Más allá del cáncer: cuidados, fotoprotección y bienestar en el marco del mes del Melanoma
Este cáncer de piel se puede prevenir: la fotoprotección diaria es una herramienta clave para reducir riesgos
Proteger la piel del sol no debería ser una excepción, sino un gesto cotidiano de autocuidado. Usar fotoprotección a diario es una forma sencilla pero poderosa de prevenir daños que van desde manchas o envejecimiento hasta problemas más serios como el cáncer de piel. Por eso, en el marco del Día Mundial del Melanoma, que se celebra hoy 23 de mayo, los laboratorios Pierre Fabre, junto con la Fundación Kālida, han organizado un taller de maquillaje terapéutico y fotoprotección para pacientes oncológicas y sensibilizar así sobre la necesidad de cuidar la piel antes, durante y después de un tratamiento.
De hecho, anualmente, se diagnostican en nuestro país más de 9.400 casos de melanoma maligno, un tipo de cáncer de piel que comienza y se desarrolla en las células conocidas como melanocitos, que se encuentran en la capa superior de la piel y producen un pigmento llamado melanina, que da color a la piel. De estos, en torno al 11% fallecen.
Como ha explicado Marta Marsal, patient relations manager de Pierre Fabre, esta formación permite poner el foco en la prevención solar y en el cuidado de la piel de manera específica de las personas que conviven con cáncer de piel, dado que tienen la piel más sensible y, por tanto, necesitan cuidados adicionales. «La protección solar de uso diario es importante a nivel población general, pero en personas que padecen o han padecido cáncer se debe incidir, ya que tienen la piel más delicada y, por tanto, tienen mayor riesgo de sufrir quemaduras», ha afirmado. No obstante, ha añadido que la fotoprotección no debe usarse únicamente en verano, sino que se debería incorporar a las rutinas diarias.
Prevenir antes que curar
Durante el taller, no solo se ha hecho hincapié en la importancia del uso de fotoprotectores durante y después de los tratamientos oncológicos, sino que la formadora de Pierre Fabre, Belén Carbo, ha explicado el significado de conceptos como 50+ y la regla ABCDE (Asimetría, Bordes, Color, Diámetro, Evolución) para el autoexamen de la piel y ha dado consejos sobre protección solar como la cantidad del fotoprotector que se debe aplicar o cada cuanto tiempo.
En concreto, se ha incidido en que la detección temprana del melanoma es crucial para un tratamiento exitoso y mejorar el pronóstico del paciente. Al utilizar la regla ABCDE se puede identificar potencialmente lunares sospechosos y acudir al especialista para un diagnóstico y tratamiento oportunos, puesto que la detección temprana sigue siendo clave para mejorar el pronóstico. La supervivencia a 5 años en estadios iniciales supera el 90%, pero en fases avanzadas la tasa disminuye significativamente.
«Los beneficios de este tipo de talleres van más allá del aprendizaje de cómo deben de cuidar la piel y la importancia de protegerse del sol a diario utilizando un fotoprotector adecuado. Gracias a las técnicas de maquillaje corrector, aprenden a mejorar su aspecto y camuflar imperfecciones ocasionadas por el tratamiento, por lo que otro de los beneficios, y quizás el más importante, es que permite a los pacientes reforzar su autoestima», ha señalado.
Maquillaje como complemento de la fotoprotección
A su vez, Teresa Solano, enfermera especialista en Soporte Oncológico de la Fundación Kālida, ha puesto el foco en que, después de haber pasado por un tratamiento oncológico el cuidado de la piel es de vital importancia. En estos talleres, se enseñan técnicas para aprender a cuidar la piel de forma segura e intentar disminuir cualquier alteración que haya podido surgir, contribuyendo a que las pacientes adquieran, de nuevo, cierto control sobre nuestra imagen.
«Los talleres de maquillaje terapéutico ayudan a las personas a disminuir o disimular alguna de las alteraciones producidas por los tratamientos oncológicos. Además, les da técnicas muy concretas sobre cómo, por ejemplo, pintar o maquillar las cejas o enfrentarse a la perdida de pestañas. Pero no solo eso, son también un momento lúdico donde las pacientes pueden compartir su experiencia, generando apoyo y permitiéndoles sentirse menos aisladas», ha remarcado Solano, quien ha insistido en que la fotoprotección cutánea es esencial.
Palabras suscritas por Carbo, quien ha agregado que este tipo de talleres ofrecen a los pacientes oncológicos un lugar seguro y empático en el que, además de aprender la importancia de cómo deben de cuidar su piel de forma adecuada antes, durante y después del tratamiento para prevenir y aliviar efectos secundarios derivados de las terapias oncológicas, pueden compartir su experiencia y emociones con otras personas que se encuentran en una situación similar a la suya.
Las pacientes resaltan la labor del taller en potenciar la autoestima
A su vez, Patricia Martínez del Hoyo, una de las pacientes participantes en el taller, ha resaltado la utilidad de esta formación, dado que se enseñan técnicas y recursos para sentirse mejor y mejorar la autoestima. En su caso, ha reconocido que, tras su participación en el taller, no solo va a hidratarse la piel diariamente, sino que va a protegerla del sol con factores 50+ y en repetidas ocasiones. «Ha sido muy útil el tema de cómo maquillarse las cejas, dado que durante los tratamientos con quimioterapia puede caerse el pelo. Esto me hará sentir mejor y con la autoestima más alta en un momento que, quizás, no es el mejor de mi vida», ha concluido.
Movimiento Skin&Cancer
Precisamente, este año, los laboratorios Pierre Fabre han presentado el movimiento Skin&Cancer, una iniciativa puesta en marcha con la colaboración de un grupo multidisciplinar de profesionales sanitarios (oncólogos, farmacéuticos, dermatólogos, psico-oncólogos y enfermeros), y representantes de asociaciones de pacientes, que tiene como objetivo mejorar la prevención, tratamiento y atención de las necesidades dermatológicas que requieren los pacientes con cáncer.
De esta forma, a través del movimiento Skin&Cancer, que ya cuenta con su propia página web, se pretende, además de tratar, prevenir el desarrollo de las toxicidades cutáneas que provocan las terapias oncológicas, informando a los pacientes sobre la importancia que tiene el cuidado de la piel antes, durante y después del tratamiento. En palabras de Marsal: «Se pretende crear un ecosistema empático alrededor del paciente, para tratar y prevenir las toxicidades cutáneas que se generan por los tratamientos oncológicos y así poder ayudar a mejorar la calidad de vida de los pacientes».