No soy mi diagnóstico: mi camino con la Hepatitis C
El testimonio de Fernando sobre la Hepatitis C
Me llamo Fernando y tengo Hepatitis C. Durante años no supe que la tenía. Me sentía cansado, me dolía a veces el lado derecho del abdomen y lo achacaba al estrés y a dormir mal. Un análisis rutinario en el trabajo mostró alteradas las transaminasas y mi médica de familia pidió más pruebas. Cuando escuché “Hepatitis C” me quedé en blanco: no entendía bien qué significaba ni cómo me había contagiado.
Los primeros días fueron de miedo y culpa. Empecé a leer y a hablar con el hepatólogo. Me explicó que el virus se transmite por contacto con sangre y que, aunque a veces no da síntomas, puede dañar el hígado con el tiempo. También me habló de los tratamientos actuales, que son pastillas (antivirales de acción directa) durante unas semanas. Empecé el tratamiento hace poco: una pastilla al día, controles periódicos y algunos efectos como cansancio y algo de náuseas, pero manejables.
Más allá de lo físico, lo que más pesa es el estigma. Me dio miedo contarlo en el trabajo y a algunos amigos. Con el tiempo aprendí a hablarlo sin vergüenza: no soy “mi diagnóstico”. Lo compartí con mi familia y me acompañaron a las citas. Eso lo cambió todo.
Hoy estoy centrado en cuidarme: no bebo alcohol, mantengo una dieta sencilla, camino a diario y sigo el tratamiento tal como me indicaron. Ver cómo la carga viral baja en los análisis me da esperanza. Si algo he aprendido es que informarse y pedir ayuda a tiempo marca la diferencia.
Si estás leyendo esto y te acaban de diagnosticar, no estás solo. Habla con profesionales, apóyate en tu gente y no tengas miedo de hacer preguntas. La Hepatitis C se puede tratar y tu vida no se acaba con estas tres palabras.
Fernando H. L.