La Enfermería en el abordaje del dolor ayuda a mejorar el autocuidado, reducir la carga asistencial y las visitas hospitalarias
El dolor influye en el descanso, el trabajo, las relaciones sociales, lo que puede derivar en un malestar emocional, como se evidencia en las cifras de depresión y ansiedad en los pacientes con dolor crónico
El Manual ‘Actualización en el Abordaje del dolor desde Enfermería’, publicado con la colaboración de Grünenthal Pharma, pone en valor, en el marco del Día Internacional de las Enfermeras que se celebra el próximo 12 de mayo, la importancia del profesional de Enfermería en el manejo del paciente con dolor crónico, ya que garantiza su cuidado durante todo el proceso, desde la prevención hasta el momento en el que el dolor ya está presente. Por ello, el documento recoge una serie de actividades docentes esenciales para los profesionales de enfermería como herramientas prácticas, conocimientos actualizados y estrategias efectivas para abordar el dolor de manera integral y mejorar la calidad de vida de las personas.
Los profesionales señalan que las personas con dolor crónico tienen una serie de necesidades específicas, por lo que “es fundamental que, desde las instituciones, se garantice el acceso a los servicios de atención sanitaria mediante protocolos efectivos y seguros basados en la evidencia científica, así como el apoyo a la investigación a través de nuevas terapias, medicamentos y enfoques no farmacológicos”, sostiene José María Blanco, enfermero y director docente del Manual. Asimismo, es vital trabajar en la prevención del dolor mediante la implementación de programas de promoción de la salud (ejercicio físico, hábitos de vida saludables, descanso, etc.) y servicios de apoyo psicológico para ayudar a los pacientes ante el gran impacto que el dolor tiene en su calidad de vida.
En esta línea, Manuela Monleón, enfermera familiar y comunitaria, Doctora en Cuidados de la Salud y autora también del Manual, asegura que el dolor crónico afecta también al entorno social de la persona. Los pacientes requieren, en ocasiones, un apoyo ante la pérdida de función (soporte en la higiene diaria, por ejemplo) o simplemente acompañamiento cuando el dolor es más insoportable, “lo que exige al entorno un conocimiento en cuidados que la enfermera puede proporcionar”. Además, el dolor que se prolonga en el tiempo puede derivar en un malestar emocional, como se evidencia en las cifras de depresión y ansiedad que presentan las personas con dolor crónico.
Las prácticas de autocuidado ‘reducen la carga del sistema de salud’
Es necesario también que los pacientes reciban orientación sobre cómo incorporar prácticas de autocuidado en su vida diaria para mejorar su bienestar físico, emocional y social. En este sentido, Blanco hace hincapié en que las personas con dolor deben conocer técnicas para cuidar de sí mismas, lo que les ayuda a ser autónomas y participar activamente en su tratamiento y recuperación. “El autocuidado puede reducir las visitas hospitalarias y la dependencia a los medicamentos, lo que alivia la carga del Sistema Nacional de Salud (SNS) y permite que los recursos se destinen a casos más críticos”, afirma el enfermero.
Además, los profesionales deben recibir una formación continuada para ofrecer una atención de calidad. En concreto, en el campo del dolor, es necesario innovar con nuevas herramientas que contribuyan a potenciar la investigación en los cuidados que prevengan el dolor y mejoren la analgesia. “A través de la educación para la salud y un acompañamiento profesional, como si de un ‘entrenador personal’ se tratase, se consigue el objetivo de autocuidado que ayuda a la persona con dolor a vivir mejor”, señala Monleón.
La persona con dolor necesita sentirse comprendida
Concienciar a la sociedad sobre la importancia del dolor crónico para comprender la magnitud de este problema y buscar soluciones efectivas es esencial. En palabras del director docente, hay muchas personas que no entienden la naturaleza del dolor crónico, por lo que sensibilizar a la población sobre esta patología fomenta la empatía hacia quienes lo sufren y reduce el estigma.
Asimismo, una sociedad informada puede “presionar” para mejorar el acceso a la atención y los servicios de terapias no farmacológicas y apoyo emocional, entre otros. “Un mayor conocimiento por parte de la población y los profesionales redunda en la prevención y el diagnóstico temprano de la enfermedad”, puntualiza.
La necesidad de un abordaje multidisciplinar
El Manual incide en la importancia de un abordaje multidisciplinar en el manejo del dolor, ya que la atención integral a los pacientes se proporciona a través de equipos conformados por médicos, enfermeras, fisioterapeutas, farmacéuticos y psicólogos, entre otros. “Un individuo no solo presenta necesidades en la esfera física: ‘me tomo la pastilla y el dolor desaparece’. Ante el dolor crónico, el cuidado integral es obligatorio”, destaca Monleón.
En relación a los aspectos más importantes sobre las funciones de la enfermería que se reflejan en la publicación, cabe destacar la actualización en el conocimiento del dolor y la fisiopatología, y las estrategias de su manejo, lo que favorece que tengan a su alcance las últimas evidencias y enfoques terapéuticos. Además, la publicación recoge competencias específicas como habilidades de comunicación, evaluación del dolor, manejo farmacológico y no farmacológico, atención al dolor en pediatría y cuidados paliativos.