Síndrome de Cotard
Cuando la mente niega la existencia del cuerpo: un viaje por uno de los trastornos mentales más desconcertantes de la psiquiatría
El neurólogo francés Jules Cotard, quien describió el trastorno en 1880, dio nombre al síndrome de Cotard, un tipo de psicosis caracterizado por una creencia delirante de negación. En su forma más extrema, el paciente cree que está muerto, no tiene órganos, no necesita comer o beber, o que alguien ha arrebatado su alma.
Se trata de un trastorno severo que desafía la lógica básica de la existencia física y emocional. Las personas que lo padecen no fingen ni están alucinando simplemente: están atrapadas en una convicción profunda y arraigada que distorsiona completamente su experiencia del mundo.
¿A quiénes afecta?
Aunque es extremadamente raro, el síndrome de Cotard suele manifestarse en personas que presentan trastornos psiquiátricos preexistentes, tales como la depresión mayor con características psicóticas, la esquizofrenia, el trastorno bipolar o diversos trastornos neurológicos, entre ellos lesiones cerebrales, demencia o esclerosis múltiple.
La edad media de aparición del síndrome varía considerablemente, ya que se ha documentado en adolescentes, adultos y personas mayores. Algunos estudios sugieren una mayor prevalencia en mujeres; sin embargo, debido a lo escaso de los casos registrados, resulta difícil establecer patrones definitivos.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas pueden variar en intensidad y forma, pero entre los más comunes se encuentran:
- Negación de la existencia propia: Creer que uno está muerto o que ha dejado de existir.
- Delirios somáticos: Afirmaciones de que órganos internos han desaparecido o se han podrido.
- Negación del entorno: Algunos pacientes creen que el mundo a su alrededor no es real o creen que se ha destruido.
- Depresión profunda: Tristeza intensa, anhedonia (incapacidad de sentir placer) y desesperanza.
- Aislamiento social: Evitación de contacto humano, descuido del cuerpo, rechazo a comer o a tomar medicación.
En algunos casos, los pacientes pueden llegar a pedir ser enterrados, porque están convencidos de que ya están muertos.
¿Cómo se puede tratar?
A pesar de lo extremo que puede resultar el síndrome de Cotard, existen tratamientos efectivos, especialmente cuando se identifica y aborda de manera temprana. Entre las principales estrategias terapéuticas se encuentra la terapia farmacológica, que incluye el uso de antidepresivos, antipsicóticos y, en algunos casos, estabilizadores del ánimo, dependiendo del cuadro clínico del paciente.
Otra opción destacada es la terapia electroconvulsiva (TEC), considerada una de las formas más efectivas de tratamiento en casos severos, particularmente cuando el paciente presenta una depresión psicótica grave. Si bien la psicoterapia puede no ser eficaz por sí sola durante las fases agudas del síndrome, resulta útil a largo plazo para abordar el trastorno subyacente y facilitar la recuperación.
Además, es fundamental brindar una atención médica integral. Esto incluye el monitoreo del estado nutricional, la hidratación y el soporte vital, ya que muchos pacientes se niegan a comer o beber al creer que no lo necesitan, lo cual puede poner en riesgo su vida si no se interviene adecuadamente.
Una mirada compasiva
El síndrome de Cotard, aunque fascinante desde una perspectiva clínica, es profundamente angustiante para quienes lo padecen. A menudo, las personas observan a los pacientes con asombro o como rarezas médicas, pero detrás del delirio, ellos sufren intensamente. Los médicos, familiares y cuidadores pueden devolver a estas personas a una realidad que, aunque difícil, aún puede ser vivida con dignidad y esperanza, si reconocen los síntomas, actúan con empatía y buscan ayuda médica especializada

