Síndrome de Púrpura de Schönlein-Henoch (PSH)
Una mirada cercana a esta enfermedad autoinmune
El síndrome de púrpura de Schönlein-Henoch (PSH), también conocido como vasculitis por IgA es una forma de vasculitis mediada por el sistema inmunológico, específicamente por la inmunoglobulina A (IgA), un tipo de anticuerpo. Cuando hay un estímulo, a menudo una infección respiratoria previa (aunque también puede ser causada por medicamentos, alimentos o incluso vacunas) el sistema inmunitario responde de forma anormal. En lugar de proteger al organismo, los anticuerpos se depositan en las paredes de los vasos sanguíneos, provocando inflamación y daño.
La púrpura de Schönlein-Henoch no es contagiosa, pero sí puede ser recurrente, es decir, algunas personas pueden tener más de un episodio a lo largo del tiempo, especialmente durante los primeros meses tras el diagnóstico.
¿A quién afecta?
Como se mencionó anteriormente, la PSH se presenta principalmente en la infancia (entre los 3 y los 15 años), pero también puede desarrollarse en adultos, donde tiende a ser más grave. Afecta tanto a niños como adultos de cualquier origen étnico, aunque en la mayoría de los casos los pacientes se recuperan por completo sin complicaciones graves.
En los adultos, la afectación renal suele ser más preocupante y puede requerir un seguimiento médico prolongado. En cambio, en los niños, la mayoría de los casos son autolimitados y resuelven sin necesidad de tratamientos agresivos.
Síntomas comunes
La púrpura de Schönlein-Henoch suele presentar cuatro manifestaciones principales:
- Erupción purpúrica (petequias o equimosis): Son manchas rojizas o violáceas en la piel, que no desaparecen al presionar, generalmente localizadas en las piernas, glúteos o brazos.
- Dolor e inflamación articular: Las rodillas y los tobillos suelen ser los más afectados. Aunque el dolor puede ser intenso, no suele dejar secuelas permanentes.
- Síntomas gastrointestinales: Dolor abdominal, náuseas, vómitos o incluso sangrado digestivo.
- Afectación renal: Puede ir desde la presencia de sangre en la orina (hematuria) hasta casos más complejos como el síndrome nefrótico o insuficiencia renal. Esta manifestación puede aparecer semanas después de los primeros síntomas.
¿Cómo podemos ayudar a quienes padecen PSH?
Apoyar a una persona con PSH implica tanto cuidados médicos como apoyo emocional:
- Educación y comprensión: Informar a familiares y docentes sobre la enfermedad ayuda a crear un entorno comprensivo y adaptado a las necesidades del paciente.
- Seguimiento médico regular: Acompañar al paciente a sus controles médicos es clave para detectar posibles complicaciones a tiempo.
- Atención a los síntomas: Prestar atención a cambios en la orina, la piel o el comportamiento del paciente, especialmente si es un niño, puede ayudar a actuar con rapidez.
- Apoyo emocional: La incertidumbre de una enfermedad rara puede generar ansiedad tanto en los pacientes como en sus familias. Escuchar, acompañar y brindar contención emocional es tan importante como el tratamiento médico.
La vida con PSH
La púrpura de Schönlein-Henoch es una enfermedad poco frecuente, pero con buen pronóstico en la mayoría de los casos, especialmente en niños. Con una atención médica adecuada y un entorno de apoyo, quienes la padecen pueden llevar una vida normal y saludable. La clave está en la vigilancia de los síntomas, el cuidado integral del paciente y la sensibilización de la comunidad para lograr una detección temprana y una respuesta empática ante la enfermedad.

