Más del 80% de los pacientes adultos con trombocitopenia inmune (PTI) responde a los tratamientos actuales
La Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia y su Grupo de PTI organizan la II Jornada Nacional “Comprendiendo la PTI”, dirigida exclusivamente a pacientes
La trombocitopenia inmune (PTI) es un trastorno hemorrágico que hace que el sistema inmunitario destruya las plaquetas en la sangre e impida su correcta producción en la médula ósea. Por lo tanto, se trata de una enfermedad autoinmune que se caracteriza por un recuento de plaquetas inferior a 100 x 109/ L. Además, el paciente con PTI presenta un funcionamiento deficiente de los linfocitos T y B. Al tener una cifra baja de plaquetas, tienen más riesgo de sangrado y de posibles hemorragias. Estamos ante una patología rara y minoritaria que afecta tanto a niños como a adultos de todas las edades, con una incidencia que va de 2 a 5 personas por cada 100.000 al año, lo que equivaldría en nuestro país a entre 950 y 2.370 nuevos casos.
Debido al fuerte impacto que puede tener esta enfermedad en los estados físico y psicológico de quienes la padecen, la SEHH y su Grupo de PTI (GEPTI) han organizado la II Edición de su Jornada Nacional “Comprendiendo la PTI”, dirigida exclusivamente a pacientes.
“Cuando se tiene PTI, hay diferentes cambios en el estilo de vida que pueden ayudar a afrontar mejor la enfermedad”, señala Blanca Sánchez González, coordinadora de la jornada y hematóloga en el Hospital del Mar/Parc de Salut Mar (Barcelona). Así, por ejemplo, “es importante afrontar la enfermedad con pensamiento positivo, solicitar información sobre la enfermedad y opciones de tratamiento, y realizar actividad física adecuada a la edad y condiciones físicas del paciente”.
“Las alternativas terapéuticas de futuro son muchas”
Los corticoides constituyen la primera opción de tratamiento frente a la PTI, siendo efectivos en el 80% de pacientes adultos (en los niños es una enfermedad totalmente diferente). A partir de aquí, los hematólogos “contamos con gammaglobulinas, agonistas del receptor de la trombopoyetina, fostamatinib, esplenectomía (extirpación del bazo), rituximab, transfusión de plaquetas, inmunosupresores e incluso quimioterapia”, afirma la experta. Además, “hay que individualizar el tratamiento, puesto que no todos los pacientes con PTI lo necesitarán inmediatamente después del diagnóstico de la enfermedad, y hay que tener presente que ningún tratamiento está exento de efectos secundarios”.
En la mayoría de los casos, la causa que desencadena la PTI es desconocida, aunque puede deberse a infecciones, enfermedades autoinmunes, inmunodeficiencias, embarazo, medicamentos, productos de herbolario o vacunaciones. “Ni la alimentación ni los hábitos de vida influyen en la aparición de esta enfermedad”, señala Tomás José González López, presidente del GEPTI y hematólogo en el Hospital Universitario de Burgos. “Tampoco se contagia ni se hereda de otros familiares”.
Según este experto, “los síntomas más significativos de la PTI son los sangrados de encías y de nariz, y las hemorragias intestinales o vaginales”. También son muy comunes los hematomas, las petequias (puntos rojos o violáceos en la piel o en las mucosas, causados por la salida de glóbulos rojos a través de la pared de los vasos sanguíneos) y el cansancio.
El diagnóstico es de exclusión, obteniéndose mediante la eliminación de otras posibles causas de los síntomas de la enfermedad. “El médico recurre a la historia clínica, exploración física, análisis de sangre y frotis sanguíneo (visualización de la sangre en el microscopio)”, afirma el doctor González López. “En ocasiones, se tendrán que utilizar pruebas tales como el estudio medular (aspirado medular)”, concluye.