El videojuego como antídoto emocional en cinco títulos
La interactividad y la toma de decisiones características del medio tienen un impacto emocional particular en los jugadores
Los videojuegos han evolucionado hasta convertirse en una forma poderosa de contar historias a través de experiencias inmersivas que conectan emocionalmente con los jugadores. A diferencia de los medios tradicionales como el cine o la literatura, los videojuegos ponen al jugador en el centro de la historia. Gracias a esto, a su interactividad y a sus tramas profundas, estas obras permiten experimentar de forma más íntima temas como la lucha, la resiliencia y la superación personal.
Estos temas, que normalmente afectan a los personajes del videojuego, los percibimos como propios debido a las múltiples decisiones que nos ofrecen y al compromiso emocional que desarrollamos con la historia. A continuación destacamos algunos títulos emblemáticos que han retratado todas estas problemáticas y que han dejado una huella imborrable.
The Last of Us (2013)
El juego de Naughty Dog (y posteriormente adaptado a serie por HBO) es mucho más que una historia postapocalíptica. En su núcleo, The Last of Us es un relato sobre la pérdida, el trauma y la capacidad de encontrar esperanza en los momentos más oscuros. Joel, un hombre marcado por la muerte de los suyos, y Ellie, una adolescente que carga con la responsabilidad de la salvación de la humanidad, forman un vínculo que los ayuda a superar sus propios demonios personales. Este título ejemplifica el valor de las relaciones paterno-filiales y de la importancia de contar con los demás para hacer frente a nuestros desafíos.
Life is Strange (2015)
En Life is Strange, los jugadores siguen a Max Caulfield, una estudiante de fotografía que descubre su capacidad para volver atrás en el tiempo. Mientras intenta cambiar eventos traumáticos, Max aprende que la vida está llena de decisiones difíciles y consecuencias ineludibles. El juego explora temas como la pérdida de la inocencia, el paso a la adultez, la amistad y el sacrificio, mostrando cómo la resiliencia emocional y la empatía son esenciales para superar los momentos más delicados. No es casual que su protagonista comparta apellido con Holden Caulfield, el personaje principal de El guardián entre el centeno, de J.D. Salinger, una novela que aborda temas similares.
Undertale (2015)
Con su estilo visual retro, su gran sentido del humor, su reparto de coloridos personajes y su enfoque en la elección moral, Undertale narra una historia sobre empatía, arrepentimiento y redención. Tomando como base los juegos de combate por turnos (RPG), los jugadores pueden elegir si resuelven los conflictos mediante el combate o la reconciliación, lo que afecta profundamente el desarrollo de la historia.
Undertale es un juego que explota al máximo la toma de decisiones y que premia el amor por el otro. Por ello, invita a reflexionar sobre cómo nuestras decisiones impactan en los demás y cómo podemos superar la violencia o el odio mediante la comprensión y el perdón.
Hellblade: Senua’s Sacrifice (2017)
Este título combina una narrativa impactante con una representación realista de la salud mental. En Hellblade, los jugadores acompañan a Senua, una guerrera celta que lucha contra sus propios traumas mientras emprende un viaje para salvar el alma de su amado. El juego destaca la lucha interna de su personaje principal, mostrándola tanto en sus momentos de valentía como en sus momentos de vulnerabilidad. Su historia es una metáfora de la batalla contra el estigma que existe hacia los trastornos psicológicos y la aceptación de la propia realidad.
Celeste (2018)
Este precioso juego indie, desarrollado por Maddy Makes Games, es otro brillante ejemplo de cómo los videojuegos pueden abordar la salud mental y la lucha personal. Celeste cuenta la historia de Madeline, una joven que intenta escalar una montaña mientras enfrenta sus propias inseguridades y su ansiedad. En Celeste, cada obstáculo de la montaña simboliza los desafíos internos de su protagonista, y su historia transmite un mensaje claro: superar nuestras luchas personales no significa ser perfecto, sino aprender a convivir con nuestras propias limitaciones.
El poder emocional de la interactividad
Durante mucho tiempo, los desarrolladores de videojuegos han luchado contra el estigma de crear algo considerado como arte de segunda (si acaso era considerado arte, para empezar). Gracias a historias como estas, los videojuegos han demostrado que no sólo entretienen, sino que también ofrecen lecciones valiosas y permiten momentos de introspección. Los jugadores se ven reflejados en los personajes y sus desafíos, encontrando inspiración y consuelo en sus triunfos. Además, títulos como estos permiten a los jugadores tomar decisiones difíciles, fomentando habilidades como la empatía, la resolución de conflictos y la fortaleza emocional.
A medida que la tecnología avanza, los videojuegos continúan expandiendo sus posibilidades. Con experiencias más inmersivas, realidades virtuales y narrativas ramificadas, el potencial que muestran estas historias resulta increíblemente prometedor. Quizá, en el futuro, podamos ver más historias como Celeste o The Last of Us.