La individualización del tratamiento y los estudios en vida real optimizan el abordaje de los cánceres hematológicos
Expertos en la Jornada HEMASUR de J&J destacan el abordaje integral en leucemia linfocítica crónica y el nuevo paradigma en el tratamiento del linfoma de células del manto
Los nuevos regímenes terapéuticos disponibles para el abordaje de algunos de los principales cánceres de la sangre, como la leucemia linfocítica crónica (LLC) y el linfoma de células del manto (LCM), tienen como pieza clave la individualización y se asignan a cada paciente en función de factores como el perfil biológico o mutacional de la enfermedad, sus características clínicas o las comorbilidades asociadas. Esta es una de las conclusiones de la Jornada HEMASUR, que Johnson & Johnson ha organizado recientemente en Madrid.
LLC: hacia la personalización en el abordaje de la fragilidad
En el ámbito de la LLC, los especialistas han valorado la importancia de los estudios en vida real que, como indica el doctor José Ángel Hernández Rivas, jefe del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Infanta Leonor en Madrid, «nos dicen que disponemos de diversas opciones terapéuticas, como los inhibidores de la tirosina quinasa de Bruton (BTK) en combinación en tratamiento finito o en monoterapia para tratar la LLC-B, que reproducen los resultados de eficacia y seguridad fuera de ensayos clínicos, incluso en pacientes que no se habrían incluido en dichos ensayos».
A juicio de este experto, estos tratamientos han conseguido limitar las complicaciones producidas por la LLC-B, han mejorado la situación clínica con el control de los síntomas asociados con efectos adversos conocidos y mayoritariamente de escasa-moderada gravedad, con lo que se sigue prolongando el tiempo a un nuevo tratamiento y la calidad de vida, y secundariamente se puede extender la supervivencia como se ha visto en algunos ensayos clínicos con un seguimiento prolongado.
Coordinación entre Hematología y Geriatría
La necesaria coordinación entre Hematología y Geriatría de esta patología cuya edad media de diagnóstico se sitúa entre los 70 y los 72 años ha sido otro de los temas centrales del encuentro. “La colaboración entre las dos especialidades es clave para un abordaje personalizado de la leucemia linfocítica crónica, de cara a un mejor pronóstico y abordaje terapéutico del paciente”, explica el Dr. Hernández Rivas.
Así, destaca que «Es fundamental conocer la situación funcional del paciente, además de las comorbilidades, para valorar adecuadamente las posibilidades de tratamiento de un paciente anciano concreto aumentando nuestra información sobre su pronóstico vital, la capacidad de tolerancia y la probabilidad de determinadas toxicidades». A este respecto, añade que «los geriatras nos aportan mucha de esta información que es vital para decidir el tratamiento más adecuado para nuestro paciente, y ofrecen medidas correctoras o de soporte (nutrición, ejercicio, soporte familiar o social) para mejorar la tolerancia y la adherencia o cumplimiento del tratamiento».
Cambio de paradigma en linfoma de células del manto (LCM) desde primera línea
El LCM, otra de las patologías que ha centrado esta jornada, es un tipo de linfoma no Hodgkin muy poco frecuente, que representa entre el 2% y el 5% de todos los linfomas y sobre el que se ha producido recientemente una «numerosa información y resultados de ensayos clínicos mostrando una mejor supervivencia en la primera línea, la recaída y la refractariedad planteando un cambio de paradigma del tratamiento de esta enfermedad», ha explicado el doctor Francisco Javier Peñalver Parraga, jefe de la Unidad de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario Fundación Alcorcón.
Uno de los avances más relevantes ha sido la incorporación de los inhibidores de BTK a la primera línea de tratamiento, «que ha conseguido mejorar la supervivencia y que supone un resultado muy importante y una gran noticia para nuestros pacientes», según el doctor Peñalver.
En esta patología tenemos dos grandes grupos de pacientes, según el Dr. Peñalver: «por un lado, los menores de 70 años y con buen estado general, candidatos a trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos, en los que se ha demostrado gracias al estudio TRIANGLE, que la inclusión de los inhibidores de BTKal tratamiento con inmunoquimioterapia consigue mejorar la supervivencia libre de progresión y la supervivencia global».
Del inhibidor de BTK a la terapia CAR-T
En segundo lugar, «en los pacientes mayores de 65-70 años o con comorbilidades importantes, tradicionalmente tratados con inmunoquimioterapia y un tratamiento de mantenimiento, la incorporación de los inhibidores de BTK también ha logrado mejores resultados, de forma similar a los obtenidos en el paciente joven». Sin embargo, estos nuevos datos también nos sugieren que los pacientes con formas más agresivas de la enfermedad, como los que presentan morfología blastoide o mutaciones de TP-53, «aún pueden beneficiarse del trasplante autólogo», ha añadido.
En el contexto del paciente con recaídas, según ha apuntado el doctor Peñalver, también «existe la terapia CAR-T, los denominados inhibidores de BTK no covalentes, algunos de ellos ya aprobados, e incluso los anticuerpos biespecíficos». Todos ellos representan nuevas alternativas para pacientes que no responden a tratamientos previos.

