¿Cómo se detectan las alergias?
Cuando se trata de diagnosticar una enfermedad alérgica, lo primero y más importante es escuchar la historia del paciente
Es importante conocer sus antecedentes personales y familiares, los síntomas que presenta, cómo y cuándo aparecen, en qué entorno vive o trabaja, sus hábitos, e incluso sus aficiones. Toda esta información es clave para orientar el diagnóstico de las alergias.
Una vez reunidos estos datos, se puede recurrir a las pruebas cutáneas, que ayudan a confirmar si los síntomas están causados por una reacción del sistema inmunológico frente a alguna sustancia externa, conocida como alérgeno. Estas pruebas se hacen con extractos preparados en laboratorio o con sustancias naturales, buscando provocar una pequeña reacción localizada en la piel. Si hay respuesta, se confirma que el sistema inmune está sensibilizado a ese alérgeno.
¿Para qué sirven las pruebas cutáneas y qué se usa en ellas?
Estas pruebas tienen varias funciones. La principal es verificar si una enfermedad, como la rinitis alérgica o la conjuntivitis, está relacionada con una alergia. También permiten identificar con precisión qué está causando la reacción: puede ser polen de olivo, ácaros del polvo, caspa de perro o gato, entre otros. Saber esto es muy útil porque evitar el contacto con el alérgeno es el primer paso del tratamiento.
Además, si se plantea el uso de una vacuna específica contra la alergia, estas pruebas ayudan a definir qué sustancias deben incluirse. También pueden usarse para hacer seguimiento de la evolución de algunas alergias, especialmente en niños que con el tiempo pueden dejar de ser alérgicos a alimentos como la leche o el huevo.
La mayoría de las pruebas se hacen con extractos alergénicos, es decir, preparaciones hechas a partir de sustancias naturales como pólenes, ácaros, hongos o pelos de animales. Estos extractos deben estar bien elaborados y contener suficiente cantidad de las proteínas responsables de las alergias para asegurar resultados fiables.
Tipos de pruebas cutáneas
1. Pruebas de punción (prick test)
Son las más comunes. Se colocan gotitas de diferentes extractos en la parte interna del antebrazo y se hace una pequeña punción superficial con una lanceta. Pasados unos 15 minutos, se observa si se forma una pequeña roncha similar a una picadura de mosquito. Si la roncha mide 3 mm o más, se considera una reacción positiva. Estas pruebas detectan alergias a pólenes, alimentos, medicamentos, picaduras de insectos o sustancias del entorno laboral.
2. Prueba «prick-prick»
Es una variante del prick test, pero en vez de usar un extracto, se pincha directamente un alimento natural (como una fruta) y luego la piel. Se usa cuando los extractos no son fiables, como sucede con algunas frutas y verduras que pierden sus proteínas alergénicas al ser procesadas. Se prueba tanto la pulpa como la piel del alimento, y se observa la reacción tras 15 minutos.
3. Pruebas intradérmicas
Se usan sobre todo para investigar reacciones a medicamentos o a picaduras de abejas y avispas. En este caso, se inyecta una pequeña cantidad del extracto directamente en la dermis (la segunda capa de la piel) con una aguja fina. La lectura puede hacerse a los 15 minutos o más tarde (24-48 horas), según el tipo de reacción que se sospeche.
4. Pruebas del parche (epicutáneas)
Estas se utilizan cuando se sospecha una alergia de tipo retardado, como ocurre con ciertos medicamentos o en casos de dermatitis de contacto (por cosméticos, metales, etc.). En este caso, se colocan parches con diferentes sustancias sobre la espalda o los brazos. Se dejan ahí durante 48 horas y luego se observan las reacciones a las 48 y a las 96 horas.
Antes de hacerse estas pruebas, es importante que el paciente deje de tomar antihistamínicos u otros medicamentos que puedan interferir con los resultados. Durante la prueba también se aplican otros controles: histamina como control positivo (para asegurarse de que la piel reacciona correctamente) y suero fisiológico como control negativo (para comprobar que no hay reacciones por la propia punción o por una piel muy sensible).
¿Qué pasa si una prueba da positiva? ¿Y qué no detectan estas pruebas?
Un resultado positivo solo tiene valor si se acompaña de síntomas reales. Si no hay síntomas, se trata de una sensibilización sin importancia clínica, que no requiere tratamiento.
Es importante saber que las pruebas cutáneas no sirven para diagnosticar intolerancia a la lactosa ni enfermedad celíaca. Estas condiciones requieren estudios distintos.