¿Por qué el corazón puede seguir latiendo fuera del cuerpo?
Cuando pensamos en el corazón, lo imaginamos funcionando dentro del pecho, bombeando sangre sin descanso
Sin embargo, hay un dato curioso que nos desconcierta a muchos: el corazón puede seguir latiendo incluso cuando está fuera del cuerpo. Esta afirmación no es ciencia ficción ni un truco cinematográfico, sino que es una realidad biológica fascinante. Pero ¿cómo es posible que un órgano vital funcione por su cuenta? La explicación tiene que ver con la sorprendente autonomía del corazón y las propiedades únicas del tejido cardíaco.
El corazón, como ya sabemos, es un órgano muscular cuya función principal es bombear sangre a todo el cuerpo. Lo hace contrayéndose de manera rítmica, unas 60 a 100 veces por minuto en condiciones normales. Esta contracción está controlada por impulsos eléctricos que hacen que las células musculares cardíacas se contraigan al unísono. Lo interesante es que, a diferencia de otros músculos del cuerpo, el corazón no necesita instrucciones constantes del cerebro para funcionar.
La clave está en un conjunto especial de células que actúan como un “marcapasos natural”, el nódulo sinoauricular o nódulo SA, que se encuentra ubicado en la aurícula derecha del corazón. Este nódulo genera impulsos eléctricos automáticamente, lo que significa que el corazón tiene su propio sistema interno de conducción eléctrica, totalmente autónomo.
Autonomía eléctrica
El tejido cardíaco tiene una propiedad conocida como automatismo, es decir, puede generar impulsos eléctricos de manera espontánea, sin necesidad de señales externas. Esta capacidad reside en las células marcapasos, que se despolarizan de forma rítmica y automática.
Cuando el corazón está dentro del cuerpo, estos impulsos se propagan a través de una red especializada de fibras, como el nódulo auriculoventricular y el Haz de His, que coordinan las contracciones entre las aurículas y los ventrículos. Sin embargo, si se extrae el corazón del cuerpo y se le suministra oxígeno y nutrientes adecuados, estas células pueden seguir generando impulsos por un tiempo. Por eso, un corazón fuera del cuerpo puede continuar latiendo durante varios minutos, o incluso más tiempo si se mantiene en condiciones óptimas.
El hecho de que el corazón lata fuera del cuerpo no solo es un dato curioso, revela mucho sobre la inteligencia biológica que existe dentro de nuestros órganos. Nos enseña que no todo depende del cerebro y que el cuerpo humano está diseñado con mecanismos de respaldo que aseguran la supervivencia, al menos durante un tiempo.
Experimentos y trasplantes
Este fenómeno no es solo una curiosidad médica. En los procedimientos de trasplante de corazón, el órgano se extrae del donante y se conserva mediante soluciones especiales frías que reducen su metabolismo. Una vez implantado en el receptor y reestablecido el flujo sanguíneo, el corazón suele comenzar a latir por sí mismo, gracias a ese sistema eléctrico interno que nunca deja de funcionar del todo.
En laboratorios de investigación también se han observado corazones de animales que continúan latiendo fuera del cuerpo cuando se les proporciona oxígeno mediante soluciones o máquinas de perfusión. En algunos casos, incluso se logra mantener el latido durante horas, lo que permite estudiar enfermedades cardiovasculares o probar nuevos medicamentos sin necesidad de intervención en seres vivos.
¿Qué necesita un corazón para seguir latiendo?
Aunque el corazón puede latir fuera del cuerpo, no lo hace indefinidamente. Para que siga funcionando, necesita ciertas condiciones mínimas:
- Oxígeno. Como cualquier tejido del cuerpo, el corazón necesita oxígeno para producir energía.
- Nutrientes. La glucosa y otros compuestos permiten a las células musculares mantener su actividad.
- Temperatura controlada. A temperaturas más bajas (como en soluciones refrigeradas), el metabolismo del corazón disminuye, lo que ayuda a conservarlo durante más tiempo.
- Estimulación eléctrica. Si el marcapasos natural no funciona correctamente, se puede aplicar una pequeña corriente externa para iniciar el latido, pero solo en algunos casos.