Pica
Una mirada profunda a la enfermedad de pica, un trastorno alimenticio poco conocido que va más allá de los antojos
La pica es un trastorno alimenticio caracterizado por el deseo persistente de ingerir sustancias que no tienen valor nutricional, como tierra, tiza, cabello, hielo, papel, detergente o incluso pintura. Aunque en la infancia se considera normal que los niños pequeños exploren objetos con la boca, la pica va más allá del comportamiento infantil típico y se convierte en un motivo de preocupación cuando persiste durante al menos un mes en edades en las que ya no es común.
Este trastorno ha sido documentado desde la antigüedad y su nombre proviene del latín pica pica, el nombre científico de la urraca, un ave conocida por comer objetos no comestibles. Si bien puede parecer extraño o incluso inofensivo, la pica puede tener graves consecuencias para la salud física y mental de quien la padece.
¿Cuáles son los síntomas?
El principal síntoma de la pica es la ingesta reiterada de sustancias no alimenticias. Los objetos y materiales que las personas con pica consumen varían ampliamente, pero entre los más comunes se encuentran:
- Tierra o barro (geofagia)
- Hielo (pagofagia)
- Cabello (tricofagia)
- Papel, cartón o madera
- Pintura o yeso
- Jabón o detergente
- Cenizas, goma, metales u objetos pequeños
A menudo, este comportamiento se acompaña de otros signos que pueden incluir:
- Dolores estomacales frecuentes o problemas gastrointestinales
- Intoxicaciones por ingestión de materiales tóxicos
- Problemas dentales o infecciones
- Anemia o deficiencias nutricionales
- Aislamiento social o vergüenza al ser descubierto
La pica no siempre se manifiesta de forma evidente, y muchas personas esconden su comportamiento por miedo al juicio o la incomprensión.
¿Quiénes pueden padecerla?
Aunque la pica puede afectar a personas de cualquier edad, hay ciertos grupos con mayor riesgo:
- Niños pequeños: hasta los 2-3 años es común que se lleven objetos a la boca, pero si el hábito persiste, puede ser signo de pica.
- Mujeres embarazadas: especialmente en situaciones de deficiencias de hierro o minerales.
- Personas con discapacidad intelectual o del desarrollo: como el autismo o el síndrome de Prader-Willi.
- Individuos con trastornos psiquiátricos: como la esquizofrenia, trastornos obsesivo-compulsivos o trauma emocional.
- Comunidades en situación de pobreza extrema: donde la malnutrición o la carencia de micronutrientes esenciales pueden desencadenar este comportamiento.
Es importante subrayar que la pica no es simplemente un «mal hábito» o una «manía», sino un síntoma de un problema más profundo, ya sea físico, emocional o social.
¿Cómo podemos ayudar a quienes la sufren?
Afrontar la pica requiere un enfoque integral, basado en la comprensión y el apoyo. El primer paso siempre debe ser buscar ayuda profesional. Un médico puede solicitar análisis de sangre para detectar posibles deficiencias nutricionales o intoxicaciones por metales pesados. Al mismo tiempo, un psicólogo o psiquiatra puede evaluar si existen trastornos mentales subyacentes que estén influyendo en este comportamiento.
Es fundamental evitar juzgar o avergonzar a la persona que lo padece. Muchas veces, quienes sufren de pica experimentan sentimientos de culpa o vergüenza, lo que puede llevarlos al aislamiento. Por eso, es importante escucharlos con empatía y ofrecerles un entorno de apoyo emocional donde se sientan comprendidos y acompañados.
Además, la educación y la concientización juegan un papel clave. Informar a cuidadores, maestros y familiares sobre qué es la pica permite identificar señales tempranas y actuar antes de que el comportamiento represente un riesgo para la salud. Esta información puede marcar una gran diferencia en la vida de quienes están en situación de vulnerabilidad. En cuanto al tratamiento, la terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser eficaz en muchos casos. Este enfoque ayuda a la persona a identificar los desencadenantes del comportamiento y a sustituirlos por respuestas más saludables.
Por último, es importante considerar si hay deficiencias nutricionales que deban corregirse. En casos como el de embarazadas o personas con anemia, la suplementación con hierro u otros nutrientes puede disminuir o incluso eliminar los impulsos de consumir sustancias no alimenticias. En conjunto, estos pasos contribuyen a abordar la pica de forma respetuosa, eficaz y centrada en el bienestar de la persona.
Un trastorno que merece atención
La pica sigue siendo un trastorno rodeado de silencio y estigma. Al tratarla con la seriedad que merece y ofrecer apoyo a quienes la padecen, podemos prevenir complicaciones graves y mejorar significativamente la calidad de vida de las personas afectadas. No se trata solo de dejar de comer cosas raras, sino de sanar las causas profundas que llevan a ese comportamiento.

