LEO Pharma, más de un siglo innovando en dermatología
La historia de LEO Pharma es la de una empresa que comenzó como una pequeña iniciativa farmacéutica en Copenhague y terminó convirtiéndose en un referente mundial en tratamientos dermatológicos
Con más de cien años de trayectoria, el camino de Leo Pharma ha estado marcado por la innovación, la independencia y una misión clara: mejorar la calidad de vida de millones de personas que conviven con enfermedades de la piel.
De una farmacia local a un proyecto con visión internacional
Los orígenes de LEO Pharma se remontan a 1908, cuando los farmacéuticos August Kongsted y Anton Antons adquirieron la histórica farmacia Løveapotek, cuya licencia real se remontaba al siglo XVII. Aquella adquisición dio lugar a la creación de “Københavns Løveapoteks kemiske Fabrik”, más tarde rebautizada como LEO Pharma. El nombre y el logo de la compañía, inspirados en un león representado en un relieve asirio, comenzaron a consolidar la identidad de la empresa en sus primeros años de vida.
En el sótano de aquella farmacia, los fundadores iniciaron la producción de medicamentos estandarizados que, en poco tiempo, pasaron a ser distribuidos no solo en Dinamarca, sino también en otros países. Apenas un año después de su fundación, en 1909, registraron la marca LEO, y en 1910 lanzaron Paraghurt®, su primer producto oficial. Poco después llegaría Albyl®, un analgésico que se convirtió en uno de los más populares en el mercado danés y que acompañó a generaciones de pacientes durante décadas.
El espíritu internacional también se manifestó pronto, ya que en 1914 LEO Pharma inauguró su primera filial en Suecia y en 1917 logró exportar Digisolvin LEO®, el primer medicamento danés que cruzó las fronteras. Estos hitos consolidaron la visión de una compañía que ya entonces aspiraba a impactar más allá de su país de origen.
Innovación en tiempos de incertidumbre
El crecimiento de la empresa durante la primera mitad del siglo XX estuvo vinculado a su capacidad para innovar en terrenos poco explorados. En los años treinta, LEO Pharma comenzó a trabajar con hormonas y biotecnología, a partir de la extracción de sustancias de origen humano, una línea que abriría camino a futuros desarrollos. Tras la muerte de Kongsted en 1939, su yerno Knud Abildgaard asumió la dirección en un contexto mundial complejo.
Durante la Segunda Guerra Mundial, LEO Pharma demostró su capacidad de adaptación y valentía. En 1945 se convirtió en la primera compañía fuera de Estados Unidos y Reino Unido en producir penicilina. Esta producción, en muchos casos clandestina, fue fundamental para abastecer a la resistencia danesa y cubrir necesidades médicas en tiempos de escasez. Fue un logro técnico y humano que marcó un antes y un después en la historia de la compañía.
Consolidación y expansión
Tras la guerra, la empresa contaba con más de 200 empleados y un catálogo de más de 200 medicamentos. En la década de 1950, trasladó sus operaciones a Ballerup, en las afueras de Copenhague, donde todavía se encuentra su sede central. Esa etapa se caracterizó por la expansión internacional y la diversificación de su catálogo de productos.
En 1984, Knud Abildgaard sentó las bases de una transformación decisiva con la creación de la Fundación LEO. Esta entidad tenía como propósito garantizar la independencia de la compañía y preservar su legado a largo plazo. Dos años más tarde, al fallecer Abildgaard, la Fundación pasó a ser la propietaria exclusiva de la empresa, asegurando así que sus beneficios se reinvirtieran en investigación, innovación y desarrollo, en lugar de depender de accionistas privados.
Dermatología como núcleo estratégico
Si bien LEO Pharma había trabajado históricamente en diferentes áreas terapéuticas, fue en la década de 1990 cuando se consolidó su enfoque estratégico en dermatología. En 1991 lanzó Daivonex®, un tratamiento innovador contra la psoriasis basado en calcipotriol, que revolucionó el abordaje de esta enfermedad crónica. Años más tarde, en 2001, introdujo Daivobet®, una combinación de calcipotriol y betametasona, que reforzó aún más su prestigio en este campo.
El éxito de estos productos posicionó a LEO Pharma como un referente en dermatología médica y le permitió construir una sólida reputación científica, avalada por premios internacionales y la confianza de la comunidad médica.
Rumbo al siglo XXI con alianzas estratégicas
El centenario de la compañía, celebrado en 2008, llegó en un momento de fuerte presencia internacional, con filiales en más de 100 países y un creciente número de pacientes beneficiándose de sus tratamientos. A partir de 2009, LEO Pharma adoptó la estrategia Going for Gold – step by step, cuyo objetivo era reforzar la independencia de la compañía y expandir su presencia global a través de la innovación y un crecimiento sostenido.
Una de las operaciones más relevantes de la última década fue la adquisición en 2018 de la división de dermatología con receta de Bayer. Esta integración permitió a la compañía ampliar su cartera de productos en áreas como el acné, la rosácea y las infecciones fúngicas, duplicando además su alcance en varios mercados estratégicos. En paralelo, en 2020, LEO Pharma reestructuró su catálogo vendiendo algunos medicamentos no esenciales a la alemana Cheplapharm, en línea con su estrategia de concentrarse exclusivamente en la dermatología y en su área histórica de trombosis.
La internacionalización continuó en 2022 con una alianza con DKSH para distribuir soluciones dermatológicas y de trombosis en diversos países de Asia, fortaleciendo así su presencia en una región clave para el futuro del sector farmacéutico.
Un modelo único: ciencia y compromiso social
Hoy en día, LEO Pharma atiende a millones de pacientes en todo el mundo con tratamientos para patologías como psoriasis, dermatitis atópica, acné y otras enfermedades cutáneas. Cada año invierte cerca del 13% de sus ingresos en investigación y desarrollo, con un foco especial en soluciones innovadoras para áreas de la dermatología que aún están insuficientemente atendidas.
La Fundación LEO, propietaria de la compañía, constituye una de las mayores fundaciones empresariales de Dinamarca. A lo largo de los años, ha financiado proyectos de investigación independientes en ciencias de la piel, combinando el papel de accionista con una fuerte vocación filantrópica. Este modelo singular de gobernanza asegura que los beneficios generados se reinviertan en la ciencia, el bienestar de los pacientes y la sostenibilidad a largo plazo de la compañía.
Mirando hacia el futuro
Con más de un siglo de experiencia y un legado que combina resiliencia, innovación y responsabilidad social, LEO Pharma sigue marcando el camino en dermatología médica. Su visión de futuro se centra en ofrecer soluciones transformadoras para pacientes en todo el mundo, mientras mantiene la independencia y el espíritu pionero que han definido su historia desde sus orígenes en una farmacia de Copenhague.
De un sótano danés a los principales mercados internacionales, la trayectoria de LEO Pharma demuestra que la combinación de ciencia, compromiso humano e independencia empresarial puede convertirse en un motor duradero de innovación en salud. Y lo que comenzó en 1908 como un proyecto local, hoy se ha transformado en una compañía global que sigue escribiendo capítulos decisivos en la historia de la dermatología.