Todo sobre los análisis de sangre
Descubrimos cómo se realizan, para qué sirven y qué pueden decir sobre el bienestar y el estado de salud
Los análisis de sangre son una de las herramientas en medicina más comunes y útiles para evaluar el estado general de salud de una persona. Mediante una simple extracción de sangre, los sanitarios pueden obtener una gran cantidad de información sobre el funcionamiento del cuerpo, detectar enfermedades, monitorear tratamientos y también, pueden prevenir posibles complicaciones antes de que se manifiesten síntomas evidentes.
Una analítica de sangre es una prueba de laboratorio que conlleva la recolección de una pequeña muestra de sangre, normalmente extraída de una vena del brazo con una aguja. Esta muestra se lleva a laboratorio para analizar diferentes componentes y sustancias presentes en la sangre: células, proteínas, hormonas, químicos y otros indicadores de salud.
Existen diferentes tipos de analíticas, y el médico solicita uno u otro según lo que necesite investigar. Algunas pruebas son rutinarias, mientras que otras son más específicas y se enfocan en detectar o controlar enfermedades particulares.
¿Qué se mide en un análisis de sangre?
Un análisis de sangre puede medir una amplia variedad de parámetros. Los más comunes son:
1. Hemograma completo
Este es uno de los análisis más frecuentes y evalúa los principales componentes celulares de la sangre:
- Glóbulos rojos (eritrocitos): transportan oxígeno por el cuerpo.
- Glóbulos blancos (leucocitos): forman parte del sistema inmunológico.
- Plaquetas: participan en la coagulación de la sangre.
- Hemoglobina: proteína que lleva el oxígeno dentro de los glóbulos rojos.
- Hematocrito: proporción del volumen de sangre compuesta por glóbulos rojos.
Esta analítica ayuda a detectar condiciones como anemia, infecciones o trastornos hematológicos como la leucemia.
2. Perfil lipídico
Evalúa los niveles de grasas en la sangre:
- Colesterol total
- Lipoproteínas de alta densidad (HDL o «colesterol bueno»)
- Lipoproteínas de baja densidad (LDL o «colesterol malo»)
- Triglicéridos
Estos datos son fundamentales para evaluar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
3. Glucosa en sangre
Mide el nivel de azúcar en la sangre. Es clave para diagnosticar y monitorear la diabetes o estados prediabéticos.
4. Pruebas de función hepática
Estas pruebas miden enzimas y proteínas producidas por el hígado, como:
- ALT y AST (enzimas hepáticas)
- Bilirrubina
- Albúmina
Las alteraciones en estos valores pueden indicar hepatitis, daño hepático o consumo excesivo de alcohol, entre otros problemas.
5. Pruebas de función renal
Miden sustancias como la creatinina y la urea o BUN (nitrógeno ureico en sangre).
Estas pruebas evalúan cómo están funcionando los riñones para filtrar desechos del cuerpo.
6. Electrolitos y minerales
Incluye niveles de sodio, potasio, calcio, magnesio y otros minerales esenciales. Son importantes para funciones básicas del cuerpo como la contracción muscular, el ritmo cardíaco y el equilibrio de líquidos.
7. Pruebas hormonales
Pueden medir hormonas como la tiroides (TSH, T3, T4), cortisol, insulina, estrógeno, testosterona, entre muchas otras. Son útiles para detectar trastornos endocrinos o desequilibrios hormonales.
8. Marcadores tumorales
Aunque no se utilizan como única herramienta diagnóstica, algunos análisis miden sustancias que podrían estar elevadas en ciertos tipos de cáncer.
La importancia de realizarse análisis de sangre
Los análisis de sangre permiten detectar problemas de salud antes de que se presenten síntomas evidentes. Por ejemplo, una persona puede tener niveles elevados de glucosa o colesterol sin sentirse mal, pero con el tiempo estos desequilibrios pueden derivar en enfermedades graves como diabetes tipo 2 o ataques cardíacos.
Asimismo son esenciales para:
- Monitorear tratamientos médicos
- Evaluar la eficacia de medicamentos
- Detectar infecciones
- Controlar enfermedades crónicas
- Evaluar el estado nutricional
La frecuencia con la que se debe realizar una analítica depende de la edad, antecedentes personales, estilo de vida y factores de riesgo. Como regla general, los adultos sanos deberían hacerse un análisis de sangre de rutina al menos una vez al año durante su revisión médica. Sin embargo, personas con enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o enfermedades cardiovasculares pueden necesitar controles más frecuentes.
Algunas pruebas requieren que el paciente esté en ayunas, sin comer ni beber nada, excepto agua, durante 8 a 12 horas. Además, es importante seguir las indicaciones del médico o laboratorio para asegurar resultados precisos.
Gracias a esta prueba sencilla, es posible detectar enfermedades en etapas tempranas, controlar condiciones existentes y tomar decisiones informadas sobre el bienestar personal. Acudir a revisiones regulares y seguir las recomendaciones médicas puede marcar una gran diferencia en la prevención y el tratamiento de enfermedades.