Medicina

El 16,5% de las personas que viven con VIH sufren soledad y el 12,3% aislamiento social

La personas con ansiedad y estigma presentan una mayor predisposición a la soledad, en tanto que las personas con depresión lo son al aislamiento social

El XIV Congreso GeSIDA, que se celebra en la Coruña entre el 26 y el 29 de noviembre, ha acogido los resultados de la primera gran investigación multicéntrica que se realiza en España sobre el impacto de la soledad y el aislamiento social en las personas que viven con VIH. Unos resultados que muestran que existe una prevalencia “relativamente elevada” de soledad y aislamiento social en esta población. En concreto, la prevalencia de soledad fue del 16,5%, en tanto que la de aislamiento social se situó en el 12,3%. Asimismo, el 29,1% y el 21% refirió síntomas de ansiedad y depresión significativos (HADS) respectivamente, el 24,3% problemas de movilidad y el 40,8% de dolor.

El estudio, en el que participan 22 centros, muestra además una fuerte asociación entre la soledad y el aislamiento social y vincula ambos a otros factores. Así, los resultados de la investigación sugieren que “vivir solo sin desearlo o estar soltero se asocian con un mayor riesgo de soledad y de aislamiento social”. Así mismo, las personas que presentan ansiedad, sienten estigma, presentan una mayor limitación para la movilidad tienen una mayor predisposición a la soledad, en tanto que las que presentan depresión tienen una mayor predisposición al aislamiento social.

Los autores destacan, como conclusión, la necesidad de combatir esta elevada prevalencia con estrategias de prevención y abordaje de la soledad y el aislamiento en estas personas.

XIV Congreso Nacional de GeSIDA

A lo largo de cuatro jornadas, los expertos reunidos por GeSIDA, de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), están analizando los datos epidemiológicos sobre VIH y las estrategias que nos pueden hacer avanzar en el complimiento de los objetivos de ONUSIDA en nuestro país, entre ellas facilitar el acceso a las pruebas de diagnóstico, la flexibilización del seguimiento terapéutico, la ampliación de criterios para la PreP (profilaxis preexposición) y el manejo de las coinfecciones. Y como tema transversal a todos ellos, el abordaje del estigma, que no solo tiene consecuencias sobre la integración social, salud mental y calidad de vida de las personas que vive con el virus, sino que es también una barrera para el abordaje del VIH, impactando negativamente sobre todos y cada uno de los pasos de la continuidad asistencial, así como de las hepatitis virales y las ITS.

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