Medicina

España registró en 8 años cerca de 15.000 muertes por consumo de alcohol, de las que casi un 60% fueron prematuras

Mueren por consumo de la sustancia 39’4 personas por cada 100.000 habitantes

El consumo de alcohol es una de las primeras causas de morbimortalidad y discapacidad. Es importante conocer las cifras de mortalidad en relación a este para poder adecuar mejor las políticas preventivas, diagnósticos y tratamientos de la enfermedad. En un reciente artículo, publicado en la revista Adicciones, editada por Socidrogalcohol, se estima que en el período entre el año 2010 y 2017 (es decir, de 8 años) se dieron en España unas 14.927 muertes, de las que un 58’6% fueron prematuras (es decir, se produjeron antes de los 75 años). Según el estudio, la tasa de mortalidad atribuible a alcohol estandarizada por edad fue 39,4/ 100.000 habitantes, representando un 3,9% de la mortalidad general. Dos de cada tres muertes fueron en bebedores de alto riesgo. Las causas de mortalidad atribuible a alcohol más frecuentes fueron cáncer (43,8%) y enfermedades digestivas (32,9%).

La principal causa de muerte en relación con el consumo de alcohol es el cáncer, seguido de las enfermedades digestivas, metabólicas, causas externas (accidente, por ejemplo), circulatorias neurológicas/mentales e infecciosas. Esto ocurre en mayor porcentaje en bebedores de alto riesgo, seguidos de exbebedores y bebedores de medio-bajo riesgo. Las muertes relacionadas con el alcohol son 3,5 veces más probables en hombres que en mujeres. El acceso a tratamiento también es mayor entre hombres, lo que no implica que no haya mujeres con problemas de alcohol, solo que estas en muchas ocasiones tardan más en pedir ayuda y acceden más tarde a tratamiento, en muchas ocasiones por el doble estigma social que sufren que ejerce como una barrera de acceso al tratamiento.

Además, según la investigación, la tasa media anual de muerte asociada al consumo de alcohol ha experimentado un descenso del 8% respecto al periodo analizado anteriormente que se corresponde entre 2001 y 2009. Esto, según datos de la OMS también se da en otros países europeos. Según las conclusiones de los autores en el artículo científico puede deberse a mejoras en el tratamiento y también a cuestiones de ámbito económico y social concretos: “Por ejemplo, la cirrosis hepática puede ser causada por alcohol y otros agentes, como el virus de la hepatitis C, por lo que la introducción de tratamientos efectivos frente a este virus a partir de 2014 puede haber contribuido a la disminución de las muertes atribuibles al alcohol (MAA) por enfermedades digestivas. Sin embargo, la mayor parte del descenso de MAA se debe probablemente al descenso del consumo per cápita de alcohol, influido por múltiples factores”.

Conociendo los datos, es evidente que las políticas públicas deben dirigirse a la prevención del consumo de alcohol desde edades tempranas. Desde Socidrogalcohol, y con motivo del Día Sin Alcohol, que se celebra cada 15 de noviembre, recuerdan que hay intervenciones que han demostrado una gran efectividad, además de la necesaria prevención.

Hugo López, vicepresidente de la sociedad científica, explica que alguna de estas medidas tienen que ver con la limitación de la publicidad y patrocinios, con las restricciones del acceso al alcohol, controles del consumo en momentos como la conducción, medidas educativas y persuasivas dirigidas a mujeres embarazadas o menores de edad y una política de precios e impuestos: “La mortalidad relacionada por alcohol afecta a toda la población que bebe, también a los bebedores de bajo-moderado riesgo aunque en menor medida, cualquier consumo de alcohol es un consumo de riesgo, pero aquellas personas que lo hacen de forma más intensa y frecuente, presentan obviamente más posibilidades de fallecer de forma prematura. Entre los bebedores de alto riesgo algunos tienen trastornos psiquiátricos comórbidos como depresión o ansiedad que requieren de tratamiento específico. Mejorar al acceso al tratamiento de estas personas es fundamental para disminuir el riesgo de muerte.”

De lo que no queda la menor duda, según los expertos del citado estudio, es que hay una necesidad de desarrollar estrategias efectivas que tengan como objetivo disminuir el consumo promedio en la población general para poder rebajar también las cifras de consumo de alto riesgo, que es el que mayor mortalidad presenta.

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