Moverse en el trabajo es fundamental para no convertirse en una estatua frente al ordenador
En la era del teletrabajo, las reuniones virtuales y las jornadas infinitas frente a una pantalla, moverse en el trabajo se ha convertido en un lujo que pocos se permiten
Los expertos en salud advierten que no moverse en el trabajo puede tener efectos profundos sobre nuestro cuerpo y nuestra mente. No se trata solo de una cuestión de comodidad, sino de salud a largo plazo.
El sedentarismo es una de las principales causas de problemas musculoesqueléticos, dolores de espalda y fatiga crónica entre trabajadores de oficina. Permanecer sentado durante largos periodos ralentiza la circulación, provoca rigidez muscular y puede afectar a la capacidad de concentración. A esto se suman los riesgos metabólicos, aumentan las probabilidades de sufrir sobrepeso, hipertensión o incluso diabetes tipo 2.
Lo preocupante, explican los especialistas, es que hacer deporte fuera del horario laboral no basta para compensar los efectos de estar sentado más de ocho horas diarias. Es decir, ir al gimnasio una hora no contrarresta un día entero de inmovilidad.
El cuerpo humano está diseñado para moverse
Nuestro cuerpo no está hecho para permanecer estático. Cada articulación, músculo y hueso cumple una función relacionada con el movimiento. Cuando nos mantenemos inmóviles durante demasiado tiempo, los músculos se debilitan, la postura se deteriora y la mente se adormece.
Diversos estudios demuestran que introducir breves pausas activas a lo largo del día mejora la concentración, el estado de ánimo y el rendimiento. De hecho, el movimiento actúa como un “reinicio” físico y mental, que ayuda a liberar tensión y a mantener la energía estable durante toda la jornada.
Estrategias para incorporar el movimiento
No es necesario cambiar radicalmente la rutina laboral para cuidar la salud. Basta con incorporar hábitos sencillos y constantes como:
- Levantarse y estirarse cada hora, aunque sea durante uno o dos minutos.
- Aprovechar las llamadas telefónicas para caminar.
- Hacer reuniones de pie o en movimiento.
- Utilizar escaleras en lugar del ascensor.
- Ajustar la altura del monitor y la silla para mejorar la postura.
Incluso el simple hecho de caminar hasta otra sala para hablar con un compañero en lugar de enviar un mensaje puede contribuir a romper el ciclo del sedentarismo.
El papel de las empresas
Cada vez más compañías son conscientes de la importancia de promover la salud postural y el bienestar físico. Algunas implementan pausas activas guiadas, ofrecen mobiliario ergonómico o instalan escritorios ajustables que permiten trabajar de pie.
Fomentar el movimiento no solo previene lesiones y ausencias laborales, sino que también aumenta la productividad y el compromiso. Un empleado que se siente bien física y mentalmente rinde más y mantiene una actitud más positiva frente a los desafíos del día a día.
Moverse no debería ser una excepción, sino una parte natural de la jornada. No se trata de sustituir el ejercicio, sino de integrar el movimiento en la rutina diaria. Pequeñas acciones repetidas a lo largo del día pueden ser más efectivas que una sesión intensa de deporte concentrada en la tarde.
Cuidar la salud en el trabajo pasa por recuperar algo tan esencial como movernos. Nuestro cuerpo lo necesita y nuestra mente lo agradece.

