Medicina

La terapia ocupacional, qué es y para qué sirve

La terapia ocupacional es una profesión socio-sanitaria cuyo objetivo es dotar a una persona, con alguna limitación en la participación dentro de su entorno, de una mayor autonomía y calidad de vida. Para ello se emplea la ocupación como medio de rehabilitación, partiendo de una valoración y la implementación de un tratamiento pautado para cada persona.

El/la terapeuta ocupacional utiliza la actividad de forma terapéutica para la prevención de la discapacidad o la enfermedad, mantener la salud y la rehabilitación de la funcionalidad perdida en áreas de autocuidado como la higiene o la alimentación, en el ámbito laboral, educativo y de ocio. En resumen, los terapeutas ocupacionales tratan de facilitar que cada persona haga y elija las actividades que le interesan, independientemente de sus condiciones físicas o psíquicas.

Origen de la terapia ocupacional

Existen registros que indican que la ocupación como terapia se empleaba en la antigua China en el año 2600 a.C. Y posteriormente, los egipcios, los griegos y los romanos la utilizaron pero con otro sentido. Esta técnica desaparece por un tiempo en la Edad Media, hasta que llega el Renacimiento y vuelve a resurgir con la creación del primer hospital psiquiátrico de Europa en 1409, en la ciudad de Valencia.

En los siglos XVIII y XIX se empieza a utilizar la terapia ocupacional como herramienta para el tratamiento de personas con enfermedades mentales. Con esto, se observó que la ocupación organizaba la vida de estos pacientes, creando rutinas y reduciendo las conductas desadaptadas.

Tras la I Guerra Mundial, los países se dieron cuenta de que muchos de los heridos tenían dificultades a la hora de volver a su vida anterior debido a las lesiones y secuelas físicas. No fue hasta el fin de la II Guerra Mundial cuando se reconoció la terapia ocupacional como una profesión.

Personas con las que trabaja un terapeuta ocupacional

Un terapeuta ocupacional trabaja con cualquier persona que tenga una restricción o limitación de participación en su entorno o que viva en situación de dependencia, independientemente de la edad de la persona, ya sea desde la infancia hasta la tercera edad.

Normalmente, los terapeutas ocupacionales trabajan con niños debido a que estos no han alcanzado el desarrollo que se espera para su edad. Por ejemplo, a lo mejor estos niños no son capaces de realizar las tareas que se les piden en el centro escolar, no se relacionan con otros niños, o no son capaces de jugar con sus propios juguetes. Así, los profesionales tratan de estimular la adquisición de esas habilidades con el niño de manera directa, y además, ayudan a la familia a que se sienta segura aportando los cuidados necesarios para el niño.

Los profesionales de la terapia ocupacional también trabajan con personas adultas, esto suele ser porque existe la presencia de alguna patología que restringe la autonomía de la persona. Por ejemplo, personas con patologías neurodegenerativas (Alzheimer, Parkinson, ELA), patologías psiquiátricas, patologías neurológicas (ictus, traumatismo craneoencefálico), lesiones traumatológicas o reumáticas y discapacidades congénitas (Síndrome de Down, parálisis cerebral, afectación de audición o visión).

Con respecto a la tercera edad, este es un colectivo en el que el terapeuta ocupacional juega un papel fundamental. Estas personas van perdiendo facultades físicas, cognitivas y sensoriales, viendo reducidas sus capacidades.

Otro ámbito en el que juega la terapia ocupacional y que es menos común es un centro de tratamiento de adicciones (drogas y alcohol), una cárcel, o en centros de ortopedia, con el fin de asesorar a personas que necesitan productos de apoyo.

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