William Harvey y el descubrimiento de la circulación de la sangre
A lo largo de la historia, la comprensión del cuerpo humano ha avanzado a través de momentos clave que marcaron rupturas con paradigmas antiguos
Sin duda, uno de esos momentos decisivos ocurrió en el siglo XVII, cuando el médico inglés William Harvey transformó radicalmente la fisiología al descubrir el verdadero mecanismo de la circulación sanguínea. Su contribución no solo desafió creencias médicas de más de mil años, sino que abrió la puerta al enfoque experimental en la medicina, estableciendo las bases de la fisiología cardiovascular moderna.
Desde el siglo II d.C., las ideas del conocido médico romano Galeno de Pérgamo dominaron la medicina occidental. Este sostenía que la sangre se producía continuamente en el hígado a partir de los alimentos, y que posteriormente se desplazaba por el cuerpo para consumirse en los tejidos. Según esta visión, existían de manera conjunta dos tipos de sangre: una venosa que circulaba desde el hígado hacia el resto del cuerpo, y otra arterial, que se generaba en el corazón y transportaba el “neuma” del aire inspirado.
Además, Galeno afirmaba que la sangre pasaba del ventrículo derecho al izquierdo del corazón a través de poros invisibles en el tabique interventricular. Estas ideas, aunque carecían de fundamento empírico, permanecieron incuestionadas durante muchos siglos.
El método experimental de Harvey
William Harvey nació en 1578 en Folkestone (Inglaterra). Estudió Medicina en Cambridge y luego en la Universidad de Padua, una de las instituciones más avanzadas de anatomía y pensamiento científico de Europa. Allí, se influenció de personajes como Fabricio de Acquapendente, quien ya había descrito válvulas en las venas, aunque sin comprender del todo su función.
Asimismo, Harvey combinó la disección anatómica con la observación sistemática y la cuantificación. En 1628 publicó la que fue su obra cumbre: «Exercitatio Anatomica de Motu Cordis et Sanguinis in Animalibus». Esta obra daba una descripción clara y audaz sobre la sangre, y es que esta circula por todo el cuerpo en un circuito cerrado, impulsada por el corazón.
Entre los argumentos de Harvey se destacan los siguientes:
- Dirección del flujo. Cuando examinó las válvulas en las venas, Harvey demostró que estas impedían el flujo retrógrado de la sangre, lo que sugería un sistema unidireccional.
- Experimentos con ligaduras. El médico utilizó torniquetes y observó cómo la sangre se acumulaba en ciertas zonas dependiendo de la presión aplicada, mostrando así que las venas llevan la sangre de regreso al corazón.
- Volumen. Harvey estimó que si la sangre fuera producida continuamente como decía Galeno, el hígado debería generar una cantidad descomunal de sangre todos los días, algo fisiológicamente imposible.
Aunque el científico no pudo observar los capilares, su existencia fue deducida con lógica. Años más tarde, Marcello Malpighi los describiría con la ayuda del microscopio, confirmando así la hipótesis de William Harvey.
Resistencia inicial y posterior legado
Al principio, y como era común en este tipo de teorías, Harvey se enfrentó a una gran oposición. Sus colegas médicos lo acusaron de herejía, e incluso algunos se burlaron públicamente de sus propuestas y teorías. La influencia de Galeno era tan fuerte, que muchos médicos de la época no estaban dispuestos a abandonar sus dogmas sin resistencia.
Sin embargo, la evidencia empírica fue demasiado convincente. Con el paso del tiempo, las ideas de Harvey fueron aceptadas y se convirtieron en fundamento para una nueva forma de practicar y enseñar medicina. El médico no solo corrigió un error anatómico, sino que introdujo el razonamiento experimental como herramienta esencial en el estudio del cuerpo humano.
El impacto que tuvo el trabajo de Harvey no se puede calcular. Gracias a su descubrimiento se estableció el modelo circulatorio moderno, base para entender patologías cardiovasculares y la insuficiencia cardiaca entre otras cosas. Además, se desarrollaron intervenciones médicas como las transfusiones, los cateterismos, el bypass coronario y los trasplantes cardiacos.
Por último, se fortaleció el paradigma de la medicina basada en la evidencia, que a día de hoy rige la práctica clínica. Además, Harvey inspiró a generaciones de médicos y científicos a cuestionar la tradición cuando no está respaldada por la observación y el razonamiento.
En una época de avances tecnológicos acelerados, el método de William Harvey sigue estando vigente: observar, medir, razonar y probar. Harvey no solo descubrió la circulación de la sangre, sino que restauró el mapa del cuerpo humano, transformando así la medicina.