Mejorar el abordaje de la salud mental infanto-juvenil
En el marco del encuentro se recogen iniciativas pioneras como el Programa de Enlace en Salud Mental para centros escolares de la Comunidad de Madrid diseñado por la Fundación Alicia Koplowitz
La salud mental infanto-juvenil es un tema crítico y complejo, al que cada vez se está prestando más atención desde diferentes focos. En la última década la incidencia de trastornos mentales ha aumentado y, a partir de la pandemia del COVID-19, este incremento de casos de niños y adolescentes que requieren atención sanitaria por un problema de salud mental ha sido exponencial. Con el objetivo de profundizar y debatir sobre los actuales retos que tiene la salud mental infanto-juvenil en nuestro país, de la mano de expertos nacionales e internacionales en esta área, se ha celebrado el ‘Encuentro sobre salud mental y adolescencia’, organizado por la Fundación Alicia Koplowitz en el marco de los cursos de verano que la Universidad Complutense de Madrid (UCM) organiza en San Lorenzo de El Escorial.
“En este sentido, el uso excesivo de las pantallas supone uno de los principales retos actuales puesto que está generando problemas mentales y de salud física, visuales, auditivos y de sedentarismo, al tiempo que influye a la hora de establecer redes sociales adecuadas para los niños y adolescentes”, según ha asegurado la Dra. Mara Parellada, jefa de Sección de Trastornos del Neurodesarrollo, responsable de los Programas de Autismo del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y codirectora del encuentro.
El encuentro lo inauguró por D. José Carlos Fernández Borreguero, Viceconsejero de Política y Organización Educativa de la Comunidad de Madrid, el Profesor Ubaldo Cuesta, Vicerrector de Comunicación de la UCM y Dª Alicia Koplowitz, Presidenta de la Fundación que lleva su nombre. La clausura corrió a cargo de Fátima Matute Teresa, Consejera de Sanidad, el Vicerrector de Comunicación y la Presidenta de la Fundación Alicia Koplowitz. Durante el encuentro se han expuesto diversos programas pioneros en el abordaje de la salud mental en niños y adolescentes como, por ejemplo, el Programa de Enlace Clínico en Salud Mental para centros escolares de la Comunidad de Madrid, diseñado y cofinanciado por la Fundación Alicia Koplowitz.
Esta iniciativa pionera “acerca la atención de la salud mental al entorno natural de los niños y adolescentes, a los colegios e institutos, donde pasan una gran parte del tiempo”, asegura Ángela Ulloa, psicóloga sanitaria y psicoterapeuta infanto-juvenil, directora de Programas de la Fundación Alicia Koplowitz y codirectora del curso, quien ha explicado que se ha implementado y está desarrollándose, como programa piloto, en el marco de un convenio firmado entre la Consejería de Sanidad, la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades de la Comunidad de Madrid y la Fundación Alicia Koplowitz. Dicho programa, se desarrolla en colaboración con el Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (IPS Marañón) y el Hospital Universitario del Sureste.
“El objetivo de este programa de enlace es mejorar la prevención y la atención de la salud mental de niños y adolescentes, trabajando en su propio entorno escolar, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre la importancia de hacer intervenciones ecológicas”, añade la experta.
“Se trata, por tanto, de un enfoque integral de la atención en salud mental infanto-juvenil, trabajando de forma comunitaria, con los alumnos, junto a las familias, docentes y orientadores, con la intención de que los equipos de enlace (cada uno de ellos compuesto por un psiquiatra, un psicólogo clínico y un enfermero especializado en salud mental) se integren en la comunidad educativa, como agentes activos de cambio.”
A través del trabajo cotidiano de los profesionales clínicos en los colegios e institutos, el programa brinda a los niños, adolescentes, familias y profesionales de la educación distintos tipos de asistencia:
- Asesoramiento a docentes y orientadores, para promover tanto la detección temprana de problemas o trastornos, como la integración de alumnos que ya tienen un trastorno mental diagnosticado.
- Evaluación clínica en los propios centros escolares, facilitando también la canalización de citas en otros servicios de salud mental públicos que pudieran ser necesarios.
- Coordinación de las intervenciones con los centros de salud mental, los centros escolares y las familias, para aquellos alumnos que siguen un tratamiento en servicio de salud mental, a fin de facilitar su recuperación y su integración en el entorno escolar.
Este programa se complementa con el de Formación en Salud Mental Infanto-Juvenil para centros escolares, también diseñado por la Directora de Programas de la Fundación Alicia Koplowitz, “que ofrece a los docentes, orientadores y al resto de la comunidad educativa, a través de una plataforma online, conocimientos y herramientas que faciliten la identificación de signos de alarma de alteraciones o trastornos mentales, permitan un mejor manejo de situaciones concretas relacionadas con estos problemas (dificultades emocionales, comportamentales o relacionales) y promuevan la integración de los alumnos que los padecen”, ha detallado la experta.
Precisamente durante el encuentro celebrado en San Lorenzo de El Escorial los expertos participantes han puesto el foco en la importancia de la prevención, tanto a nivel general, al hablar de la planificación e implementación de nuevos programas para mejorar la salud mental en la adolescencia, como a nivel más específico, al abordar aspectos como la prevención de la violencia sexual, las autolesiones y el trauma.
En este foro se ha profundizado en la necesidad de planificar y desarrollar acciones, a través de la colaboración interinstitucional y multidisciplinar, para mejorar la salud mental en la adolescencia, desde el ámbito sanitario y educativo, y afrontar los grandes retos que supone el desarrollo de la identidad en adolescentes y jóvenes del siglo XXI.
“Tenemos una serie de retos sociales que tienen que ver con las corrientes que apuntan a un reconocimiento de la diversidad. Algo que es absolutamente razonable y adecuado, y que debe ser así a todos los niveles, pero que tiene unos riesgos asociados. Por ejemplo, cuando se habla de una neurodivergencia en lugar de un diagnóstico del trastorno autista en casos graves, con discapacidad o sin lenguaje estamos a veces invisibilizando las necesidades de apoyo de estas personas”, ha recalcado la doctora Parellada.