El CGE defiende una Atención Primaria liderada por enfermeras especialistas y apoyo tecnológico
Exige a los políticos que dejen de utilizar a los profesionales en sus luchas partidistas y que escuchen las reivindicaciones de las enfermeras especialistas
En el clima preelectoral en el que está instalado nuestro país, la tendencia a emplear la Sanidad y la falta de profesionales como arma contra el rival político enturbia las relaciones entre los sanitarios y confunde a la sociedad. “Desde el CGE pedimos debates serios sobre los cambios y reformas del sistema sanitario. Un sistema que requiere un replanteamiento de roles y enfoques sin olvidar que, independientemente de que falten médicos en algunas especialidades, está constatada una carencia de cerca de 100.000 enfermeras solo para igualarnos con la media europea. La indiferencia de los gobernantes ante discriminaciones flagrantes, como el acceso al grupo A de la administración pública sin subgrupos; la falta de desarrollo de las especialidades, o el ignorar la necesidad de desarrollar las competencias de las enfermeras de acuerdo a su amplia formación, es continuo. Ya es hora de que se gesten acuerdos para avanzar en estas líneas en beneficio de toda la ciudadanía. Los debates estériles, maniqueos y estereotipados en torno a la Sanidad no contribuyen a resolver ningún problema y la enfermería española pide un replanteamiento serio del sistema, empezando por la AP, la más cercana”, destaca Florentino Pérez Raya, presidente del CGE.
Otros modelos europeos
Estos días se hace referencia al modelo británico, con determinados centros sanitarios atendidos exclusivamente por enfermeras y con la prescripción de medicamentos también consolidada y que lleva muchos años funcionando con éxito. Una revisión de estudios desde los años 80, publicada en el BMJ, refleja que los resultados de la atención ambulatoria liderada por enfermeras en Reino Unido son equivalentes o mejores en algunos aspectos, además de un potencial ahorro para el sistema. Según refleja un reciente informe del Royal College of Nursing de Reino Unido, la satisfacción de los pacientes y los indicadores de seguridad y eficacia, por ejemplo, en menos derivaciones al hospital y mortalidad general.
Otro estudio neerlandés publicado en la “Cochrane Library”, ha evaluado 18 estudios aleatorios sobre el impacto de las enfermeras como sustitutas de los médicos en distintos ámbitos de la atención sanitaria y llega a la conclusión de que, o bien existe una ligera mejora o puede considerarse equivalente la satisfacción y efectividad, en indicadores como las muertes, control de la presión arterial o satisfacción general del paciente.
Alemania, por ejemplo, estudia nuevos modelos de enfermeras de práctica avanzada en zonas rurales sin médicos de familia ni especialistas y su potencial beneficio en la atención a las personas que sufren alguna forma de demencia.
Por otra parte, algunas investigaciones, esta vez sobre nuestro propio sistema sanitario, como la publicada por médicos y enfermeras catalanas en “Journal of Advanced Nursing” en 2013, compararon la eficacia de enfermeras frente a médicos en la resolución de enfermedades agudas de baja complejidad en AP. Los datos demuestran que las enfermeras resolvieron el 86,3 por ciento de los problemas de salud y que no se observaron diferencias en el grado de satisfacción de las personas atendidas.
El CGE denuncia que los políticos hacen un uso electoralista y demagógico de la situación de las 330.000 enfermeras españolas y del sistema sanitario
“Hay que tener en cuenta que las enfermeras no queremos hacer de médicos, nos ceñimos a nuestras competencias, pero es posible resolver muchos problemas de salud y, en el caso de requerirse, se deriva al especialista correspondiente. Cuando hablamos de AP, no debemos olvidar que España cuenta con una fuerza de 40.000 enfermeras en este ámbito, de las que casi 15.000 son enfermeras especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria, cruciales en el nivel primario de atención, cuentan con una formación de 2 años como especialistas además de los 4 años de grado, y sin embargo muchas de ellas no se contratan en AP y son contratadas en hospitales, por lo que es urgente un cambio en este modelo”, explica el presidente del CGE.
Por otra parte, “lo que no es viable es perpetuar un sistema sanitario férreo e inamovible justo cuando la pandemia ha hecho evidentes sus carencias. Debemos recurrir a avances en el campo de la telesalud y replantear la política de recursos humanos y la organización. Todo ello no implica, ni mucho menos, que los profesionales no constituyan la base y la esencia del sistema. Lo que tenemos seguro es una carencia de enfermeras que nos pone al nivel de países como Chipre, Letonia o Grecia y así es imposible proporcionar a la sociedad los cuidados que requiere. Pero lo que no pueden hacer los políticos es fomentar los enfrentamientos entre profesiones que trabajan juntas de forma colaborativa, ni ensalzar ni denigrar los modelos sanitarios basados en roles de enfermería avanzados. Deben estudiarlos y adoptar aquellos procedimientos y modelos de gestión basados en la evidencia, que funcionen y se puedan adaptar a nuestro sistema sanitario. Basta ya de usar la Sanidad para ganar votos, piensen en los ciudadanos y en los profesionales sanitarios”, concluye Pérez Raya.