Peste negra: como se erradicó la enfermedad que casi hizo desaparecer a Europa
La peste negra es considerada a día de hoy como la enfermedad con más muertos a sus espaldas de la historia de la humanidad
Cinco años es lo que le bastó a la peste negra (también conocida como muerte negra) para eliminar al menos a un tercio de la población europea. A falta de registros más certeros, las estimaciones ponderan entre 80 y 200 millones la cifra total de muertes causadas por esta pandemia que asoló Eurasia de 1347 a 1353. Es complicado conocer las cifras exactas, puesto que los censos de la época no eran particularmente exhaustivos, pero las condiciones de salubridad en el continente europeo y los reportes médicos conservados permiten hasta cierto punto confirmar su letalidad. Incluso casi siete siglos después esta enfermedad sostiene el cuestionable mérito de ser la más devastadora de la historia de la humanidad. Tras dejar millones de muertes a su paso, la población de Europa no logró recuperarse demográficamente hasta dos siglos después, a mediados del siglo XVI.
En los últimos años hemos aprendido mucho sobre epidemias. El Covid-19 familiarizó a la mayor parte de la sociedad actual con las circunstancias presentes durante una pandemia. El aislamiento, las precauciones, la prevención… Varios años después somos conscientes de como actuar en estos casos. Además, los avances médicos han permitido combatir enfermedades con relativa eficacia y celeridad. Sin embargo, esto no siempre fue así. Los médicos de la Edad Media desconocían la existencia de los microorganismos, por lo que partían desde una clara desventaja que solo les permitía actuar contra la enfermedad mediante la prevención. La sociedad, sin embargo, vivía en unas circunstancias insalubres y en aquel momento gran parte de la población creyó que la peste negra se trataba de un castigo divino del que no podía escaparse. Todo esto, junto a la falta de autoridad existente, creó un caldo de cultivo perfecto para su proliferación.
¿Cómo se propagó la muerte negra en Europa?
Su origen aún es un gran misterio. Se cree que se originó en Asia central, causada por el bacilo Yersinia pestis, y que la introdujeron en Europa guerreros y comerciantes mongoles que se trasladaron a la península de Crimea. De ahí se desplazaría a Mesina, Italia, en barcos de comerciantes genoveses que navegaban el Mar Negro, a través de las ratas y parásitos que habitaban en estos buques. Las pésimas condiciones de higiene de dichas naves eran compartidas con la sociedad europea, lo que hizo que su difusión resultase particularmente sencilla. Un vector común eran las pulgas, que habitaban en las telas de muchos comerciantes y atacaban a la población. La propagación se multiplicó cuando muchos habitantes de las ciudades comenzaron a huir despavoridos al campo, afectando también a las áreas rurales.
Además, cabe destacar la mala alimentación en la Europa de la época. Una plaga anterior que afectó al ganado y la mala temporada de cosechas causaron que la población tuviese una nutrición cada vez más deficiente. Todo ello hizo que la bacteria encontrase una sociedad con un sistema inmune completamente debilitado, creciendo así exponencialmente la agresividad con la que atacaba a las víctimas y, por tanto, su mortalidad.
Sus síntomas eran variados y se tiene constancia de ellos gracias a los registros llevados a cabo por médicos. Destacaban las altas fiebres, el sangrado por sangre y boca, así como la expulsión de esputos a través de la tos. También era especialmente característica la aparición de manchas en la piel y bultos por hemorragias internas e inflamaciones de los ganglios linfáticos. La literatura médica de la época destacaba, además, la agresividad de la enfermedad: algunos pacientes podían no mostrar síntomas durante la mañana, empezar a mostrarlos durante la tarde y morir repentinamente por la noche.
El final de la peste negra
Ante una hecatombe de esta magnitud, y dadas las circunstancias, cabe preguntar: ¿cómo consiguió eliminarse esta pandemia? Bueno, una cosa que hemos aprendido en los últimos años con el Covid-19 es que esta clase de enfermedades no se erradican sin más. La peste negra continuó llegando a Europa en oleadas y, aunque siguió cobrándose víctimas, su gravedad se fue reduciendo progresivamente.
A partir del siglo XV las condiciones higiénicas y sanitarias en Europa mejoraron de forma considerable y comenzaron a introducirse estrategias de prevención. La más destacable fue la cuarentena obligada a los mercaderes que llegaban a Europa en barcos. De esta forma, se mantenía aislados a estos comerciantes durante un tiempo prudencial hasta que se considerase que no suponían peligro alguno para la salud pública del continente y se consiguió también reducir la propagación de la enfermedad. Como dato curioso este periodo, originalmente de 30 días, se extendió a cuarenta, dando origen al vocablo cuarentena tal y como lo conocemos a día de hoy.
Asimismo, la inmunidad desarrollada por la población causó que las posteriores olas de peste negra fuesen muchísimo menos graves. Destacan particularmente los casos que hubo en Londres a mediados del siglo XVII y en China a mediados del siglo XIX. Actualmente, la peste negra no está erradicada y, aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara entre 1.000 y 3.000 casos anuales, su mortalidad dista mucho de la que provocó en la Edad Media.