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Vapear, ¿la alternativa sana a fumar?

El uso de los cigarrillos electrónicos no es tan saludable como creemos

Vapear vs. fumar

En los últimos tiempos, los fumadores que han querido dejarlo han optado por numerosos métodos para revocar su adicción. El uso de chicles o de parches de nicotina son solo algunos ejemplos. Sin embargo, uno de los más instaurados es el vapeo. Quizá por su funcionamiento que emula la acción de fumar es que ha conseguido ser un sustitutivo que relaja al usuario y que aparentemente no entraña ningún riesgo para su salud. No obstante, no es una actividad tan sana como parece, tal y como indica la Asociación Española contra el Cáncer. A continuación enumeramos algunos de sus efectos negativos:

No asegura dejar de fumar

Uno de los fundamentos que justifican el uso de los vapers es que puede ser una ayuda para dejar de fumar. La realidad es que no está demostrado que esto sea así. Al ser tan similar a como funciona el tabaco convencional jamás se elimina la adicción psicológica al hecho de fumar en sí. De hecho, muchos de los usuarios de los cigarros electrónicos jamás cesan de utilizarlo.

Contienen nicotina

La motivación principal para empezar a vapear es, supuestamente, combatir la adicción a la nicotina del tabaco. Sin embargo, el líquido que se utiliza en estos aparatos puede contener igualmente esta sustancia adictiva. La nicotina, a su vez, produce problemas a nivel cardiovascular y respiratorio.

Presentan otras sustancias

Además de la nicotina, se han detectado en los cigarros electrónicos otras sustancias perjudiciales para la salud. Estos químicos, como el propilenglicol o los agentes saborizantes, son tóxicos y pueden causar el cáncer así como otras enfermedades que obstruyen las vías respiratorias.

Tienen consecuencias al estado físico inmediato

La inflamación e irritación de vías respiratorias y pulmones son solo una parte del malestar físico que puede causar el uso prolongado de cigarrillos electrónicos. Otras consecuencias incluyen irritación y picor en la garganta y en los ojos, tos, sensación de mareo y, en algunos casos, ataques de asma.

Consecuencias medioambientales

Aunque el vapor generado por los cigarros electrónicos sea menos contaminante que el humo que produce el tabaco, la realidad es que todo el proceso que implica vapear tiene un impacto medioambiental bastante grande. Causan el aumento de desechos plásticos, así como también el de las baterías de litio que estos usan. También el uso de productos químicos en forma líquida facilita su transmisión directa al medio ambiente.

En conclusión, vapear puede ser una alternativa viable para aquellos que quieren dejar el tabaco. Sin embargo, se debe ser consciente de que no es un sustituto definitivo y de los peligros que esta actividad entraña para la salud. Debe concebirse como una transición para dejar de fumar, solo así podrán obtenerse los beneficios reales que pretenden conseguirse a largo plazo.

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