos años, hemos visto como los cambios que acontecen durante el embarazo son similares a los que ocurren durante la adolescencia, ambos periodos marcados por una reducción en el volumen de la sustancia gris en el cerebro», explica María Paternina-Die, también autora del estudio e investigadora del grupo de Neuroimagen del centro.