La unión de la biología sintética, la IA y automatización impulsa nuevos biocombustibles, proteínas y terapias génicas
La IA permite analizar millones de datos biológicos para encontrar las mejores soluciones, al tiempo que la automatización facilita la transferencia de resultados del laboratorio a la industria
Los desafíos globales como el cambio climático, la degradación del suelo y los ecosistemas, y el crecimiento de la población mundial requieren un enfoque decidido hacia un modelo económico más sostenible; por medio del desarrollo y la implementación de nuevas formas de producción y consumo que respeten el equilibrio del planeta. En este contexto, los expertos participantes en el Encuentro Internacional de Biotecnología BIOSPAIN 2025, que se celebra del 7 al 9 de octubre en la Fira de Barcelona – Montjuïc, organizado por la Asociación Española de Bioempresas (AseBio) y Biocat, en colaboración con la Generalitat de Catalunya y el Ajuntament de Barcelona; han presentado las posibilidades que ofrece la carne cultivada y las proteínas plant-base, junto con la bioconversión de CO₂ y la convergencia entre biología sintética, automatización e IA en la creación de alimentos sostenibles, fármacos, combustibles y materiales avanzados.
Carne cultivada y proteínas vegetales
Las tecnologías de carne cultivada y proteínas plant-based se enmarcan en un nuevo paradigma alimentario, que busca responder a los retos globales de sostenibilidad, seguridad alimentaria, salud pública y bienestar animal. Como ha explicado Ana Torrejón Cabello, responsable de Microbiología y Biotecnología Industrial en AINIA, la carne cultivada, también conocida como carne in vitro o carne celular, se obtiene mediante el cultivo de células animales en medios de crecimiento específicos, replicando el proceso biológico que ocurre en el organismo, pero en condiciones controladas de laboratorio o planta piloto. Este enfoque, según ha detallado Torrejón Cabello, «permite generar tejido muscular sin necesidad de criar ni sacrificar animales, lo que representa una disrupción tecnológica en la cadena de valor cárnica».
Por otro lado, las proteínas plant-based son matrices alimentarias formuladas a partir de fuentes vegetales ricas en proteínas (como soja, guisante, trigo o arroz), que, mediante procesos de extrusión, fermentación o ingeniería de alimentos, «logran simular las propiedades organolépticas de la carne convencional», según ha compartido la experta.
Alimentos más sostenibles y saludables
La carne cultivada y las proteínas plant-based ofrecen ventajas significativas frente a los productos cárnicos tradicionales. Desde el punto de vista medioambiental, como ha desgranado Torrejón Cabello, «permiten reducir de forma considerable el uso de recursos naturales como el agua y la tierra, así como las emisiones de gases de efecto invernadero». A su vez, y en términos de seguridad alimentaria, al tratarse de procesos altamente controlados, disminuyen los riesgos asociados a patógenos zoonóticos, residuos de antibióticos y contaminantes microbiológicos. «Además, ofrecen la posibilidad de diseñar perfiles nutricionales más saludables, ajustando el contenido de grasas saturadas, incorporando fibra o enriqueciendo con micronutrientes específicos», como ha sostenido la experta.
La producción de carne cultivada enfrenta actualmente una serie de desafíos tecnológicos que limitan su escalabilidad y viabilidad comercial; entre ellos, el manejo de los elevados costes de producción en comparación con la carne convencional y con las alternativas vegetales. Asimismo, tal y como ha aseverado Ana Torrejón Cabello, «estas tecnologías aún están en fase de investigación y desarrollo; mientras que la carne cultivada se enfrenta a marcos legales aún en construcción en muchos países del mundo2.
Biología sintética para alimentos sostenibles
El desarrollo de alimentos más sostenibles es uno de los campos de actuación de la biología sintética, una disciplina que combina biología, ingeniería genética y ciencia de datos para crear nuevos sistemas biológicos o mejorar los existentes. En términos sencillos, como ha explicado Mikel Irujo, consejero de Industria, Transición Ecológica y Digital Empresarial del Gobierno de Navarra, permite diseñar la vida con fines útiles, «desde producir medicamentos o alimentos más sostenibles hasta desarrollar combustibles o materiales avanzados».
La convergencia entre la biología sintética, automatización e inteligencia artificial acelera todo el proceso, desde el diseño y testado de organismos hasta la producción a gran escala. La IA, como ha evidenciado Irujo, permite analizar millones de datos biológicos para encontrar las mejores soluciones, al tiempo que la automatización facilita la transferencia de resultados del laboratorio a la industria. «De ahí la importancia de trabajar en la eficiencia y competitividad en costes», ha apostillado. Por sectores, y en el ámbito de la energía, está impulsando biocombustibles y otras nuevas fuentes. «En la agroindustria, ofrece proteínas alternativas y cultivos más resilientes. Y en salud, es fundamental en terapias génicas, biosensores y nuevos fármacos», ha señalado.
IA para la bioeconomía
España tiene ya una posición destacada en biotecnología y, como ha recordado el consejero de Industria, Transición Ecológica y Digital Empresarial del Gobierno de Navarra, «la biología sintética es su evolución natural, llamada a ser uno de los motores de la bioeconomía». Particularmente, Navarra ha situado la biología sintética en el centro de su estrategia de desarrollo económico y social: «Contamos para ello con el plan de desarrollo empresarial, BioSintNA, liderado por Sodena, que estructura acciones para conectar ciencia, empresa y tecnología; así como infraestructuras punteras como el laboratorio de biología sintética en IRIS Lab, único en el sur de Europa, que permite dar el salto de la investigación al mercado».
La transformación del CO₂ en productos de alto valor, como biocombustibles, bioplásticos, proteínas o biomasa se posiciona como una alternativa relevante para avanzar hacia una economía circular, apostando por soluciones sostenibles que permiten transformar este gas en recursos útiles para diferentes sectores. Tal y como ha recalcado María del Mar González Barroso, Technical Advisor in Biotechnology de Repsol, «el avance en procesos como la captura y utilización de carbono (CCU) permite que el CO₂ deje de verse exclusivamente como un residuo y comience a considerarse una materia prima valiosa, capaz de alimentar nuevas cadenas de valor y favorecer modelos productivos más sostenibles».
Bioconversión de CO₂, clave para avanzar hacia una economía circular
Concretamente, González Barroso ha destacado que procesos biológicos como la fermentación de gases o el empleo de organismos fotosintéticos, «tienen la capacidad de convertir el CO₂ en productos de alto valor, como biocombustibles, bioplásticos, proteínas o biomasa, entre otros». Entre sus ventajas, la experta ha incidido en que pueden operar con gases que contienen impurezas y bajo condiciones suaves, «facilitando su integración en la industria y reduciendo costos de tratamiento».
Repsol tiene programada la construcción de una planta, ubicada en las inmediaciones de sus instalaciones de Petronor y en colaboración con su socio O.C.O Technology Limited, que va a incorporar la tecnología de O.C.O para la fabricación de áridos (grava) a partir del CO₂ capturado de la refinería de Petronor y cenizas. En palabras de la Technical Advisor in Biotechnology de Repsol, «iniciativas como la fabricación de ecoáridos, combustibles sintéticos y el impulso de tecnologías biológicas muestran el potencial de transformar los residuos en oportunidades industriales. Al integrar la captura y valorización de CO₂ en nuestros procesos, no solo avanzamos hacia una industria más eficiente y sostenible, sino que también promovemos la creación de productos que aportan valor a la sociedad», ha concluido.

