Hospital Cantoblanco
En el Monte de Valdelatas se encuentra el Hospital Cantoblanco. Dicho centro emerge como un símbolo de transformación sanitaria y resiliencia histórica. Fundado hace más de un siglo como sanatorio antituberculoso, hoy forma parte del Hospital Universitario La Paz y atiende a pacientes con patologías médicas y respiratorias complejas, combinando tradición, modernidad y un profundo compromiso con la salud pública.
Un origen real y humanitario
“El hospital abrió sus puertas en 1917 con el nombre de Real Sanatorio Popular Antituberculoso Victoria Eugenia, fruto del impulso del Real Patronato Central de Dispensarios e Instituciones Antituberculosas, y los Reyes Victoria Eugenia y Alfonso XIII presidieron su inauguración. Ubicado en Cantoblanco, nació con el objetivo de atender de manera digna a las personas más vulnerables afectadas por tuberculosis. En 1922 se inauguró un segundo pabellón dedicado a mujeres gestantes, y en los años posteriores, en plena posguerra, surgieron nuevos pabellones rápidos, bautizados con nombres como San Francisco, San Luis o San José, y construidos para hacer frente al fuerte impacto social de la enfermedad.
Con la llegada de tratamientos eficaces en los años cincuenta, el perfil del centro evolucionó, ampliando su atención a enfermedades del tórax, y adoptando el nombre de Sanatorio Nacional Antituberculoso y de Enfermedades del Tórax de Valdelatas. La Comunidad de Madrid asumió su gestión en 1986, consolidando así su vinculación institucional pública, y en 1992 se fusionó con el Hospital Psiquiátrico Alonso Vega para formar un complejo asistencial integrado. En 1999 quedó adscrito a la gestión del Hospital Gregorio Marañón y, desde 2005, forma parte del complejo Hospital Universitario La Paz, reforzando su papel dentro de la red sanitaria madrileña.
Infraestructura al servicio del cuidado
El Hospital Cantoblanco cuenta con 132 camas repartidas en cuatro pabellones: San José, San Francisco, San Luis y uno quirúrgico. Además, dispone de camas específicas para recuperación postquirúrgica y estudios del sueño durante la noche. La atención ambulatoria se ofrece en consultas externas de varias especialidades médicas, así como en las áreas de radiodiagnóstico y extracción para análisis clínicos.
Cuenta también con unidades destacadas como la de Trastornos Respiratorios del Sueño, Endoscopias Digestivas, Rehabilitación Cardíaca y una unidad de Aislamiento Respiratorio que funciona como referencia regional. La unidad de aislamiento se creó a raíz de un brote de micobacterias multirresistentes en 1997 y cuenta con habitaciones con presión negativa, preparadas para atender infecciones de alta peligrosidad.
El hospital dispone de un hospital de día geriátrico, con gimnasio y terapia ocupacional, y se complementa con quirófanos centrados en intervenciones traumatológicas, ortopédicas y procedimientos ambulatorios en dermatología o cirugía plástica reparadora.
Un hospital en constante evolución
El Hospital Cantoblanco ha sido capaz de adaptarse a un siglo de cambios clínicos, sociales y sanitarios, evolucionando desde un sanatorio antituberculoso hasta convertirse en un centro de media estancia y apoyo clínico especializado dentro del sistema público madrileño. Actualmente, se concibe como un centro de referencia para la atención respiratoria compleja y se integra de forma estratégica con el Hospital La Paz, reforzando la continuidad de cuidados.
En 2023, el hospital fue pionero en acoger la prueba de un nuevo sistema de transporte sanitario mediante dron, una iniciativa que demostró el potencial de mejorar la logística en zonas naturales, optimizar tiempos y reducir emisiones de carbono. Este proyecto ilustró su capacidad para innovar, incluso en entornos más tradicionales.
Humanidad, presente y futuro
A lo largo de sus más de cien años de historia, el Hospital Cantoblanco fue mucho más que un centro de salud; ha sido un refugio, un espacio de esperanza y un testigo de la evolución sanitaria en Madrid. Su ubicación privilegiada entre el cerro y el campus universitario le otorga una dimensión simbólica, es decir, la de unir luz y conocimiento con servicio y sanación.
Hoy, con instalaciones robustas, vocación docente, voluntad de modernización y un fuerte compromiso público, se proyecta hacia el futuro como un centro que puede seguir ampliando su rango de intervención desde asistencia respiratoria hasta rehabilitación especializada y apoyo a programas médicos integrales.
En definitiva, el Hospital Cantoblanco es una historia en marcha, un legado clásico que avanza hacia la innovación, sin olvidar jamás sus raíces humanas.

