Reconocer los síntomas del cáncer de ovario, clave para facilitar el diagnóstico precoz y el tratamiento
El cáncer de ovario suele pasar inadvertido en sus etapas iniciales por su sintomatología muy leve o inexistente
Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Ovario que se celebra este miércoles, 8 de mayo, desde la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) se hace un llamamiento al conjunto de la sociedad para saber reconocer aquellos síntomas que pueden ser indicativos de este tipo de tumor, que afecta cada vez a más mujeres y del que se estima que en 2024 se diagnosticarán unos 3.700 nuevos casos en toda España –según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica–. Globalmente representa aproximadamente el 3% de los tumores en la mujer y es la sexta causa de muerte por cáncer en la población femenina en España tras el cáncer de mama, pulmón, colon y páncreas, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.
En etapas iniciales, el cáncer de ovario suele cursar sin síntomas o con síntomas muy leves que pasan desapercibidos y se confunden con procesos benignos. Es por ello por lo que este tumor es tan difícil de diagnosticar precozmente. De hecho, la mayoría de las pacientes (70-80%) se diagnostican en una etapa avanzada de la enfermedad, de forma más habitual en mujeres postmenopáusicas, con la máxima incidencia entre los 50 y 75 años. Además de la edad, entre otros factores de riesgo se encuentran los antecedentes familiares de cáncer de mama, ovario, colon o endometrio; antecedentes personales de cáncer de mama, mutación en los genes BRCA1 o BRCA2, o ausencia de embarazos, además de los factores de riesgo a nivel general del cáncer, como el consumo de alcohol y tabaco, o los vinculados a un estilo de vida poco saludable (obesidad, sedentarismo).
Grandes avances en la detección y el tratamiento del cáncer de ovario
Ante esta realidad, desde la SEGO se recomienda acudir cuanto antes al ginecólogo si se presentan estos síntomas, especialmente de forma persistente: distensión abdominal progresiva; dolor o molestias pélvicas y/o abdominales que persisten y no tienen una explicación lógica; sensación repetida de plenitud con la comida, incluso con pequeñas cantidades de alimento; pérdida de peso o dificultad para comer; molestias al orinar y/o hacer deposición que persisten y no se explican por otras causas; y sangrado vaginal inapropiado.
En general, se suele acumular líquido en el abdomen causando lo que se denomina ascitis, provocando distensión de la cavidad abdominal. También se puede acumular líquido en la pleura en torno a los pulmones y producir dificultad para respirar o sensación de falta de aire. Por otra parte, el crecimiento de una masa ovárica en la pelvis puede afectar a las estructuras vecinas, principalmente la vejiga y el recto causando síntomas como diuresis frecuentes, diarrea o estreñimiento, y dolor abdominal o pélvico.
Pese a la dificultad de contar actualmente con una técnica para la detección precoz del cáncer de ovario y su identificación en estadios iniciales -de ahí que se insista a aquellas mujeres que presenten la sintomatología descrita que acudan a su ginecólogo cuando aprecien algún posible síntoma- es relevante el hecho de que sí se han producido avances en el tratamiento de este tumor, tanto en el uso de nuevas técnicas de cirugía menos invasivas, como en la identificación y aplicación de nuevas dianas terapéuticas y terapias personalizadas para las pacientes. Así, la tasa de supervivencia neta en este tipo de tumores ha ido creciendo en los últimos años, y ya se sitúa en el 41%, siendo mayor en las mujeres menores de 74 años, según los datos de la Red Española de Registros del Cáncer (REDECAN).