Música en Vena
Con el fin de amenizar la estancia hospitalaria para pacientes y familiares, Música en Vena lleva actuando desde 2012
Música en Vena es, ante todo, una asociación sin ánimo de lucro que trabaja desde la cultura y la música para mejorar la vivencia hospitalaria de pacientes, familias y personal sanitario. Su propósito declarado (transformar en alivio el sufrimiento a través de música en directo, en la habitación, en la UCI o en el hospital de día) se ha mantenido estable desde sus inicios y define tanto su metodología como su tono: atención exquisita al contexto clínico, repertorios y formatos adaptados, músicos profesionales y una coordinación estrecha con los equipos asistenciales.
El proyecto echó a andar en 2012 y, desde entonces, ha consolidado una presencia regular en más de una veintena de hospitales de la Comunidad de Madrid mediante convenio con el Servicio Madrileño de Salud. Ese anclaje institucional no es decorativo: asegura continuidad, facilita la integración con protocolos de planta y permite evaluar con más rigor el impacto percibido por pacientes y profesionales. La organización, nacida y afincada en Madrid, ha ido sumando intervenciones en otras comunidades cuando se articulan alianzas locales; así, en 2023 llevó microconciertos a la UCI y al Hospital de Día del Hospital Universitario Río Hortega, en Valladolid, muestra de una proyección que desborda su base madrileña.
¿Cómo empezó Música en Vena?
Su origen está íntimamente ligado a la familia Castelló. La impulsora y hoy presidenta, Virginia Castelló, ha explicado en distintas entrevistas cómo la experiencia hospitalaria propia y cercana la llevó a convertir una intuición, la música como palanca de alivio, en una práctica sostenida en el tiempo. Junto a ella, sus hijos gemelos, Juan e Ignacio García Castelló, figuran entre las personas fundadoras y fueron claves en las primeras giras intrahospitalarias, lo que consolidó el ADN artístico y operativo de la entidad. La combinación de liderazgo familiar, vocación pública y una red extensa de músicos explica el tono humanista y, a la vez, profesional con el que la asociación se relaciona con los servicios clínicos.
Esa profesionalidad se refleja en su manera de trabajar dentro del hospital. La asociación programa sesiones breves, de proximidad, y ajusta los arreglos a requerimientos clínicos concretos, desde la modulación dinámica en unidades críticas hasta repertorios que eviten sobresaltos en diálisis, siempre en diálogo con enfermería y medicina. El resultado no es un «concierto» al uso, sino un acto de cuidado que humaniza la rutina sanitaria, reduce el estrés y promueve momentos de conexión entre pacientes, familias y equipos. Este enfoque ha atraído, además, la participación puntual de artistas de primer nivel, como Jorge Drexler o Rosario Flores, cuyas actuaciones han dado visibilidad pública a la misión sin alterar su sobriedad clínica.
Alcance de la organización
En su historia destaca un hito singular por su ambición evaluativa: el estudio Músicos Internos Residentes (MIR), desarrollado entre 2016 y 2019. El programa combinó investigación clínica, empleo cultural y humanización, con la contratación de jóvenes intérpretes que intervenían a diario en hospitales mientras se medían variables objetivas y subjetivas de los pacientes. La literatura divulgada sobre el proyecto recoge, además de la experiencia cotidiana en planta, aprendizajes sobre organización, selección y formación de músicos para entornos de alta sensibilidad, y documenta la utilidad coadyuvante de la música en parámetros como ansiedad o percepción de dolor. Esa voluntad de demostrar, no sólo de emocionar, es parte del carácter de la entidad.
El alcance del trabajo de Música en Vena se mide mejor en escenas concretas que en cifras abstractas: una UCI pediátrica que por unos minutos baja el umbral de tensión; una sala de diálisis que respira al compás de una voz; un pasillo de hospital donde la música ordena el ruido. En los últimos años, la asociación ha intensificado su presencia en unidades críticas y pediátricas, y ha promovido proyectos estables con identidad propia. Fantasía en Vena es un buen ejemplo: conciertos quincenales para niños hospitalizados que devuelven juego y color a espacios clínicos por definición severos, siempre con la complicidad del personal sanitario y las familias. En otra línea, intérpretes como Judit Neddermann han llevado su arte a unidades neonatales, reforzando la dimensión afectiva del cuidado en momentos de extrema fragilidad.
Objetivos y futuro
La estructura de gobierno es contenida y funcional, acorde con el tamaño y la misión de la entidad. La Junta Directiva la preside su fundadora, Virginia Castelló Castro, y la completan, entre otros cargos, la secretaria-tesorera Irina Giordano Atienzar y la vocal Judith Atienzar Madrigal. Esa proximidad entre órgano de gobierno y actividad programática facilita la toma de decisiones en entornos tan cambiantes como un hospital y permite sostener una cultura interna centrada en la coordinación diaria con los servicios clínicos.
Los objetivos estratégicos pueden resumirse en cuatro vectores: continuidad, integración, evidencia y dignidad. Continuidad, porque la música sólo transforma cuando es esperada y reconocible en las plantas; integración, porque el hospital marca los ritmos y la música ha de caber en ellos; evidencia, porque una práctica socialmente valiosa gana legitimidad cuando se evalúa; y dignidad, porque cada intervención busca hacer más llevadera la enfermedad sin infantilizarla ni convertirla en espectáculo. Todo ello exige selección y formación de intérpretes, repertorios prudentes y una logística silenciosa que no interrumpa la clínica, y al mismo tiempo una apertura cultural que permita a pacientes y familias recuperar agencia en un entorno que a menudo se la arrebata.
Doce años después de su arranque, Música en Vena mantiene la misma convicción con la que empezó: la música, bien diseñada y ejecutada, no sustituye tratamientos ni pretende hacerlo, pero sí acompaña, ordena y humaniza. Esa es su promesa y su disciplina. Lo demás (los nombres propios que ocasionalmente se acercan, la expansión geográfica cuando hay alianzas, los reconocimientos) llega por añadidura a un trabajo que ocurre en voz baja, allí donde la vida se mide por turnos y constantes, y donde una canción, en el momento preciso, basta para devolver un poco de aire.

