5 factores para conocer tu riesgo cardiovascular
El riesgo cardiovascular es la probabilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular, y este está asociado a diferentes factores tanto biológicos como de estilo de vida. Los factores biológicos se refieren a la edad, el sexo o los antecedentes familiares, por lo tanto, estos no se pueden modificar. Sin embargo, los riesgos sobre los hábitos o el estilo de vida si que se pueden cambiar, y así tener una menor probabilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular.
Conocer estos factores puede ser importante para controlarlos y así, prevenir hasta el 80% de las muertes prematuras por enfermedades cardiovasculares.
Cinco causas que hablan del riesgo de padecer dolencias cardiovasculares
Peso. Estar por encima del peso que nos corresponde ayuda a la aparición de otros factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes o los niveles elevados de colesterol. Es clave combatir la obesidad y mantenernos en un peso recomendado o adecuado a nuestro cuerpo. La obesidad siempre se ha definido mediante el Índice de Masa Corporal (IMC), pero hay expertos que recomiendan utilizar la medida de Índice Cintura/Cadera (ICC). Es recomendable seguir una alimentación saludable que se base en la dieta mediterránea y practicar ejercicio de manera frecuente.
Colesterol. Tener unos niveles elevados de colesterol hacen que las células sean incapaces de absorber todo el colesterol que hay en la sangre, por lo tanto, lo que no absorben, se deposita en la pared de la arteria y ayuda a su progresivo estrechamiento. Es importante vigilar los niveles de colesterol e intentar reducirlos si superan las cifras que se recomiendan. Una alimentación equilibrada con poco contenido en grasas saturadas y practicar ejercicio regular es fundamental para controlar estos niveles.
Presión arterial. El rango ideal para mantener la presión arterial en buenas condiciones es igual o inferior a 120/80 mmHg. Así, se evita el riesgo cardiovascular. La hipertensión puede tener consecuencias importantes en el organismo, ya que las arterias se endurecen para poder soportar la presión arterial alta. Esto, a su vez, puede dificultar el paso de la sangre y derivar en graves complicaciones como infarto de miocardio, trombosis cerebral o hemorragias. Para controlarla, se recomienda el consumo de alcohol y evitar el tabaco, reducir el consumo de sal y como en las anteriores, practicar ejercicio y tener una alimentación saludable.
Glucosa en sangre. La diabetes es un factor muy importante a la hora de padecer riesgo cardiovascular. Esta provoca una serie de alteraciones que afectan a órganos y a la circulación. Hay que prevenirla combatiendo la obesidad, el sobrepeso y el sedentarismo.
Salud emocional. Y por último, y no menos importante, cuidar la salud emocional es fundamental para mantener una buena salud en general. Según expertos, tener una actitud positiva reduce el riesgo de sufrir un infarto. El optimismo puede influir en la promoción de hábitos de vida saludables como practicar ejercicio físico, dormir bien, alimentarse bien y no fumar. También facilita el desarrollo o mantenimiento de factores sociales como el apoyo social y familiar, y además, influye en procesos biológicos como el funcionamiento del sistema inmune.