Los pediatras de Atención Primaria alertan de la banalización del vapeo entre los niños, niñas y adolescentes
Más de la mitad de los jóvenes de 14 a 18 años reconoce haber probado cigarrillos electrónicos, pero la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria avisa de que desde edades más tempranas se encuentran “vapeadores en las mochilas”
“No solamente hay vapeadores con forma de personajes conocidos de cómic o de dibujos animados, es que algunos están hechos de tal manera que se confunden con material escolar. Tienen forma de subrayadores, sacapuntas… no hace falta ser muy perspicaz para pensar que esto está hecho para atraer a los menores, desde edades tempranas, y también para que se camuflen a la vista de los educadores”. La Dra. Carmen Fidalgo, secretaria de la Junta Directiva de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), advierte así de las dimensiones que ha tomado el fenómeno del vapeo entre los adolescentes y también entre niños más jóvenes. En la actualidad, cuenta, se están dando charlas de enfermería escolar y pediatría en colegios con niños a partir de los ocho y nueve años porque “se pueden encontrar vapeadores en las mochilas” desde estas edades.
En el marco el Día Mundial sin Tabaco, que se celebra este 31 de mayo, AEPap hace un llamamiento para aumentar la percepción de riesgo de esta forma de consumo de tabaco tanto de los niños y niñas como de sus familias. Asimismo, reclama más control de las autoridades sanitarias para evitar productos dirigidos especialmente a menores de edad.
De acuerdo con la última Encuesta ESTUDES de 2023, elaborada por el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad y presentada hace unos meses, más de la mitad de los escolares de 14 a 18 años -el 54,6%- ha consumido alguna vez cigarrillos electrónicos. La cifra se ha incrementado más de 10 puntos porcentuales desde 2021 y es la mayor registrada en la serie histórica. Al mismo tiempo, la encuesta subraya que “el riesgo percibido” del uso esporádico de cigarrillos electrónicos es el más bajo de todas las sustancias analizadas (alcohol, cannabis, cocaína, etc.), con un 38,8% de encuestados que señalan que es peligroso.
Los pediatras de Atención Primaria confirman el problema de esa baja percepción del riesgo. La Dra. Fidalgo explica que, en las charlas en colegios, algunos alumnos manifiestan que “su padre, su madre o algún familiar se ha desenganchado del tabaco por el uso de vapeadores, y piensan que son inocuos y no perjudiciales para la salud”. Frente a esta percepción, los pediatras explican sus compuestos tóxicos y las enfermedades con las que se puede relacionar, como cáncer, afecciones cardiovasculares, irritación de las vías respiratorias “y una enfermedad que ya está descrita como la enfermedad del vapeo y se llama EVALI”, detalla la Dra. Fidalgo.
Tal y como se expone en Familia y Salud, el portal de divulgación de AEPap, esta enfermedad se describió en 2019 en EE UU, cuando se observó un elevado número de ingresos de jóvenes con lesiones pulmonares asociadas a casos de vapeo (2.807 personas ingresadas con 68 fallecimientos). Los investigadores consideraron que se trataba de sustancias como el acetato de vitamina E, y existen dudas de que pudieran influir los atomizadores o calefactores.
Además de esta enfermedad y de las mencionadas, Familia y Salud alerta de que el vapeo puede provocar adicción a la nicotina, efectos en el desarrollo de los circuitos cerebrales que controlan la atención y el aprendizaje en la adolescencia y también riesgos secundarios por exposición pasiva, entre otros efectos.
Jugar la carta del medio ambiente
Pese a la evidencia científica sobre las consecuencias nocivas para la salud, los pediatras, enfermeros, educadores y familias se encuentran con obstáculos, como la “venta incontrolada, no sólo en grandes superficies o perfumerías, sino a través de internet”, señala la Dra. Fidalgo. Y, sobre todo, denuncian “que haya influencers que recomienden en redes sociales este tipo de dispositivos”.
“Estamos viendo que el vapeo es ahora una puerta de entrada. Población que quizá no se había planteado fumar ve esto como una especie de juego y, como lo hace mucha gente a su alrededor e incluso lo publicita algún influencer, no perciben el riesgo. Esto se une a que el tabaco puede dejar un sabor desagradable en la boca, pero vapear a veces puede dejar un sabor a menta o a frambuesa”, denuncia la secretaria de AEPap.
Ante esta situación, para hacer frente a la generalización de este hábito, los profesionales sanitarios que informan sobre sus riesgos en las escuelas proponen hacer hincapié no sólo en los perjuicios para la salud, sino en sus efectos en el medio ambiente. “Hay una parte de nuestra sociedad, sobre todo los jóvenes, que están muy preocupados por el medio ambiente. Quizá no les preocupa tanto su propia salud, pero sí la sostenibilidad ambiental, y es una manera de llegar a ellos”, indica la Dra. Fidalgo. En este sentido, destaca que estos dispositivos generan residuos de alto impacto ecológico, como el plástico y las baterías.